Rebelión, caos y censura: el día que 'La Naranja Mecánica' dinamitó a la España de Franco
Se cumplen 50 años del estreno del clásico de Kubrick. La Semana de Cine de Valladolid estrena 'La naranja prohibida', un documental de TCM que recuerda la histórica primera proyección de la cinta en pleno franquismo.
23 octubre, 2021 01:31Noticias relacionadas
El 24 de abril de 1975 España dio un paso hacia la modernidad. Seis meses antes de la muerte del dictador Francisco Franco, la sociedad de la época tuvo la oportunidad de probar un aperitivo de la revolución cultural que se adueñaría del país en la Transición. Ese día, la Semana del Cine de Valladolid (conocida popularmente como la Seminci) acogió la primera proyección en España de La naranja mecánica. La radical distopía futurista de Stanley Kubrick había causado sensación allá donde se había estrenado, pero en plena dictadura Warner se vio obligada a guardar en un cajón durante cuatro de años por culpa de la feroz censura que controlaba hasta el último detalle de cada estreno cinematográfico.
La naranja prohibida, un documental de Pedro González Bermúdez para TCM, revive esa fascinante historia para celebrar el 50 aniversario del clásico con la ayuda de Malcolm McDowell, narrador del largometraje e invitado estrella de la cita pucelana en la 66.ª edición que arranca hoy mismo. El escritor Vicente Molina Foix (el encargado de traducir los diálogos de la película al español y colaborador de Kubrick hasta su muerte), Carmelo Romero (director de la Seminci en 1975) y numerosos asistentes a aquel inolvidable pase ayudan a recomponer el rompecabezas de un relato en el que, durante años, la línea que separó la leyenda de la realidad fue prácticamente inexistente.
El director admite que no fue demasiado difícil convencer al actor de participar en el único documental que ha celebrado el aniversario de la película que marcó para siempre su carrera. “Él estaba muy a favor de obra de que hiciéramos algo que celebrara el 50 cumpleaños de La naranja mecánica, pero también nos facilitó que viniéramos de la mano de Warner y yo hubiera trabajado ya con el patrimonio de Stanley Kubrick o la fundación de David Lean en otros proyectos.
Las restricciones del COVID-19 y la ajetreada agenda profesional del actor a sus 77 años impidió a González Bermúdez entrevistar presencialmente al inglés. McDowell se convirtió en el narrador de La naranja prohibida durante las pausas de un rodaje en Canadá. “Fue un proceso complejo, pero no por él ni por nosotros. Por su personalidad y su carácter, Malcolm ha improvisado, dado ideas para el guion y ha sido muy fácil. Le gusta mucho jugar”.
Esta última apreciación queda clara en los últimos momentos del largometraje que estrenará próximamente TCM cuando vemos por primera en pantalla al actor mientras canta jocosamente Singin’ in the rain, la canción que protagoniza uno de los momentos más recordados de la película de Kubrick. Tras meses de videoconferencias y llamadas y conversaciones personales y profesionales, Pedro y Malcolm se verán por fin en persona en Valladolid.
Un momento histórico
“Cuando nos documentamos sobre la época descubrimos que en la sociedad de entonces había una necesidad de nuevos contenidos y de buscar una cultura más transgresora”, explica el documentalista ganador del Goya y con una larga trayectoria vinculada a la historia del cine. “El régimen probablemente consideró que era un producto que ya tenía cuatro años de vida y que realmente tampoco había generado problemas donde se había estrenado, más allá de la propia censura”.
Warner esperó al momento adecuado para convencer al régimen de que la sociedad española estaba preparada para ver la adaptación de la novela de Anthony Burgess. “Fue algo circunstancial derivado del cambio de orden ministerial y que buscaba suavizar las condiciones de la censura”, aclara el cineasta. El lugar escogido para esa puesta de largo fue un festival que en la edición anterior ya había jugado con fuego proyectando por primera vez el musical Jesucristo Superstar y que tampoco tenía la visibilidad internacional del Festival de San Sebastián. “Creo que tampoco querían arriesgarse tanto y Valladolid era un festival con un entorno mucho más controlado. Mucha gente de la época, incluidos mis padres, no se enteró de que se había estrenado allí la película”.
Para los miles de estudiantes que poblaban la ciudad castellana fue, sin embargo, un momento trascendental. “Antes el cine era como ver el cielo abierto porque suponía la oportunidad de descubrir otros horizontes y aprender cosas nuevas. Ahora es diferente”, lamenta el cineasta de 46 años. En La naranja prohibida se ve la reacción de un grupo de jóvenes de hoy a la obra maestra de Kubrick. “Hablamos con muchos chavales y descubrimos que para ellos el cine es algo accesorio. Ahora el espectador está mucho más infantilizado. Pueden ver cosas como Saw, pero es una violencia sin trasfondo ni contenido que no tiene una doble lectura”.
El mundo y la industria del cine han cambiado radicalmente desde el estreno de La naranja mecánica en 1971. La pregunta, que intenta responder el propio documental, es inevitable. “Hoy sí se podría hacer La naranja mecánica, pero solo desde una perspectiva del cine independiente y con menos pretensiones de tener una distribución global o convertirse en algo más icónico”.
A pesar de las numerosas polémicas que protagonizó en su momento de estreno (Kubrick llegó a retirar la película de los cines británicos tras ser acusado de incitar a la violencia con sus imágenes), La naranja mecánica fue un gran éxito de público y fue nominada a los Oscar en las categorías de mejor película y dirección. Hoy, seguramente, lo tendría mucho más difícil. “No creo que haya ningún director ni un estudio que haría hoy una película como esta. Quizás alguien como Michael Haneke, pero sería un producto de nicho. Kubrick estaba muy sobrado cuando la hizo, pero tampoco fue fácil para él en los 70”, recuerda González Bermúdez.
A lo largo de su carrera, el documentalista ha explorado el legado de figuras históricas como Bette Davis, David Lean, Sam Peckinpah o Luis Buñuel. “Llevo muchos años trabajando para TCM y he ido viendo cómo cada año que pasa hay una desconexión mayor con el cine que podemos llamar clásico. Creo que el cine seguirá como contenido audiovisual de larga duración, pero la parafernalia que hemos vivido nosotros , no creo que la compartan los menores de 25 años”.
Avisos de bomba, dudas de Kubrick en el último momento, negociaciones con las autoridades, cargas el día de la proyección y colas interminables son algunos de los ingredientes de la fascinante anécdota que rescata La naranja prohibida 46 años de un evento cultural que hizo a España un poco más libre y un poco más moderna.