La victoria de la líder trans Mar Cambrollé sobre Carmen Calvo: "Le hemos dado al PSOE donde duele"
“Me esperaba la obstrucción de la ultraderecha, pero no imaginé que la oposición más brutal estaría en el ranciofeminismo del PSOE”, reconoce en conversación con EL ESPAÑOL.
26 junio, 2021 02:44Noticias relacionadas
Mar Cambrollé, la sevillana líder del movimiento trans, lleva desde hace meses con la agenda de una estrella de rock, cuando el rock estaba de moda. Su vida transcurre en un viaje interminable entre Sevilla y Madrid, con paradas recientes en Córdoba, donde acaba de inaugurar una exposición titulada ‘Nuestras vidas importan’, una visión esperanzadora para la juventud trans, o en la Universidad de Sevilla para denunciar la exclusión laboral que sufren las personas trans. Por el camino atiende a televisiones nacionales y medios locales, y saca de su bolso una bandera azul, rosa y blanca, símbolo del orgullo trans, para la sesión de fotos que acompaña a este reportaje.
La actualidad la señala como la vencedora de una batalla en la que ella jamás pensó tener como enemigos al PSOE de Pedro Sánchez, encarnado en la figura de la vicepresidenta Carmen Calvo. “Me esperaba la obstrucción de la ultraderecha, pero no imaginé que la oposición más brutal estaría en el ranciofeminismo del PSOE”, sostiene Cambrollé. La activista asume su victoria, pero alerta del alto coste que ha tenido la encarnizada contienda: tanto personal como en cifras de agresiones tránsfobas, que aumentaron en torno a un 25 por ciento según diversos observatorios autonómicos.
Hace escasos días que el PSOE viró su posición del bloqueo a la tramitación de la ley en el Congreso, que se rubricó con el Partido Popular y Vox como aliados, a la luz verde actual después de la amenaza de veto a los socialistas en el Orgullo. Dos hitos que forman parte de una misma estrategia “muy bien maquinada” por el colectivo y su principal apoyo en el Gobierno, el Ministerio de Igualdad de Irene Montero: obligar a Pedro Sánchez y los suyos a posicionarse “con luz y taquígrafos” junto al “transfachito”. Una posición, explica Cambrollé, “antinatural” que ha levantado ampollas entre los votantes progresistas y el movimiento LGTBIQ+.
Hoy Mar Cambrollé (Sevilla, 1957) recibe a EL ESPAÑOL en su ciudad natal, frente al callejón de la Inquisición como metáfora de la férrea y dogmática posición que ha mostrado el PSOE en los últimos meses. “Soy una activista histórica y jamás he visto algo así. Ningún avance, el divorcio, el aborto, el matrimonio igualitario o la eutanasia fue exento de polémica, pero nunca llegó a la violencia que se ha desatado con la ley trans”, explica la activista. “Y mucho menos me esperaba que el detonante fuese ese actor”.
Pregunta. ¿Esperaba que se enarbolara la bandera del feminismo para combatir los derechos de las personas trans?
Respuesta. La ultraderecha se ha frotado las manos porque no ha tenido que trabajar ideológicamente su posición, el PSOE se la ha servido en bandeja. Y eso quedó en evidencia el día que se votó en el Congreso y tanto PP como Vox hacían referencia al argumentario del PSOE en su explicación de voto. Y hay que aclarar que esta ha sido una posición de partido que ha tenido una vocera, Carmen Calvo, porque para ellos era más fácil señalar a una persona y no a la colectividad. Pero no fue solo la vicepresidenta la que se abstuvo, también los 120 diputados del PSOE los que tumbaron la tramitación de la ley.
El “transfachito”
El pasado 18 de mayo se votó la toma en consideración de la ley trans, a propuesta de ERC y el Grupo Plural. Los noes se impusieron. 143 de PP y Vox frente a los 78 votos positivos de los partidos nacionalistas, Ciudadanos y los partidos de izquierdas, a excepción del PSOE que optó por la abstención (120).
P. ¿Recibió alguna llamada de alguno de esos 120 diputados socialistas excusando su voto en la disciplina de partido?
R. Muchas llamadas, pero muchas. Y no puedo dar nombres. Gente de Andalucía, que fueron protagonistas en su día de la primera ley trans que se aprobó por unanimidad de la cámara, con apoyo del PSOE, del PP y de Izquierda Unida. Y lo mismo en Aragón o Valencia… o recientemente en Canarias. El PSOE, con su postura reaccionaria, ha arrastrado a la derecha al PP. Y eso es imperdonable, es antinatural. De su mano han entrado muchos avances, pero ha tomado un rumbo equivocado. Y si no lo corrige se va a desangran por la parte LGTBI. Tiene que revisar por qué coinciden sus argumentarios con los de la ultraderecha.
Mar pone de ejemplo al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y a si ley del matrimonio igualitario. “Contra la ley se manifestaron más de un millón y medio de personas —argumenta Cambrollé—, y no lo tumbó porque sabía que suponía ampliar los derechos a quienes no lo tenían; ahora digo que cuatro mujeres que caben en un taxi han tumbado la ley”.
La sevillana cita, entre otras, a Amelia Valcárcel, “la ideóloga, que es la que le da el fundamento teórico a este discurso disfrazándolo de un ataque al feminismo cuando lo que esconde de verdad es un discurso de odio a las personas trans”; Ángeles Álvarez, la “agitadora en redes sociales”; y Carmen Calvo que es “la que le da el punto institucional de gobierno”.
P. ¿Celebró la salida de la vicepresidenta Calvo de la ecuación de la ley trans?
R. Más que el que la hayan apartado, lo que celebramos es el cambio radical y sustancial del PSOE. Ella pedía garantías jurídicas, un palabro con el que se pretende adornar algo que es lo contrario de lo que recomiendan los estándares europeos. Ella pedía testigos, diagnósticos médicos, tiempos de reflexión… algo antagónico al principio de autodeterminación.
El Orgullo, la presión definitiva
El cambio de ruta del PSOE que, sin que se haya conocido el texto en su totalidad, da luz verde a la autodeterminación de género como pedía el colectivo trans y la ministra Irene Montero ha supuesto la crítica a los socialistas de organizaciones feministas transexcluyentes como la Alianza contra el Borrado de las Mujeres. "El PSOE, contrariamente a sus propios pronunciamientos de partido, ha cedido como gobierno tanto a la coacción de grupos que amenazaban con prohibir su presencia en el Día del Orgullo, como a las presiones de su socio", sostienen desde Contra el Borrado.
Para Cambrollé, este tipo de posiciones transexcluyentes “suponen un daño para el feminismo”. “Hay muchas asambleas feministas que están a favor de las personas trans, por eso creo que es perverso utilizar el feminismo para esconder los discursos de odio”, sostiene la sevillana.
P. ¿Pensó alguna vez que llegaría a pedir el veto al PSOE en el Orgullo?
R. Jamás, pero sabemos que eso era lo que más le dolía. Suponemos aproximadamente diez millones de personas LGTBI y los estadistas, los tecnócratas de los partidos, los que hacen los cálculos, saben que esto es peligroso para el PSOE. Y prueba de ello son las prisas que se han dado para tener aprobada la ley trans antes del Orgullo, un evento que el PSOE siempre creyó de su propiedad.
Pero Cambrollé se muestra cauta. Todavía no se conoce el texto completo. Sí se sabe, por la prensa, que el PSOE vería con buenos ojos que los menores a partir de los 14 años puedieran ejercer la autodeterminación de género sin ningún tipo de condición, ni médica ni de testigos o tiempos de reflexión. Pero falta por determinar qué ocurrirá a los que están por debajo de esa edad. También los medios han publicado que para los de entre 12 y 14 años existiría un proceso judicial, algo que choca diametralmente con los postulados trans, que piden que solo se requiera una demostración de madurez y estabilidad. “Y que les manden a un proceso judicial es retrotraernos a antes de la ley de 2007, y es de una violencia brutal tener que llevar a niños y niñas de entre 12 y 14 años ante un juez y un fiscal que les cuestionen su identidad”, esgrime la activista.
En este punto, la sevillana se remonta a una sentencia del Tribunal Constitucional de 2019 en la que excluir a los menores del derecho al cambio de sexo era inconstitucional. “¿Una ley va a ir en contra de la Constitución? Nosotros celebramos lo conseguido para mayores de 14 y pedimos que por debajo se aplique esa sentencia”, reclama Cambrollé.
La reparación, asignatura pendiente
De no conseguirlo, seguirá la presión para el PSOE. “Hay un apoyo social, hay apoyo político y hemos situado en el debate mediático las necesidades de las personas trans —defiende orgullosa Cambrollé—; y esto es ya imparable, o se bajan del autobús de la transfobia o se desangran”.
P. Después de esto, ¿qué queda por conseguir?
R. La reparación. Hemos pagado los peores maltratos de la dictadura y hemos sido también las grandes olvidadas de la democracia. La serie de la Veneno ha supuesto un testigo gráfico de cómo nos ha tratado la democracia a las mujeres trans: dedicándonos a la prostitución, perseguidas por los neonazis, mujeres que eran expulsadas de sus hogares, que tenemos cerrado el mercado laboral, que no hemos podido estudiar por el acoso y mujeres vacías de amor entregándose a hienas que huelen la falta de cariño y que te engañan, mujeres que caen en los brazos de las drogas. Eso es una reparación que el Estado tiene que acometer, porque por acción u omisión ha perpetrado una violencia contra nosotras que nació en la dictadura y que se ha prolongado hasta la actualidad.
P. ¿Le guardas rencor a Sánchez o Calvo?
R. Los grandes cambios vienen de los movimientos sociales y en este camino ha habido un alto precio que pagar: energía vital, emociones… He sufrido mucho, y ha habido mucho desgaste emocional, que no deja de ser violencia.
Dice Cambrollé que el movimiento trans no está vinculado a partidos, que prefieren ser libres y que nadie les compre la obediencia ni la conciencia. Y poder afearles las cosas a los políticos, sean del signo que sean. Pero esta posición sin filias sí ha desatado muchas fobias como resultado del fuego cruzado en el que se encontraban las personas trans. “Irene Montero ha sido una aliada y una víctima, porque hay cierto sector que quiere que esta mujer joven no brille en la política”, confirma la sevillana. “Su ministerio ha sido ninguneado —sigue—, pero eso es ajeno a nosotras, que nos hemos visto en medio de una pelea política en la que no tenemos nada que ver, pero que ha generado violencia hacia nosotras”.
P. ¿La ley trans ha sido algo personal para la ministra Montero?
R. Es una mujer muy concienciada, que cree en la igualdad. Me emocioné cuando por primera vez un miembro del Gobierno, ella, pidió perdón a las personas trans. Y eso fue muy grande.
Cambrollé se emociona al hablar de reparación. Tiene 63 años y ha vivido todo tipo de situaciones. En su biografía, ‘Mar Cambrollé, una mujer de verdad’ (Ed. La calle, 2014), cuenta cómo lideró el movimiento por la liberación homosexual en Andalucía o su intromisión como trabajadora del sexo. También sus enfados con el colectivo LGTBI. Por eso registró con ERC una Proposición no de ley pidiendo la reparación, “no económica, pero sí moral”.
La venganza de Cambrollé
Sostiene precisamente por esa especial vulnerabilidad es necesaria una ley trans y no esconder las pretensiones de este colectivo en una ley LGTBI como pretendía el PSOE. “Supondría borrar al sujeto político y ocultar las causas estructurales y específicas que provocan esa violencia. ¿Somos parte del colectivo LGTBI? Sí, pero no sufrimos la misma discriminación. Es una discriminación específica porque proviene de un mundo hecho por personas cis, pensado por personas cis y solo para personas cis”, argumenta. “Por eso son tan necesarios estos cambios, porque son cambios culturales. Que las personas trans empiecen a participar, ocupar un espacio que se nos ha negado bajo el estigma de vincular transexualidad a prostitución y espectáculo”, puntualiza Cambrollé.
“Donde antes había tristeza hay hoy risa, donde antes había familias que expulsaban a sus hijos de sus hogares hoy los arropan, donde había colegios en los que era imposible estudiar ahora hay protocolos que nos protegen. Las chicas de 16 años en adelante que antes estaban en las esquinas hoy lo están en las universidades… y esto no lo han conseguido las políticas públicas de ningún Estado, esto lo hemos conseguido el movimiento trans a través de nuestra acción política y pedagógica. Y ya es hora de tener un marco jurídico que garantice esto”.
P. ¿Qué le dirías a esa Mar que con ocho años recibía golpes de su padre con el cinturón o a la que desterraron de la mesa y obligaron a comer en la cocina porque a su padre le daba asco que fuese quien ella realmente era?
R. Le digo que… que estoy muy orgullosa. Que todas las luchas son utópicas y yo la he tocado con la mano. Cuando veo a muchos niños felices, sonriendo, a jóvenes en las universidades, los abrazos… creo que ese trabajo ha merecido trabajo. Y permíteme que lo diga: esta es mi venganza. Es mi venganza: he devuelto al mundo amor por todos los golpes que me dieron.