Rigoberta Bandini, la ‘niña bien’ a la que le cuesta “sentirse española” y quiere ganar Eurovisión
Se llama Paula Ribó, tiene 31 años y es natural de Barcelona. Además de cantante, es actriz y ha tenido dos bandas anteriores a su proyecto en solitario.
29 enero, 2022 02:24Noticias relacionadas
Durante todo este viernes, los términos “Rigoberta” y “Ay mamá” han sido tendencia en Twitter. La cantante y la canción, por ese orden. La carrera por representar a España en el festival de Eurovisión ha despertado este año un interés que no se veía desde tiempos de Rosa o el Chiki chiki. Ha llovido, sí. Todos los ojos apuntan a dos propuestas favoritas entre los ocho finalistas: Tanxugueiras y su Terra, y Rigoberta Bandini y su Ay mamá. Este sábado se conocerá al ganador.
Rigoberta en realidad se llama Paula Ribó, tiene 31 años y es natural de Barcelona. Su currículum abarca curiosidades como una temprana dedicación al doblaje de películas y dos bandas musicales anteriores a su proyecto en solitario. Una de ellas, The Mamzelles, llegó a cosechar cierto éxito. Sin embargo, su alter ego Rigoberta Bandini pegó el pelotazo en 2020 con la canción In Spain we call it soledad.
En apenas dos años, esta mujer de Sant Gervasi ha trascendido la escena indie para situarse a la vanguardia del éxito musical en España. Tiene muchas papeletas para ir a Eurovisión y representar a nuestro país pese a que en una entrevista dijo que le costaba sentirse española, aunque jamás se ha declarado independentista. Esta es la peculiar historia de la cantante de la que todos hablan.
Señora y truhana
Bandini nació en el seno de una familia adinerada en la zona alta de Barcelona. Vivía en el barrio de Sant Gervasi, cerca del parque de Monterols donde, según ha reconocido en alguna entrevista, se “enrollaba” con su primer novio. Estudió en el colegio privado religioso de las Teresianas de la calle Ganduxer, un centro construido por Gaudí en 1886 al que históricamente han llevado a sus hijas las élites de la ciudad. El colegio fue exclusivamente femenino hasta finales de los 90.
Bandini tampoco esconde sus gustos y le gusta definirse como una “señora” y una “truhana”, en referencia a uno de sus grandes ídolos, Julio Iglesias, a quien tiene dedicada una canción. Porque ella prefiere vinos en terrazas que botellones o copeos. Entre sus locales favoritos, la mayoría en su Barcelona natal, están la coctelería Ocaña de la Plaza Real y La Principal, donde toma el vermut con sus amigas.
Al igual que gran parte de la camada de la zona alta de Barcelona, Bandini hace gala de su lado alternativo, a través de su afición por la electrónica y a festivales como el Sónar o por haber vivido en el barrio Gótico de la ciudad condal, en concreto, cerca de la plaza de San Felipe Neri, al lado de la catedral.
Según ha confesado la propia Bandini, de pequeña tuvo una educación religiosa y nunca ha dejado de ser creyente, aunque su fe ha evolucionado. En una reciente entrevista a La Vanguardia declaró que, cuando cantaba, acercaba a la gente a Dios.
En un post de Instagram del 14 de octubre de 2020, en el año en que comenzó a despegar su figura artística, dijo lo siguiente: “(...) La creación en sí es un acto de fe. Y hay una fuerza mucho más grande que nosotros que guía cada paso. ¿God? En verdad el nombre es lo de menos. A mí me encanta llamarle Dios porque resulta provocador en según qué circuitos y, joder, a mi me encanta provocar. Así que viva el arte y viva Dios”.
Sus orígenes acomodados, el colegio al que fue y la zona en la que se crió, así como sus creencias, han generado los recelos de sus enemigos, que estos días han hervido en Twitter especulando con que su padre tiene “15 pisos” o es una “pija” de la zona alta de la ciudad. Lo cierto es que Ribó lleva trabajando desde los 11 años como dobladora y su carrera musical se quedó en la nada durante tres años antes de convertirse en Rigoberta Bandini en 2019.
Su pareja actual es el humorista Esteban Navarro, célebre por ser uno de los dos componentes del dúo Vengamonjas. Ribó está prometida con él, y tienen un hijo de nombre Nico. Nació el 2 de junio de 2020. Bandini no esconde su faceta familiar en sus publicaciones en redes: viaja siempre con su hijo y su pareja, el cual forma parte también de la banda como teclista, al igual que sus primos Belén Barenys, encargada de las segundas voces, y Juan Barenys, hermano de Belén y percusionista.
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El parto fue para Ribó un antes y un después, que de hecho inspiró su tema Ay mamá con el que se presenta para competir en Eurovisión. “No quiero cesárea, pero sacádmelo ya, si no se está alimentando sacádmelo ahora”, dijo en una entrevista a Flooxer, después de enterarse de que el protocolo exigía a los médicos inducirle el parto. “30 horas dilatando, no dilataba ni a leches, me rompieron la bolsa con un daño horroroso (...). Mi parto era cuesta arriba no, lo siguiente. Mi cuerpo no quería parir, no me tocaba”, aseguró Ribó.
Ribó nunca ha definido su ideología política más que en sus letras, de un marcado tono feminista. En una entrevista publicada en Barcelona Secreta, confesó que le cuesta mucho sentirse española, en referencia a que ella se siente más cómoda como barcelonesa.
“Rigoberta es un proyecto que lo vinculo mucho a Barcelona, porque además yo hacía mucho la broma de que como Pucho es El Madrileño pues yo soy La Barcelonesa. Me cuesta mucho sentirme española, pero barcelonesa me siento mucho”, dijo en aquella ocasión.
La canción que propició su salto a la fama, de hecho, es una oda al carácter español. In Spain we say “it's amargura" / In Spain we say "ay, me desangro" / In Spain we say "qué coño hago" / In Spain we say "joder qué largo" / In Spain we call it soledad. El hecho de que no haya mantenido su nombre catalán para presentarse como artista o que sus letras sean en castellano le ha costado también las críticas en Twitter de parte del sector nacionalista.
Del doblaje al trío
Aunque triunfa como cantante, Ribó es actriz y su carrera empezó antes incluso que su formación. Era el año 2001 cuando se puso ante el micrófono para doblar a la actriz Dakota Fanning en la película Yo soy Sam. Este sería el principio de un largo elenco de personajes infantiles a los que prestó su voz.
Ha doblado a las actrices Emma Stone, Shailene Woodley o Elle Fanning. Su voz también ha sonado en personajes de largometrajes de animación como El viaje de Chihiro, Frozen o Brave. Aunque probablemente el personaje que más llama la atención es el dibujo animado Caillou.
Ya con un importante bagaje profesional a la espalda y terminado el colegio, Ribó entró a estudiar al Instituto del Teatro de Barcelona, donde se toparía con dos personas que marcarían su carrera y la orientarían definitivamente hacia el ámbito musical: Paula Malia y Bárbara Mestanza. Con ellas formó el trío The Mamzelles.
“Teníamos 17 o 18 años cuando nos conocimos en la escuela de teatro”, recuerda Paula Malia en conversación telefónica con este periódico. “Estoy muy contenta con todo lo que está pasando. Hace unos meses no me lo esperaba. Le estaba yendo genial, pero no sabíamos que se iba a presentar al Benidorm Fest y que fuera a ser un bombazo como está siendo. Yo creo que tiene un proyecto muy sólido. Sinceramente, creo que va a ganar”.
—¿Cómo es Paula en el trato cercano?
—Es muy divertida, muy risueña. A veces tiene la cabeza en otro sitio. Yo soy muy terrenal y Paula a veces está en otro universo. Para mí, eso la hace muy brillante y hace que tenga una manera de expresarse muy particular. Y sobre todo, es muy divertida. Con Paula te ríes un montón.
—Parece una persona bastante singular, al menos es lo que refleja en su música. ¿Dirías que lo es?
—Sí (risas). Yo creo que en el buen sentido. Como buena artista, Paula tiene mucha personalidad y lo transmite en su música, en su manera de contar historias. Para mí sus canciones no solo tienen una melodía bonita o están bien interpretadas, sino que cuentan historias.
El trío de cantantes The Mamzelles llegó a publicar dos discos: Que se desnude otra (2012) y Totem en 2014. Su estilo desenfadado, con un punto gamberro y cantado en catalán y en inglés les brindó un éxito moderado —especialmente en Cataluña— y les permitió rodar durante 10 años.
“Las tres somos muy diferentes, pero creo que nos complementábamos muy bien. Cada una escogía un rol y trabajar con ella fue muy divertido todo el tiempo que estuvimos haciendo bolos, componiendo canciones y sacando los dos discos”, explica su excompañera de banda, que también cosecha éxitos en el mundo del teatro, el cine y, sobre todo, la pequeña pantalla. Forma parte del elenco de Benvinguts a la família, Valeria y El vecino.
“[Ribó] es una persona con mucha creatividad, que te hace propuestas muy locas pero que enseguida ves que tienen una razón de ser. Es muy inspirador trabajar a su lado, la verdad”. Ya durante esta andadura se empezaba a vislumbrar el estilo que marcaría a Rigoberta Bandini.
“Un gran número de locuras llegaron a buen puerto (risas). No le teníamos mucho miedo a nada, lo hacíamos porque nos gustaba y empezamos sin ningún ánimo de llegar a ningún sitio. Luego nos fue bien, pero no empezamos el grupo pensando que tendríamos un público que vendría a nuestros conciertos. Entonces hacíamos lo que nos daba la gana”.
Entre las muchas actuaciones que llevó a cabo este grupo, destaca una aparición en un anuncio de la Generalitat de Cataluña para promover el reciclaje en casa. Además de la compenetración de sus voces, se puede apreciar el bagaje teatral de las tres.
—¿Por qué se separó la banda?
—Al final las tres nos hicimos más adultas y cada una se fue a trabajar por separado. Se llegó a plantear un tercer disco e incluso teníamos canciones compuestas, lo que pasa es que las tres empezamos a trabajar por separado. Cada vez era más difícil crearle un espacio y que cada una renunciase a su carrera particular. También teníamos ganas de ver quiénes éramos por separado.
“Es muy bonito”
Este no ha sido el único proyecto musical que tuvo Ribó antes de convertirse en Rigoberta Bandini. También pasó —con claramente menos éxito que con The Mamzelles— por la agrupación The Kardoshians, que no llegó a grabar ningún disco.
Como Rigoberta Bandini, realmente, tampoco ha sacado ningún disco como tal, sino una serie de singles —11 en total— que han bastado para llegar a un público amplio y estar en la batalla por ir a Eurovisión. Su canción A ver qué pasa formó parte de una campaña de la cerveza Estrella Damm.
“Es muy bonito lo que está pasando estos días”, afirma Malia. “Te da por mirar atrás y ver cómo hemos crecido las tres. Nos fue muy bien juntas y nos está yendo muy bien por separado”.
—Pese a ser del equipo de Rigoberta a muerte, ¿qué te pareció la actuación de las Tanxugueiras?
—La verdad es que me gustaron mucho. Es algo diferente. Está bien que no solo vayamos con el español y el inglés a Eurovisión. Que pueda haber alguien que se exprese en gallego, vasco o catalán me parece interesante. Y creo que lo hacen muy bien y me parece un proyecto muy interesante.