Johan no escuchaba voces cuando apuñaló 79 veces a Claudia: el 'veredicto' de las forenses
Las facultativas que evaluaron al adolescente que mató en un trastero de Totana a su exnovia menor de edad, afirman que este joven es imputable.
10 octubre, 2022 02:32Cuando Johan condujo a Claudia, su exnovia de 17 años, al trastero de su casa y la apuñaló 79 veces, cebándose con su rostro hasta en quince ocasiones, actuó siendo plenamente consciente. No padeció ningún trastorno mental transitorio que le llevase a perpetrar este crimen de violencia machista, ni tampoco escuchó ninguna voz que le indujera a actuar con semejante brutalidad. Esa es la conclusión a la que han llegado las dos forenses que han evaluado a Johan: es imputable a efectos legales.
EL ESPAÑOL ha accedido en exclusiva al informe del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Murcia sobre este adolescente, que permanece interno en la cárcel de Campos del Río, después de cometer el martes 8 de febrero el conocido como 'crimen del trastero'. Aquel día, Johan citó a su exnovia, Claudia, para devolverle unas pertenencias, y acabó cosiéndola a puñaladas en el trastero número 14 del bloque de pisos de la Rambla de la Santa, donde este estudiante de Bachillerato residía junto a su madre y sus hermanos, en la localidad murciana de Totana.
[El vídeo de la declaración de Johan tras asesinar a Claudia: "Quería tener la experiencia de matar"]
En su declaración en los juzgados, Johan aseguró que arrebató la vida a Claudia porque "siempre tenía como una voz que me decía que tenía que matar". Esta afirmación llevó a su abogada defensora, María Elena Alemán, a solicitar un informe de imputabilidad para determinar si el adolescente escuchó voces aquel truculento martes 8 de febrero y atacó a su exnovia, bien durante un trastorno mental transitorio, o bien con sus facultades cognitivas y volitivas alteradas.
Tales escenarios podían suponer para Johan una eximente de su responsabilidad criminal o una atenuante que rebajase la pena de cárcel por este caso de violencia de género que puede llegar hasta los 25 años.
Esta evaluación psicológica era crucial para la calificación de la causa y ha sido elaborada por dos facultativas que se han entrevistado tres veces con Johan —en la Clínica Médico Forense de la Ciudad de la Justicia de Murcia—. "Se trata de un varón de 19 años, que se encuentra en prisión desde el día 10 de febrero de 2022", tal y como arrancan las forenses en su informe sobre este adolescente, que cursaba primero de Bachillerato en el instituto Juan de la Cierva de Totana, donde conoció a Claudia.
En las entrevistas, Johan, el estudiante que lucía unas características gafapasta, que sacaba buenas notas y quería cursar un grado superior en Higiene Bucodental para estudiar la carrera de Odontología, se presenta a las forenses como un chico traumatizado por la separación de sus padres, un matrimonio de inmigrantes de Ecuador; como un hermano "destronado" por el primogénito, y como un consumidor habitual de numerosas drogas.
"En relación a los hábitos tóxicos, refiere consumo de cocaína, LSD, MDA, hachís y trankimazin. Más concretamente, relata que tras el confinamiento comenzó a tomar cocaína fumada, también esnifada, y 'porros'; éstos últimos, de forma diaria, y la cocaína cuando disponía de dinero; en caso de no disponer, consumía trankimazin con cerveza", tal y como refleja el informe de imputabilidad del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses que obra en poder de EL ESPAÑOL.
"También era consumidor de tabaco esporádico. Las drogas sintéticas las ingería cuando salía de fiesta y a veces cuando no disponía de dinero porque son baratas. El consumo de alcohol refiere que era diario, sin llegar a la ebriedad y a veces lo mezclaba con cocaína".
"En relación a los hechos, en su declaración en sede judicial y también en los reconocimientos, habla de una voz en su cabeza que le decía que lo tenía que hacer [matar a Claudia]. También en relación a los hechos, y desde el punto de vista de hábitos tóxicos, refiere que el lunes [7 de febrero] consumió porros y el martes [8 de febrero] consumió cocaína [una raya] y algún porro, una media hora o una hora antes de verla".
Tales afirmaciones de Johan dirigidas a demostrar que no estaba en su sano juicio aquel 8 de febrero cuando condujo a Claudia al trastero, son rebatidas por las forenses. De un lado, en su informe hacen constar que Johan se negó en su primera evaluación a facilitarles unas muestra de orina y cabello para someterse a un estudio toxicológico de drogas y medicamentos: "Manifiesta que lo tenía que hablar con su letrado".
Las facultativas también contrastan las respuestas que les da Johan en sus entrevistas con el contenido de las diligencias. Y el resultado le deja en evidencia: "En el atestado, consta en la declaración en sede policial de la madre de Johan Styven, que su hijo no es consumidor de bebidas alcohólicas, ni toma ninguna sustancia ilegal y no está bajo tratamiento psicológico o psiquiátrico. En la declaración del informado en sede judicial, manifiesta que no es consumidor de sustancias tóxicas; la última vez que tomó alcohol fue el 4 de diciembre, al igual que tabaco".
Desde que este adolescente ingresó en el Centro Penitenciario Murcia II ha sido visto por una psicóloga, le han recetado zolpidem contra el insomnio y desde el 16 de febrero al 1 de marzo estuvo incluido en el Programa de Prevención de Suicidios. A pesar de todo, las forenses concluyen lo siguiente: "No se aprecia afectación de las bases psicobiológicas que conforman la imputabilidad para un hecho como el de autos".
Johan será juzgado por matar a Claudia estando en plenas facultades mentales. Es el 'veredicto' psicológico al que llegan las forenses en base al resultado de las tres entrevistas mantenidas: "En todas las exploraciones, está consciente y orientado temporo-espacialmente y en cuanto a su persona. Sigue adecuadamente la línea directriz de la conversación, con discurso fluido y coherente. No refiere alteración sensoperceptiva ni del curso o contenido del pensamiento; adecuado juicio de la realidad. Buen tono afectivo, sin labilidad emocional".
"Inteligencia dentro de límites normales. No se aprecia deterioro cognitivo (no se aprecia alteración de la memoria, atención, lenguaje, habla, como más importante). No refiere ideación autolítica". De hecho, las forenses apuntan que Johan hasta tiene "planes de futuro" a pesar de enfrentarse a un duro proceso penal.
El informe favorece la acusación particular que ejerce la familia de Claudia, de la mano del prestigioso penalista Raúl Pardo-Geijo, cuyo objetivo es reclamar para Johan asesinato con alevosía y ensañamiento, con la agravante de género. Tal calificación también pretenden respaldarla con la autopsia: un documento que pone los pelos de punta por el ensañamiento que el adolescente demostró cuando atacó con un cuchillo a la menor, dentro del trastero número 14 de la Rambla de la Santa.
Claudia peleó por su vida
El informe revela que Claudia recibió 79 puñaladas, algunas de hasta 9 centímetros de longitud, a lo largo del tórax, la espalda, los glúteos y la cabeza. Durante el ataque, Johan desfiguró la cara de esta joven a la que todos recuerdan por su sonrisa embaucadora: "Localizada en región facial izquierda seis heridas, dos de morfología lineal situadas en sien y mejilla izquierda (…). Existen otras tres heridas de morfología en ojal irregular, situadas en raíz nasal, párpado superior izquierdo y región externa de mejilla izquierda (…)".
También se ensañó con los glúteos de Claudia propinándole 22 puñaladas. Un párrafo tras otro, a lo largo del informe, se repite una frase: "Se trata de una herida inciso punzante por arma blanca de características vitales". El forense detalla que la joven peleó por su vida como una jabata, ya que presenta heridas "de defensa", hasta que recibió dos puñaladas en la región anterior del tórax, en la zona infraclavicular izquierda: "Afecta a estructuras vitales y es mortal de necesidad, causando una importante hemorragia y shock hipovolémico con muy poco tiempo de supervivencia".
Uno de los aspectos más duros de este informe es el resultado del análisis del servicio de biología del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid, puesto que ha detectado restos de semen en los genitales de Claudia. El letrado Raúl Pardo-Geijo no ha querido pronunciarse al respecto, pero avanza que solicitará al juzgado que se cotejen esas muestras para determinar si el esperma pertenece a Johan.
Esos restos de semen en hisopos de introito vaginal, fondo de saco y de vulva, abren la posibilidad de que exista una posible agresión sexual o profanación del cadáver de Claudia. Habría que aclarar igualmente si fue Johan o no y, en caso de ser él, si agredió sexualmente a su exnovia mientras se encontraba agonizando o si llegó a mantener relaciones con el cuerpo frío de la menor de edad una vez que había echado el último aliento.