Capricho o necesidad: el debate tras el primer bebé de Europa gestado en el vientre de dos madres
El uso de una nueva técnica que permite realizar la fecundación in vitro en el útero de la mujer ha disparado la controversia.
3 noviembre, 2023 02:54El caso del primer bebé nacido en Europa gestado por dos madres genera varias preguntas. ¿Cómo pueden dos mujeres distintas gestar un mismo bebé? ¿Qué implicaciones tiene esto? Y, sobre todo, ¿es algo necesario?
En realidad, como dice el dicho, madre solo hay una. Al menos, una de cada tipo. "Una sería la madre genética y otra la madre gestante", explica Luis Rodríguez-Tabernero, presidente de la sección de Esterilidad e Infertilidad de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. "Es una forma de compartir la maternidad que, entre parejas de mujeres, tiene bastante demanda".
Derek nació el pasado 30 de octubre en la maternidad del Hospital Juaneda Miramar, en Mallorca. Sus madres, Azahara y Estefanía, tienen 27 y 30 años, respectivamente.
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La primera es la madre genética: aportó los óvulos que serían fecundados por espermatozoides procedentes de bancos de semen de Sevilla y el País Vasco. La segunda es la madre gestante: llevó el embrión fecundado hasta su desarrollo completo y el nacimiento del bebé.
En una fecundación in vitro convencional, los óvulos extraídos de la madre son fecundados en una incubadora externa. Allí pasarán cinco días, donde se vigilará su desarrollo, y posteriormente se seleccionará cuáles serán implantados en la madre para que crezca en su vientre.
En el caso de Derek, en lugar de ser fecundado en una incubadora externa se utilizó un dispositivo llamado INVOcell, una mini-incubadora que se reintrodujo en la donante de los óvulos. Transcurridos los cinco días, se extrajo, se seleccionaron los embriones viables y se implantaron en la madre gestante.
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"El dispositivo fue desarrollado hace unos años, se presentó en un congreso de la sociedad americana [de ginecología]", recuerda Rodríguez-Tabernero. "Estaba pensado para aquellos países con menor desarrollo económico, donde podían no tener incubadores".
La técnica es menos costosa que un incubador convencional "y las mujeres tienen la sensación de que los embriones están con ellas desde el minuto cero". Sin embargo, "las condiciones de incubación no son tan buenas como las que podemos conseguir en muchos de los incubadores que tenemos en los centros de fecundación in vitro".
Al ser externos, tienen la ventaja de que se puede seguir el desarrollo de los embriones paso a paso. En el caso de INVOcell, los óvulos son fecundados en una 'caja negra' de la que no se puede controlar nada hasta que se extrae a los cinco días. Por eso solo se recomienda a mujeres jóvenes en las que un embarazo tiene buen pronóstico.
Método ROPA
"Si tenemos mujeres de mal pronóstico, edad avanzada, que tenemos que asociar a otras técnicas como el diagnóstico preimplantacional, tenemos que realizar un ICSI o inyección espermática... No sería el dispositivo ideal".
Para el ginecólogo no hay mucha diferencia con las técnicas que se utilizan hoy en día. Se trata de lo que se conoce como método ROPA, en que dos mujeres comparten la maternidad, una como proveedora de los óvulos y otra como gestante. La única particularidad es que ese periodo de cinco días para la fecundación del óvulo y el desarrollo del blastocisto (cuando ese óvulo ya presenta una estructura celular compleja) se produce en el interior de la madre donante.
La técnica no está financiada en España y Rodríguez-Tabernero duda de que pudiera estarlo existiendo la fecundación in vitro convencional. "Si puedes hacerlo con mejores resultados, no tiene demasiado sentido utilizar estos dispositivos para que una mujer lo incube durante cinco días. De hecho, en muchos centros ni siquiera hacen el método ROPA".
La idea de dos madres —presuntamente— gestantes no supone, en principio, ningún problema ético para Abel Novoa, coordinador del grupo de bioética de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria.
"Lo habitual es que el proceso se haga en una sola mujer. Que geste el embrión otra es un matiz que da más complejidad, pero no parece, a primera vista, que haya mucho problema", apunta a EL ESPAÑOL.
Novoa explica que la fecundación in vitro sí tiene ciertos problemas éticos. Por ejemplo, desechar embriones fecundados: solo se implantan unos dos o tres en el útero de la madre. El resto, o la pareja quiere congelarlos para un futuro o se deshacen de ellos.
"Para muchas personas con convicciones religiosas les parece una técnica donde un ser humano en potencia se instrumentaliza y se utiliza como un medio. A otras personas les puede parecer éticamente resbaladizo desechar óvulos por un criterio técnico".
Otra cuestión es la donación de óvulos, que "tienen que ser altruistas, no se paga por los óvulos pero sí se compensa a la mujer y España es de los países europeos que más paga: muchas jóvenes reconocen que lo hacen por dinero".
A Novoa esto le parece, con sus matices y sus zonas grises, una instrumentalización de la mujer. "Estamos ante una situación que va a generar problemas éticos en el futuro", a medida que la tecnología vaya permitiendo más opciones.
El ejemplo paradigmático para él es el trasplante de útero. En mayo nació el primer bebé de una mujer trasplantada de útero en España, lo que generó mucha controversia. El órgano era de su hermana, que se lo donó para que ella pudiera tener hijos.
Sin embargo, la relación entre los beneficios y los riesgos es para este médico claramente negativa. Primero, porque no hay un riesgo vital para la mujer que recibe el útero; segundo, porque las tres partes implicadas (la donante, la receptora y el posible feto) tienen muchos riesgos de salud. "Hay unos 100 trasplantes realizados y ni la mitad de los fetos han llegado a nacer. Los que lo hacen, han sido sometidos a un alto riesgo de prematuridad y además el uso de inmunosupresores —esenciales para que el cuerpo de la mujer receptora no rechace el órgano— conlleva más riesgos".
"No todo lo que es técnicamente posible es éticamente aceptable", afirma Novoa. "De hecho, la medicina tiene diversas moratorias para diversas tecnologías, como la modificación genética, y hay otras que tampoco se están desarrollando porque no son éticamente aceptables". El caso de dos (supuestas) madres gestantes implica, desde este punto de vista, poco debate.