Son los respiraderos de las entrañas de la Tierra. Grandes montañas que expulsan, a través de sus cimas horadadas, magma, gases, roca fundida y masa incandescente. Su llegada a la superficie conforma un espectáculo natural irresistible. Una exhibición del gran poder que bulle en lo más profundo, bajo nuestros pies. Parajes increíbles, colores y formaciones extrañas, naturaleza aparentemente árida pero con mucha vida alrededor. Volcanes emblemáticos como los de Hawái, Nueva Zelanda o España; activos o no, pero siempre enigmáticos y sobrecogedores.
Kilauea, Hawái
La isla Grande de Hawái es la tierra del Kilauea, uno de los volcanes activos más grandes del planeta. Llegar hasta él, en barca, augura un impactante espectáculo en el que el océano borbotea lava al rojo vivo y eleva al cielo nubes de vapor blanco. Los nativos de la isla consideran al Kilauea el hogar de la diosa del Fuego, Pelé. Un interesante museo relata la historia de este magnífico símbolo de la cultura hawaiana.
El Kilauea forma parte del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái, declarado Patrimonio de la Humanidad por al UNESCO. La mayoría de los volcanes del Parque se encuentran inactivos, salvo los inmensos Kilauea y Mauna Loa, cuya última erupción de produjo en la década de los 80. En el Centro de Visitantes se muestran vídeos e imágenes que explican las curiosidades y la riqueza natural de este rincón de Hawái.
Se ofrecen excursiones para visitar los cráteres de los volcanes desde dentro o las inmensas columnas de vapor del enorme cráter del Halemaumau. Resulta espectacular contemplar impresionantes conductos que se llenan de lava y la vierten al mar.
Atravesar una de esas cuevas de lava es posible en la Cueva Nahuku, con más de 500 años de antigüedad. Un canal subterráneo formado por lava fundida, en el que el final del trayecto reserva una impactante sorpresa llena de vida y color, una impresionante selva tropical.
El parque de los Volcanes se encuentra muy cerca de la ciudad más grande de Isla Grande, Hilo. Una urbe luminosa llena de playas preciosas y encantadoras calles, salpicadas por bares y tiendas con antiguos escaparates de madera. Y museos, como el Pacific Tsunami Museum que muestra fotografías y testimonios de esos fenómenos naturales tan vinculadas a los volcanes.
Ruapehu, Nueva Zelanda
El “Cinturón de Fuego” del Pacífico es una amplia zona de gran actividad sísmica y volcánica. Más de 40.000 kilómetros, en forma de herradura, en la que se concentran el 75% de los volcanes del mundo. El monte Ruapehu es el pico mas alto de la Isla Norte y, también, uno de los volcanes más activos de Nueva Zelanda. Sus laderas se han convertido en la mayor estación de esquí invernal de la isla.
Al lado de Ruapehu se encuentran varios conos volcánicos más pequeños, los montes Tongariro y el cinematográfico Ngauruhoe, una de las localizaciones más emblemáticas del rodaje de El Señor de los anillos. Todos forman parte del Parque Nacional de Tongariro, el más antiguo de Nueva Zelanda.
Una tierra de maravillas volcánicas con lagos termales, ríos de lava, curiosas formaciones rocosas, cráteres humeantes y prados alpinos. Un ecosistema rico y salvaje que cuenta con cerca de 60 especies de aves y un pájaro que no vuela, el kiwi, símbolo de Nueva Zelanda.
Teide, Tenerife
Un volcán muy grande y poco activo. El Teide no ha entrado en erupción desde la primera década del siglo XX. Es el pico más alto de España y el tercer volcán más alto del mundo, con 3.718 metros de altura. Es el paraje volcánico más visitado de Europa. Un teleférico facilita el acceso a la cumbre.
Las Cañadas del Teide conforman una gigantesca caldera de 17 kilómetros de diámetro. La belleza de la nieve ocupando el pico, compartiendo espacio con masas de lava que descienden por sus laderas, ofrece una imagen inconfundible. Una maravilla natural que se ramifica en cuevas y cientos de conos, y brinda una visión extraordinaria.
Los paisajes, casi lunares, del Teide son visita ineludible en la isla de Tenerife. Pero, también merece un paseo la ciudad de San Cristóbal de la Laguna, declarada Bien Cultural y Patrimonio de la Humanidad. La primera ciudad colonial sin murallas que conserva su trazado original, del siglo XV, e inspiró muchas ciudades coloniales en América. La Laguna es joven y moderna, el carácter que imponen los universitarios, pero ha sabido conservar su historia en las casonas, iglesias y preciosos edificios antiguos.
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