La Guerra civil de ultras españoles la perdió el equipo de 'El pirrakas': la última brutalidad del Kots
Peleó Guda, un antifa vitoriano y ultra el Alavés, contra Fran Suárez, un madrileño del grupo de extrema derecha Juventudes Canillejas
11 mayo, 2021 03:05“Suárez vs Guda. Sea lo que sea que haya pasado fuera de la jaula, estos dos guerreros lo dieron todo. Respeto máximo a los dos. La gente de fuera de la jaula tuvo lo que se merecía, pero los que critican deberían poner el foco en los dos guerreros que pelearon dentro. Y más allá de eso, la gente vio lo que siempre quiso ver: Izquierda vs Derecha. Nosotros te damos espectáculo. La pelea fue una de las mejores de la noche. Esperamos que la hayáis disfrutado”.
Es el comunicado oficial que publicó la organización de KOTS (Kings Of The Streets) tras la velada del fin de semana. El club de la lucha más secreto de Europa, que organiza en Suecia un campeonato de peleas callejeras, acogió el sábado uno de los combates más esperados desde su fundación. Peleaba un madrileño contra un vitoriano.
Guda contra Suárez. Más que un combate. Una pelea física e ideológica. Extrema izquierda contra extrema derecha. Una pequeña guerra civil azuzada desde las redes. Un evento que trascendía de lo meramente deportivo y que se calentó durante los días previos, con mensajes y vídeos cruzados. La pelea no defraudó. Tuvo de todo: hostias (que es a lo que venían), trampas, intervención del público, expulsiones, palos fuera de la jaula y una tremenda polémica.
EL ESPAÑOL se puso en contacto con ambos equipos para que nos informasen al respecto. Porque todo es secreto en KOTS: el lugar de la pelea, la fecha y hasta la hora. Randa ya se negó en su momento a hablar con este periódico. Esta vez, el equipo de Fran Suárez también ha declinado el ofrecimiento. Pero alguien lo tenía que contar. Y como en EL ESPAÑOL nos debemos a nuestros lectores, pagamos los 19 pavos que costaba el streaming en directo y les vamos a explicar con detalle lo que sucedió. Todo aquello de lo que se habla en las redes del entorno de las peleas callejeras, recogido en esta pieza. Quédense hasta el final. Si parpadean se lo pierden.
Izquierda vs Derecha
En una esquina, Guda. 31 años, 1,69m y 66 kilos. Un ultra del Deportivo Alavés que es antifa y practica kickboxing. Lucha por el equipo Randa, que es el mismo que patrocina al Pirrakas (el miembro de Bukaneros que protege el chalet de Pablo Iglesias y que perdió su combate en menos de un minuto). Randa es el equipo que aglutina a los luchadores de extrema izquierda españoles, aunque algunos no se presenten como tal. De hecho, Guda peleó bajo la bandera del País Vasco.
En la otra esquina, Fran Suárez, alias ‘Mi vida loca’. 34 años, 1,76m y 70 kilos. Un conocido boxeador madrileño que fue presentado para el evento como ‘Madrid Hooligan’, aunque en realidad no guarde ninguna relación con Ultras Sur. Tampoco tiene detrás un gran equipo consolidado como Randa. Tiene a su propio grupo de preparadores que también debutaban en esta competición. Adonde si pertenece Fran es a Juventudes Canillejas, que es un grupo de extrema derecha de Madrid.
El combate se caldeó en redes desde que se conoció el emparejamiento. Especialmente desde el entorno de Randa, donde publicaron vídeos y comentarios donde golpeaban cabezas de cerdo. A pesar de la diferencia de kilos, Guda partía como favorito. Randa es un equipo con experiencia en KOTS y lleva ya tres combates. De hecho, la única victoria que cuentan hasta ahora es la de Estébanez, precisamente otro ultra del Alavés.
Además, su rival Fran Suárez contaba con un hándicap: es boxeador puro. Prácticamente no usa piernas ni técnicas de otras artes marciales. Guda, en cambio, tiene un abanico de recursos más amplio. En las mismas redes se lo advertían al madrileño antes del combate: “Ir sin piernas es suicidarse”. Porque en KOTS vale todo. No hay reglas, ni asaltos, ni una esquina que te tire la toalla si te ve mal. Un boxeador puro va limitado.
La tarde del combate
La velada donde se iban a encontrar se llama ‘Sons of Liberty’ (Hijos de la Libertad), un eslogan que debería motivar a un madrileño de derechas en la semana que ha ganado Ayuso. Se celebró, como viene siendo habitual, en una enorme nave vacía de una zona rural de Suecia. Nadie, más allá de los que van a pelear y su equipo, conoce las coordenadas.
La retransmisión empieza pocos minutos antes del inicio de las peleas. Una imagen muy oscura. Una cámara fija enfocando a una jaula montada en el centro, con vallas amarillas de obra. Muchos ultras entre el público, todos ellos jaleando en torno a este improvisado ring de hormigón. Mucho pasamontañas y ropa de combate, de marcas Askari (principal promotor del evento), Randa o Tyr. Muchos gritos, un DJ pinchando música y un ambiente donde la adrenalina casi se podía oler.
Se programaron once combates para la tarde del sábado. Entre los luchadores abundaban los hooligans de equipos de fútbol. Del Djurgarden sueco, del Slavia de Praga, del Brondby danés o del Lille francés. También gente que iba por libre, como es el caso de un tercer español. Se trata de Alberto, un joven (18 años) de Barcelona que pelea por su cuenta bajo la única etiqueta de ‘street fighter’ (luchador callejero). No está adscrito a ningún equipo, afición o ideología. Alberto peleó contra el noruego Bergsgjerdet. A pesar de que kickboxer catalán empezó mandando en el combate y su estilo de lucha era mucho más pulido que el del rival, acabó pagando la falta de tablas. Alberto fue derribado y el árbitro paró el combate.
Sucedió en ese momento algo que debería haber dado a entender al público asistente que los árbitros y organizadores no se andan con chiquitas. Y es que el peleador noruego, a pesar de que el combate había acabado, se abalanzó de nuevo contra un Alberto que permanecía en el suelo. Dos de los árbitros, auténtico mastodontes, lo placaron, le colocaron un guantazo y lo mandaron al suelo. Con estas cosas son implacables. Porque dejar que se descontrole una pelea en un lugar donde la mayor parte de los asistentes son expertos luchadores, puede devenir en el más absoluto caos.
El noruego después pidió perdón por el impulso. Pero hasta en una pelea sin reglas como KOTS hay códigos de honor. Uno de ellos es que, si el árbitro para la pelea, parada está para siempre. El otro es que la afición se limita a alentar y no participa de la lucha. Y ese fue el problema que hubo después en el Guda vs Suárez.
Guda VS Suárez
Guda y Fran Suárez se vieron en persona por primera vez durante el careo, justo antes de la pelea. En una especie de photocall, llaman a ambos contendientes; ellos posan para la foto encarándose. Fue ahí donde la nutrida representación de Randa se hizo notar. Entre los gritos del público se podía escuchar la frase: "¡Mata al español!.
Tras varias sangrientas peleas, llegó el momento más esperado. El quinto combate. En los rótulos, Fran Suárez bajo la bandera española; Guda, bajo la ikurriña. Extrema derecha contra extrema izquierda repartiéndose leña, sin que el público prejuzgue. Se dice de KOTS que podría participar sin problema alguien de ISIS, siempre y cuando cumpliese los códigos de honor del evento. La organización no lo ha confirmado... porque tampoco habla con la prensa.
Sin demasiados preámbulos empezó la pelea. No hubo choque de guantes amistoso, porque ahí de amistoso no había nada. Entró Guda directamente a embestir e intentar desequilibrar, sabedor de que debía llevar a Suárez al suelo si quería hacerse con la victoria. Parecía haber estudiado los hándicaps del boxeador madrileño, que se sacudió los envites del vitoriano a base de puñetazos.
Ambos fueron al suelo varias veces, y aunque es la debilidad de Suárez, el madrileño lo tuvo controlado en varios momentos, donde procedió a golpear al vasco la nuca. Se zafó Guda, que también pega muy bien con las manos. Precisamente en una serie de puñetazos del vitoriano pasó algo que desencadenó un tremendo altercado.
La trampa
Guda había mandado a Suárez contra las cuerdas. O en este caso contra las vallas. La casualidad hizo que eso sucediese justo delante de donde se habían ubicado algunos de los acompañantes del vasco. El madrileño se cubría con la espalda pegada a la valla, tratando de bloquear la serie de puñetazos que le endosaba el ultra del Alavés. En ese instante, se apreció con claridad que alguien sujetaba a Suárez.
Una mano, desde detrás de las vallas, agarró al boxeador madrileño de la camiseta para que Guda tuviese más sencillo el golpeo. Algo que no está permitido bajo ningún concepto. Suárez gritó advirtiendo a los árbitros. Pero tal vez no hizo falta. Ellos se percataron de inmediato. Y el mismo juez gigantesco que abofeteó al rival de Alberto en el anterior combate, se interpuso esta vez entre el vasco y el madrileño. Acto seguido, se encaramó a la valla, saltó y empezó a repartir.
A él se le sumaron varios miembros de la organización, que identificaron al responsable del agarrón ilegal y a sus compañeros. Ahí la imagen se pierde. El cámara del interior de la jaula intenta salir corriendo para captar lo que está sucediendo fuera, pero no se aprecia. La realización pasa a la cámara general y ahí sí que se advierte de que hay gente repartiendo hostias, aunque no se acaba de adivinar de quién a quién. EL ESPAÑOL ha podido saber que fueron varios los acompañantes del equipo Randa los que fueron apartados y recibieron el severo correctivo del staff.
El combate permaneció parado varios minutos, con Guda y Suárez en el centro del ring, esperando que se reanudase la pelea. De fondo se podían escuchar gritos, y concretamente uno desgarrado que decía claramente "Hijo de puta". Seguro que no lo dijo un sueco. La imagen, no obstante, no alcanza a capturar cómo sigue esa pelea que no estaba prevista en el cartel. En un par de minutos, el combate entre Guda y Suárez se reinició.
Guda volvió a empezar tomando la iniciativa e intentando mandar a Suárez al suelo. Pero el peleador madrileño pega muy duro. En varios contraataques impactó con claridad en la cabeza de Guda. Puñetazos "limpios como una mañana de primavera", que narraría el maestro Jaime Ugarte. En uno de estos derribó al vasco y lo envió al lado de la valla. Esta vez nadie osó meter la mano. Con su rival en el piso, Suárez empezó a percutir de arriba abajo cual martillo hidráulico. Guda, casi en posición fetal, ya solamente atinaba a cubrirse la cabeza. Ahí paró el árbitro la pelea.
A Guda la sacaron del ring entre dos miembros del equipo Randa que iban enmascarados. Le costaba caminar y en su rostro había cierto rictus de incredulidad, de desconcierto. De decepción por la derrota y de no comprender qué había sucedido durante el parón.
La resaca
La treta del agarrón provocó abucheos entre el público. Ya tiene que ser grave que te amonesten en un combate sin reglas. EL ESPAÑOL ha podido saber que el propio Guda recriminó posteriormente a los autores del agarrón dicha maniobra. Del mismo modo, Randa emitió un comunicado posterior en redes sociales, que decía lo siguiente:
"El que ha agarrado la camiseta de Suárez se ha cargado uno de los mejores combates de la tarde, ha manchado nuestro nombre e incluso ha perjudicado a Guda. A KOTS se va a pelear en la jaula o a alentar a los tuyos, no a joder el puto evento".
La resaca del combate, en redes, son comentarios memes y vídeos por parte de los que apoyan a Suárez, y silencio en la parte de Randa, más allá del mencionado comunicado. Sea como sea, es otra nueva derrota del equipo del Pirrakas, que ya ha perdido más que ganado: tres combates, dos derrotas (Pirrakas y Guda) y una sola victoria, la del ultra del Alavés Estébanez contra un gladiador húngaro llamado V. Por su parte, Fran Suárez mostró después en sus redes que prácticamente no tenía marcas en la cara, pero que se rompió la mano (literalmente) pegándole puñetazos a Guda.
Ahora solamente queda saber si esto se queda aquí o habrá revancha. Si los de Randa tendrán otra oportunidad de medirse a un luchador de ideología tan opuesta. Si conseguirán remontar, ya que han entrado en saldo negativo. Y si, sobre todo, la próxima vez serán capaz de controlar a los suyos para que no se produzca otro episodio deshonroso como el del tirón de la camiseta.