El 'Gibraltarexit' de los ricos: la Roca para los negocios, Sotogrande para vivir
Se calcula que los llanitos con casa en España superan ya la cifra de 7.000 personas, el 20% de la población. "No queremos ser españoles pero nos encanta el jamón serrano", dicen. Las grandes familias poseen mansiones en urbanizaciones de lujo gaditanas.
9 abril, 2017 01:59Noticias relacionadas
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Todos los días pasan por la verja una media de 30.000 personas y 18.000 vehículos. Los hay de todo tipo: autobuses de turistas ingleses recién desembarcados en algún vuelo de las numerosas low cost que unen el Reino Unido con Gibraltar y buscan el sol de España; también, por supuesto, cientos de trabajadores españoles que cruzan en su moto la frontera para ganarse el jornal en todo tipo de negocios en el Peñón; y, cómo no, muchos coches de lujo: Jaguar, Bentleys, Aston Martin… La mayoría marcas británicas, todos ellos ocupados por los dueños o herederos de las grandes fortunas llanitas, que no dudan en mostrar el poder innato que les da el dinero que genera vivir en un paraíso fiscal.
Estas grandes fortunas prefieren hoy la amplitud de las villas gaditanas, en urbanizaciones como La Alcaidesa o Sotogrande, antes que residir en pisos en el lujoso barrio londinense de Chelsea o soportar las estrecheces de un istmo de tan sólo 6,5 kilómetros cuadrados y 30.000 habitantes.
Por eso, son muchos los gibraltareños que miran al otro lado de la verja para materializar sus sueños de grandeza. Se calcula que los llanitos con casa en España superan ya la cifra de 7.000 personas, el 20% de la población. Generalmente pasan el fin de semana en España, para regresar los lunes a su trabajo en el Peñón. Pero cada día aumentan más los que viven de forma permanente dentro de nuestras fronteras. Los gibraltareños se concentran especialmente en ciertos enclaves en el entorno de la Línea de la Concepción. Las clases medias lo hacen en el barrio de Santa Margarita, ubicado en la misma ciudad; los más pudientes, especialmente las nuevas fortunas, prefieren en la exclusiva urbanización La Alcaidesa, al norte de La Línea. Y las élites, algunas con más de 6 generaciones de llanitos, se desplazan hasta Sotogrande, donde reside la verdadera flor y nata de Gibraltar: políticos, empresarios y abogados.
Pero el brexit, que ya llaman en la zona Gibraltarexit, puede cambiarlo todo. Fue firmar Theresa May la carta para pedir la salida del Reino Unido de la Unión Europea e iniciarse una nueva escalada verbal por parte de líderes políticos de Gibraltar y Reino Unido, alentados por los tabloides más sensacionalistas. Por un lado, el primer ministro gibraltareño, Fabian Picardo, acusó a España de tratar de intimidar y acosarles culpando a la Unión Europea de permitir que se comporte como un “matón” con Gibraltar. “El señor Tusk (presidente del Consejo Europeo), que ha usado las analogías del divorcio y la petición de divorcio, se está comportando como un marido cornudo que se está llevando a los niños”.
Más leña al fuego echó Michael Howard, exlíder del Partido Conservador entre el 2003 y el 2005, que llegó a las amenazas de guerra para defender la soberanía británica en el Peñón. “Hace ahora 35 años, otra primera ministra envió a cruzar el mundo a sus Fuerzas Armadas para defender la libertad de otro grupo de ciudadanos británicos en otro país de habla hispana”. Más polémicas fueron las palabras de Kelvin McKenzie, que fuera director de The Sun y ahora columnista en este tabloide. McKenzie lanzaba en su columna de esta semana términos como: "A los españoles se les está subiendo el Rioja con Gibraltar... así que demos una buena pelea británica". Pedía que los turistas británicos no viajasen a España, que se expulsase a los españoles del Reino Unido, la prohibición del uso de su espacio aéreo y todo ello llamando a los españoles follaburros. La dialéctica, las excusas y las provocaciones no son nuevas.
Vivir en Gibraltar ofrece a sus residentes numerosas ventajas tanto fiscales como no fiscales, con un 0,49% de desempleo, unos salarios por encima de España o jubilaciones mucho más tempranas. Sin embargo, entre estas no figura la del espacio y el confort. Las reducidas dimensiones de la península gibraltareña disparan el precio de la vivienda y limitan al máximo sus posibilidades hogareñas. Por esto, las fortunas llanitas prefieren vivir más allá de la verja.
Sus lugares preferidos
En el barrio de Santa Margarita en la Línea viven especialmente trabajadores de clase media. Por unos 125.000 euros tienes un piso con zonas comunes, con jardín y piscina, algo impensable para un trabajador llanito. Ya alejándose de la Línea de la Concepción por la AP7, que cruza todo el arco mediterráneo, tenemos La Alcaidesa. Una urbanización con una excelente playa, campo de golf y vistas al Peñón.
La Alcaidesa se ha convertido en el destino de muchos nuevos potentados. Sus pisos, aunque desorbitados para el habitante del Campo de Gibraltar, no lo son para un rico llanito. Se pueden encontrar adosados desde los 250.000 euros, pisos de lujo de unos 150 metros y 3 habitaciones por 300.000 y ya las casas independientes superan los 500.000 euros hasta llegar al millón de euros. “Al llanito le gustan las casas”, nos afirma un trabajador del campo de golf de La Alcaidesa. Muchos letrados, jóvenes británicos recién reclutados e “importados” por los bufetes de Gibraltar, viven en este tipo de vivienda. Pero al gibraltareño más afincado, con matrimonio e hijos, le gusta el jardín. “No veas los saraos que se montan en el verano”, dice este trabajador.
Allí, casi al límite con la provincia de Málaga, se encuentra Sotogrande. Allí disfrutan de villas con campos de golf, puerto deportivo y todas las comodidades. Esta urbanización se ha convertido en el oasis de las grandes fortunas gibraltareñas. Las grandes casas superan el millón de euros y las más lujosas superan los 4 millones.
Vivir en España es para ellos un chollo. No sólo se benefician de unas infraestructuras que no pagan sino también de las ventajas fiscales, que llegan a tal punto que pueden pedir la devolución del IVA de todas sus compras en España cuando llegan a la verja. Sobre el papel, si una persona vive más de medio año fuera de su país de origen serían residentes del que le acoge. Pero la laxitud de las autoridades gibraltareñas permite una triquiñuela inimaginable con la normativa de España. Basta con montar una sociedad “real” en Gibraltar y justificar una prueba de alojamiento. Gibraltar pone el paraíso fiscal y España el sol, las playas y los campos de golf.
Los sotograndistas, la élite de los llanitos
La mayoría de las élites llanitas comparten apellidos italianos, árabes o incluso judíos. Gibraltar siempre tuvo una amplia población genovesa, tras conseguir el Reino Unido la colonia en el Tratado de Utrecht. Tras los bombardeos a los que España sometió al Peñón en sus intentos infructuosos de recuperación a finales del siglo XVIII, la ciudad se reconstruyó con malteses, y especialmente genoveses, que le dieron su fisonomía actual.
Estos primeros pobladores empezaron a hacer fortuna con el contrabando, en esta encrucijada entre España, Marruecos e incluso Portugal. Luego pasaron a sacar partido de los beneficios fiscales, de la importación de vinos, licores, tabaco. Y ahora es el juego online, el combustible y, por supuesto, todo tipo de sociedades offshore que mueven el hilo conductor. Y alrededor de estas, los despachos de abogados, cuyos nombres más prestigiosos están en la cúspide de la sociedad gibraltareña.
Entre ellos, destaca enormemente la Familia Hassan, dueña de Hassans International Law Firm, el bufete mayor de todo Gibraltar. Creado por el patriarca Sir. Joshua Hassan, nacido en 1915 y fallecido en 1997, es todo un ejemplo. Uno de sus principales abogados fue el actual primer ministro gibraltareño, Fabian Picardo. Precisamente, este despacho, con Picardo al frente, ejerció la acusación contra el empresario murciano Trinitario Casanova, dueño del Edificio España en Madrid, por el caso de las acciones del Banco Popular. Tal es la vinculación del ministro principal de Gibraltar con Hassans International que recientemente homenajeó a su fundador.
Sir Joshua, de origen judío sefardí, estudió para abogado en el Reino Unido y comenzó a ejercer en Inglaterra y el País de Gales pero al estallar la Segunda Guerra Mundial se alistó como fusilero voluntario en la Gibraltar Defence Force, quedándose en el Peñón mientras que muchos de sus paisanos fueron evacuados. Allí llegó a ser durante 17 años primer ministro de Gibraltar. Los Hassan no solo tienen casas en Sotogrande, también disponen allí una sucursal de su despacho de abogados.
Su discípulo, Fabian Picardo, también tiene casa en Sotogrande, aunque ya se le ve mucho menos. Como dice un español con chalé en Sotogrande, “tiene que dar ahora ejemplo y que se le vea menos por Cádiz”. Otros, sin embargo, indican que la razón es otra. No encontrarse con Peter Caruana, su predecesor como primer ministro gibraltareño que también tiene casa en Sotogrande. Caruana, retirado de la política, disfruta ahora de la isla de Sotogrande.
Otro de los nombres más afamados de Gibraltar con residencia en Sotogrande fue el abogado Joseph Triay, que falleció en 2012. Rival de los Hassan, también tenía bufete en Sotogrande. De hecho, su hija, Cristina, esposa de Peter Caruana, sigue viviendo allí. Fue considerado el abogado más eminente de Gibraltar y uno de los llamados palomos, que en 1968 defendió conversaciones secretas con el régimen de Franco. Llegó a plantear que la soberanía sobre Gibraltar pasaría a España a cambio de un alto grado de autonomía para un Gobierno elegido por los propios gibraltareños. Pasó sus últimos años en Sotogrande, donde el Joseph pasó a ser un José o José Manuel para los lugareños a los que siempre respondía educadamente sus saludos.
Esta dicotomía de vivir en España pero sin ser parte de España se ve claramente en los Bassadone, padre e hijo, los llamados gasolineros. Gibraltar se ha erigido como una gigante gasolinera para los más de 80.000 buques que cruzan anualmente el Estrecho. En las aguas del Peñón fondean numerosos barcos-cisterna que suministran combustible a los buques de mercancías que surcan esta ruta. Todo ello a un precio libre de impuestos. Incluso Cepsa, con su refinería de San Roque, no duda en asociarse con estos empresarios gibraltareños que sacan buen partido de la laxitud en impuestos y medioambiente en el Peñón.
En torno a este negocio del combustible se erige John Bassadone padre, que dirige el grupo Gibunco, la mayor empresa privada de Gibiraltar, que provee de soluciones de mantenimiento a barcos mercantes. John Bassadone ha llegado a declarar recientemente que “disfruto viajando por España en vacaciones, porque es un gran lugar, dejando a un lado la política”. “Realmente no quieren Gibraltar y nunca lo conseguirán, porque nuestra economía representa un ingreso bastante importante para ellos (…) No queremos ser españoles pero nos encanta el jamón serrano”, ha llegado incluso a decir. Esta es la cara oficial del empresario gibraltareño, pero sus descendientes se muestran decididos a disfrutar abiertamente de los “placeres” que le brinda España. Así, su hijo, John A. Bassadone, magnate del petróleo con la empresa Peninsula Petroleum, asociado con Cepsa, reconoce abiertamente que no sólo pasa sus fines de semana en Sotogrande, sino que vive allí todos los días. Practica la navegación y las regatas con su barco de la clase RC44 de vela de que lleva el nombre de su empresa.
Otras de las grandes familias llanitas con propiedades en Sotogrande son los dueños de Bland Group, una de las empresas de turismo y logística más importantes del Peñón. Los Gaggero fueron los dueños de la aerolínea GB Air que posteriormente vendieron a Easy Jet, hoy mantienen el handling del aeropuerto de Gibraltar y el Hotel Rock. El patriarca de la saga, Joseph James Gaggero, fue premiado por la Asociación Hispano-Británica por sus relaciones entre ambos lados de la verja. Su hijo, James Gaggero, dirige ahora los negocios y sigue la estela de su padre. “Tengo muchos amigos españoles”, dice, “no entiendo estas cosas de la política” dice Gaggero. James representa a la sexta generación de los Gaggero, que llegó a Gibraltar en 1810 procedentes de Génova. Actualmente vive en Londres pero pasa los veranos en Sotogrande como muchos de los miembros de la saga que comparten torneos de Golf o de Polo. Gaggero estuvo muchos años regalando el alquiler del Instituto Cervantes en Gibraltar, hasta que se anunció su cierre.
Otra familia asidua a Sotogrande es la de los Stagnetto. Su patriarca Maurice Stagnetto lidera una de las empresas de importación de vinos y licores más conocidas de Gibraltar, Lewis Stagnetto Ltd. Gibraltar - Importers & Distributors since 1870. Aunque es presidente de la Cámara de Comercio de Gibraltar reside en Sotogrande. También sus hijos siguen su estela, su hija Maurice incluso abrió una tienda de moda y complemento llamada Libélula en esta urbanización gaditana.
Todas estas fortunas disfrutan de una vida cómoda en España. Por eso el 'no' al brexit consiguió su tasa máxima en el Peñón, con un 95,91% de los votos. Pero ahora el Gribaltarexit tambalea su estatus de vida, se encuentran nerviosos y con las manos atadas. Su deseo es seguir manejando la política y los negocios de Gibraltar como llevan haciendo desde hace muchos años desde sus ampulosas mansiones gaditanas con vistas al Peñón.