Pepe 'El Naveros' mató a sus nietos en Granada para no dejarlos con su padre: "Esperábamos una locura"
El septuagenario, que no se recuperó de un shock postráumatico después del fallecimiento de su mujer e hija en un accidente de tráfico, acabaría con su vida y con la de sus nietos después de una disputa con su yerno.
21 mayo, 2024 02:22Cuando el manto nocturno del domingo cubría la localidad de Huétor Tájar y todos se preparaban para dormir, los vecinos sólo pensaban en la Feria de San Isidro, que debía acabar este lunes. Sin embargo, el sol se levantó sobre el pueblo de 10.000 habitantes envuelto en un luto profundo: muchos de los comercios todavía permanecen cerrados y los residentes completamente afligidos: "Es una tristeza indescriptible", dice Carmen, que se lleva la mano al pecho.
Pepe 'El Naveros', como era popularmente conocido, se encerró por la noche en su casa de la calle Alfredo Nobel. No lo haría sólo. Con él, sus dos nietos, de 10 y 13 años, y una escopeta de calibre 16. Según fuentes de la Guardia Civil, entre las 22.00 horas del domingo y las 05.00 del lunes, acabaría con la vida de ambos: uno fallecería por asfixia. El otro, de un disparo. Después, el septuagenario se suicidaría.
Lejos de aquí muchos no entienden el horror. Pero los vecinos sentían, desde hace una semanas, cierto presagio: "Nos esperábamos una locura. No lo que ha hecho, pero sí una locura", explica una de las residentes, que vive cerca de la casa de la familia, a EL ESPAÑOL. "Desde lo que le sucedió siempre lo veíamos caminar por aquí cabizbajo y ya no se relacionaba con nosotros", dice uno de sus amigos.
En el pueblo tienen claro que la vida de Pepe sufrió un punto de inflexión. Se produjo el 19 de marzo de este mismo año en un trayecto de Huétor Tájar a Loja, cuando llevaba a sus nietos al conservatorio en el que están matriculados. Él iba conduciendo por la carretera nacional GR-4407 cuando el Renault en el que viajaba se salió de la carretera y chocó contra un muro de un túnel. En el turismo le acompañaban su esposa Fina, la hija de ambos, María José, y sus dos nietos: Guillermo y Pablo.
El accidente se cobró la vida de Maria José y de Fina. Además, sus nietos sufrieron lesiones de diversa consideración: el mayor estuvo hospitalizado varios días y todavía acudía a clase con ayuda de una silla de ruedas y lucía una escayola en la pierna izquierda. "Pepe estaba bajo tratamiento psicológico para sobrellevar el accidente y ya había discutido con su yerno, Antonio, por ésta razón".
Él se sentía completamente culpable de la muerte de ambas mujeres, explica a este medio un amigo de la familia, desde el anonimato. El móvil del crimen con el que trabaja la Guardia Civil es, precisamente, basado en la teoría de que durante el domingo habrían vuelto a discutir, prohibiendo el padre de los hijos a Pepe que pudiera ver a sus nietos.
Ambos residían en la misma casa, una vivienda unifamiliar de dos plantas. En la primera vivía Pepe, con su esposa, Fina, y en el segundo, Antonio, con su esposa María José. Aprovechando una salida del yerno, Pepe se habría encerrado en la primera planta con ambos nietos y el arma. Tras percatarse, el padre de los hijos avisa a la policía, quienes intentan negociar con él desde altas horas de la noche hasta el amanecer.
En un momento, Pepe dice que va a vestir a los niños para ir al colegio. Pero ni Guillermo llega al Colegio San Isidro Labrador ni Pablo llega al Instituto Américo Castro, donde su padre, Antonio, trabaja también como conserje. Tras dos horas sin respuesta, la Guardia Civil decide entrar en el edificio y encuentran los tres cuerpos sin vida en habitaciones separadas.
Queridos en el pueblo
A Pepe 'El Naveros' le conoce todo el pueblo porque primero su padre, y más tarde él mismo, se ocuparon de ayudar a construir algunas casas de los vecinos de Huétor Tájar. Lo hacían con la arena que transportaban de las canteras que había alrededor del río Genil. Aquella honrada trayectoria laboral le valía a José Gálvez Sanjuan -alias Pepe 'El Naveros'- contar con el cariño de todos sus paisanos.
"Era una familia idílica que nunca había dado un sólo problema, pero todo se ha torcido a raíz del accidente de coche que tuvieron. El primer conductor que se paró a socorrerlos era un primo hermano mío y me contó que Pepe estaba en shock y no paraba de repetir: 'Los he matado yo, los he matado yo'...", dice otro amigo de la familia, que atiende a EL ESPAÑOL todavía afectado.
"No se sabe si Pepe dio una cabezada por una medicación que estaba tomando. Esa carretera nacional se la conocen todos los vecinos porque la cogemos para ir de Huétor Tájar a Loja más rápido que por la autovía. Es una vía llana y no tiene elevaciones. No se sabe si se durmió, si se despistó al volante…". En aquel momento, desde Emergencias se valoró que la causa del siniestro pudo ser un desmayo del conductor.
Por el pueblo hay muchas teorías sobre aquel accidente, pero la única certeza es que ese día hubo dos muertos. "La madre de los niños, María José, murió horas después en el hospital y la esposa de Pepe que estaba en tratamiento por cáncer, también murió a los dos o tres días, con lo cual ha tenido que pesar lo que este hombre llevaba en su conciencia. La gente comentaba que había sido algo muy duro y que él estaba bajo tratamiento psicológico, tirando del carro como podía".
Este hombre que se crió en su infancia con la difunta María José, cuando su padre, Pepe 'El Naveros', y su esposa, Fina, residían en la calle Era Altas de Huétor Tájar, sostiene por activa y por pasiva que, hasta el siniestro vial del 19 de marzo que se saldó con la muerte de su esposa y de su hija, "Pepe era un señor completamente normal y equilibrado. E insiste: "La gente está en shock porque a Pepe se le ha tenido que ir la cabeza por lo del accidente".
Ese siniestro se llevó la vida de su única hija: María José, encargada de impartir cursos en el Organismo Autónomo Local de Promoción Económica y Empleo, dependiente del Ayuntamiento hueteño, y a la que no le faltó de nada en su infancia gracias al negocio familiar. "Pepe 'El Naveros' empezó trabajando de niño con su padre porque tenía burros y se dedicaba a traer arena de las canteras del río Genil, para que los vecinos se construyeran las casas. Con el tiempo, Pepe se compró un camión, siguió transportando arena para obras del pueblo y también se metió a demoler casas", concluye este amigo de la fallecida.
"Algo inexplicable"
La muerte de los dos menores ha caído como una losa en el CD Espárrago de Huétor-Tájar. "Estamos desolados porque Pablo estuvo con nosotros tres temporadas, jugando de portero en prebenjamines y benjamines, y su padre, Antonio, era el delegado del equipo: es un hombre que se implicaba mucho, viajaba con los niños a los partidos, los invitaba a merendar...", según recuerda un directivo de este equipo.
En él militan 350 niños, y es el club de la provincia de Granada que más temporadas consecutivas encadena militando en Tercera División RFEF, defendiendo los colores de un pueblo conocido en toda Andalucía por su producción de espárragos. "La familia de Antonio era muy prudente y como padre siempre estaba pendiente de sus dos hijos", concluye.
Pasadas las 20:00 horas del lunes un buen número de habitantes permanecen reunidos frente a la plaza del ayuntamiento en señal de luto. La mayoría insiste en que los hechos son "inexplicables". Otros, sin saberlo, señalan la importancia de las instituciones de salud mental: "Él acabó muy mal y nadie le ayudó nunca, a pesar de haber estar ingresado por el shock postraumático que vivió", explica otro vecino.
Mientras familiares lloraban y, en general, el pueblo vivía el luto, un par de trabajadores municipales desmontaban todavía los restos de la fiestas populares. En la salida de la localidad, que está a 40 kilómetros de Granada, todavía puede leerse un cartel que dice "Huétor Tájar / en fiestas".