Claudia Ávalos, de 15 años, la bailarina española becada en el Royal Ballet: "Mis amigos se burlaban"
De un campamento de verano a estar seleccionada en una de las mejores academias de ballet del mundo.
30 abril, 2024 03:01"Para mí bailar es estar en otro mundo", así se expresa emocionada y con cierta timidez la madrileña Claudia Ávalos, de 15 años, que ha llamado la atención de los expertos por su destreza, elasticidad y elegancia. Esta es la razón por la cual ha sido seleccionada para estar en la prestigiosa Royal Ballet School en Londres en julio próximo.
Cuando la estudiante empezó un campamento de verano en 2021 jamás imaginó que sólo tres años después tendría la oportunidad de pisar una de las más importantes escuelas de formación de ballet clásico del mundo y, menos aún, becada. Sus amigos al inicio se burlaban y entre bromas le decían que "estaba loca", comenta.
En conversación con EL ESPAÑOL manifiesta que coqueteó con la gimnasia rítmica cuando tenía nueve años, haciendo educación física en el colegio concertado Greenwich School de Alcobendas (Madrid), lugar donde estudia hasta el momento. Pensó que en un futuro podía ser profesora, porque le gustan las letras. Ahora está convencida que su camino es la danza.
[La hazaña de Bruno, el genio de Murcia que logra 42.000 € para ir a Oxford gracias a una fundación]
Conciliar los estudios y la danza
Actualmente cursa 4º de la ESO, estudia hasta las tres de la tarde y dedica un promedio de 25 horas semanales a practicar danza en la academia Eszena Danza, ubicada en San Sebastián de los Reyes (Madrid). Se siente arropada por sus profesores que le brindan las facilidades para poder conciliar los estudios y su pasión artística.
Las bailarinas Marianela Núñez (argentina) y Maria Khoreva (rusa), son sus referentes y en el Día Internacional de la Danza, celebrado este lunes, las tiene más presentes que nunca. Confiesa que este arte le ha cambiado la vida, por la forma de ver las cosas.
La cita pactada de EL ESPAÑOL con la joven promesa de la danza era a las 17:00 horas, para presenciar una sesión de baile en la academia: "Hoy toca clase individual, terminé pronto el colegio, comí y ahora sí entro a mi mundo. No siento las horas pasar, porque amo lo que hago", manifiesta.
El ambiente de la sala es muy luminoso, lleno de espejos grandes para que pueda analizar y memorizar la secuencia de sus movimientos. Con su vestuario, el pelo recogido empieza a calentar su cuerpo. Se requiere mucha concentración y trabajar la respiración.
El responsable del inicio de este camino emprendido por Claudia en verano de 2021 fue su padre José Javier, quien buscando por internet alguna actividad para sus hijos, dio con el lugar y la apuntó a danza.
A su corta edad, la bailarina muestra una madurez y aptitud que muchos adultos quisieran tener. Ha aprendido a ser más disciplinada, más organizada, porque sabe que sólo así se puede llegar lejos y cumplir con determinación sus objetivos. Aunque al inicio muestra timidez, pronto gana confianza y en un espacio de la sala se detiene para contar su experiencia.
Claudia sabe que con horas de preparación, trabajo, buenos guías, va a llegar lejos: "Nadie nace siendo bailarina, todo es aprenderlo poco a poco y las ganas que le pones, hay que enfocarse", asegura en conversación con este periódico.
Los esfuerzos en familia
Los padres madrileños de la bailarina trabajan y se organizan para llevarla cada tarde a las clases de danza. Sin dudarlo, van a acompañar a su hija en julio a Londres. Para ellos son gastos que tienen que solventar, pero saben que es necesario y quieren que se sienta arropada por su familia.
Claudia tiene un hermano más pequeño y para sus padres poder tenerlos en un colegio concertado, pagar las clases de danza, es todo un estudio de economía. Solo los costes de la bailarina se cubren con la beca, pero saben que es un esfuerzo en familia, que merece la pena vivir esa experiencia.
María del Carmen, su madre, explica que acompaña a su hija en cada competición o audición. Pide el día por cuenta de vacaciones o hace teletrabajo para no descuidar sus funciones. En ese sentido, la apoyan en su empresa.
"Ver a mi hija feliz es lo más importante, ella lo disfruta, se lo pasa bien, no descuida sus estudios y sabe que su familia está siempre cerca para apoyarla", refiere la madre.
Un diamante en bruto
Tener la inteligencia, la presencia y el ser delgada, con una correcta proporción de su cuerpo y un peso ideal de entre 45 y 48 kilos, son las características y cualidades que debe poseer una bailarina. Claudia acumple con estos requisitos.
Con un futuro prometedor, la elegancia de sus movimientos con el pie y las manos, hicieron que el ojo que no se equivoca de Elena Jiménez, directora de la escuela de danza, la viese como un diamante en bruto cuando entró al centro.
La directora de Eszena cuenta que es importante "fomentar la danza en los colegios desde pequeños, porque ayuda mucho en el desarrollo del estudiante, porque se trabaja la psicomotricidad, concentración, coordinación motora".
[Dos décadas y media coloreando el ballet: una carrera hacia la diversidad y la inclusión]
Por otra parte, señala, "que hay solo un alumno inscrito en la academia" y se debe al desconocimiento de la sociedad, que todavía se considera como una disciplina exclusiva para féminas.
El ballet se ha percibido en España como un arte vinculado al sexo femenino. Sin embargo, existen grandes bailarines profesionales hombres que rompen estereotipos, como el ucraniano Sergei Polunin, quien con 19 años logró ser el más joven el Royal Ballet de Londres, Roberto Bolle (italiano), Marcelo Gomes (brasileño) o Ángel Corella (español), entre otros.
Actualmente, en los escenarios mundiales vemos bailarines de todo tipo de piel, nacionalidad e incluso cabello. El respaldo es su talento, como un artista que se dedica a la interpretación de coreografías de ballet, que da calidad a cada movimiento armonioso.