Romeo y Triana: la asesina de Isabel Carrasco encuentra el amor en la cárcel con un ladrón
Se conocieron en la prisión de Mansilla durante una actividad común. Ella y él (un recluso rumano) han formalizado su relación como pareja de hecho para tener derecho a vis a vis. Se ven de ese modo dos veces al mes y todas las semanas a través de un cristal.
13 febrero, 2018 01:50Noticias relacionadas
Romeo y Triana se quieren, se quieren mucho. Viven ese amor que solo surge intenso cuando es a primera vista. Romeo y Triana se ven 40 minutos todos los lunes a través de los cristales de la sala de comunicación de la cárcel de Villanubla (Valladolid). Pueden verse pero no tocarse. Triana es Triana Martínez, condenada junto a su madre, Monserrat González, a 20 años de prisión por el asesinato de Isabel Carrasco, la presidenta de la diputación de León. Romeo es Romeo Chelaru, su novio, al que conoció en la prisión de Mansilla de las Mulas el pasado otoño. Fue entonces cuando surgió el amor.
Romeo y Triana quieren estar cuanto más juntos mejor. Por eso han formalizado su relación como pareja de hecho. Por eso él, que pertenecía a una mafia local de ladrones, ha logrado que le trasladen de prisión para estar en el mismo presidio que ella. Por eso dos veces al mes tienen vis a vis. Los presos comunes tienen derecho a una de esas visitas cada 30 días. Por eso, aprovechan el uno la visita del otro y quedan en la misma habitación de la cárcel. Una habitación pequeña, cerrada, con una cama en el medio. Esas dos veces al mes son el único contacto físico que tienen y que van a tener en mucho, mucho tiempo. Así que deciden siempre aprovecharlo al máximo.
Desde el año 2014, cuando las asesinas, madre e hija, fueron detenidas, no han salido de la cárcel. Nada de ver la luz desde que Monserrat le disparó a Isabel Carrasco tres tiros por la espalda en lo más alto de la pasarela que cruza el río Bernesga, en pleno centro de la ciudad de León. Desde entonces, fueron trasladadas a la cárcel de Mansilla de las Mulas (León), donde no dieron más que problemas. Sus continuas quejas por la comida y otros aspectos del presidio hizo que se les abriese varios expedientes disciplinarios por su mala conducta. Que la llevaran a la de Valladolid ha permitido, dos años después, encontrar el amor en Romeo.
Romeo, el buen ladrón
Triana y Romeo, Romeo y Triana. Ambos jóvenes se conocieron en los primeros tiempos de la asesina de Isabel Carrasco en el presidio. Supo de él cuando le concedieron el traslado a uno de los módulos de respeto de la penitenciaría con el fin de aliviar la tensión entre las reclusas y el personal de la prisión.
En ese módulo había distintas actividades en la sque se busca lograr que los reclusos convivan entre sí, que participen en las tareas, en las decisiones. De esa manera, en una de esas reuniones conjuntas, Triana conoció al que años después iba a ser su pareja, su nuevo amor: Romeo.
Romeo era un recluso cualquiera, un ladrón del tres al cuarto con “muy buen comportamiento” en los centros penitenciarios en los que ha estado. Se trata de un condenado por un delito de robo con fuerza con una pena no demasiado elevada cuando él y Triana empezaron a tratarse. Pero todos los que le conocen allí dicen que, pese a todo, es un buen tipo.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, Romeo goza de buena consideración tanto en la cárcel de León como en la de Valladolid. Su comportamiento ha sido siempre ejemplar. Este delincuente rumano alcanza la treintena y no ha dado nunca una sola queja a los responsables de los presidios por los que ha pasado.
El amor entre ellos surgió de forma instantánea. No fue “cosa de un día para otro, un amor fugaz y adolescente”. Pronto se convirtió en algo más serio que un par de besos furtivos en el pasillo. Ambos comenzaron a entablar una sentida relación que ahora mantienen en Valladolid. Sin embargo, en Triana pesa mucho la influencia de su madre, Monserrat. Quien fuera la ejecutora del crimen todavía goza de enorme influencia sobre su hija. Según cuentan a este periódico fuentes cercanas al caso de Isabel Carrasco, “Triana hará lo que su madre le diga”. Y si ello implica solicitar un nuevo traslado, la joven acabará cediendo.
Triana y su madre fueron trasladadas de prisión en el año 2016. En León se quejaban del menú, de las habitaciones, de la limpieza. Debido a la cantidad de quejas de los funcionarios en cuanto a ellas, terminaron trasladándolas de oficio. Monserrat pidió que se las llevaran a Villabona, en Asturias, porque así iban a estar cerca de Pablo, marido y padre de ambas. Pablo trabaja en la Comisaría de Gijón y eso haría estar más cerca entre sí. Pero Instituciones Penitenciarias decidió que ese no iba a ser su destino. Las mandaron directas a Villanubla, en Valladolid. Lejos del padre. Lejos del nuevo amor.
Aquello fue un palo para Triana. Entonces, tomaron una decisión que hoy ya se ha convertido en real. Se inscribieron en el registro como pareja de hecho para así poder tener derecho a los vis a vis como todos los otros presos con sus maridos o mujeres.
"Putas y pijas"
La prisión de Valladolid, según ha podido saber este periódico, está siendo “un infierno” para las dos mujeres. Triana sufrió a la llegada por la separación con el hombre que había conocido. Aparte, los problemas con los responsables de la prisión y con las otras reclusas no cesaron.
Triana y su madre siguen sin aceptar que están presas. Siguen diciendo que no pertecen a ese mundo violento, que no somo como las demás. Pero ahí están, condenadas por asesinato a 20 años de prisión. Todo esto les ha venido acarreando en Valladolid todo tipo de burlas y mofas de sus compañeras de celda. Tienen problemas con todas las presas y todas las presas tienen problemas con ellas. Pero las asesinas de Isabel Carrasco parece que se llevan la peor parte. Las insultan, se mofan, se burlan de ellas en público. Las llaman “putas y pijas”. Hubo una temporada que algunas reclusas incluso llegaron a prohibirles el ducharse como todas las demás.
Triana ha tenido un pequeño alivio a partir del mes de septiembre de este año. Fue entonces cuando formalizó la relación con su enamorado, con Romeo. El amor que había surgido entre rejas se consumaba cuando el joven ladrón firmaba el documento en el que reconocía el enlace. Que ya eran pareja de hecho. Algo muy similar al matrimonio, pero que implica un mínimo de cinco años de relación para tener derecho a la pensión de viudedad. No importa. Era una forma de formalizar su amor.
El mejor regalo, por Navidad
La distancia duró poco. La conformación de la pareja de hecho era un paso que ambos querían dar antes del definitivo. El mejor regalo para Triana, atormentada en la cárcel de Valladolid, le llegó justo antes de Navidad. Romeo solicitó ser trasladado al mismo centro penitenciario que ella. Cuanto más cerca, mejor. Debido a su buen comportamiento, a que nunca había dado queja alguna, el permiso le fue concedido. El joven fue trasladado a donde Triana.
El idilio empieza ahora. La asesina y el ladrón ya se han visto, según ha podido saber EL ESPAÑOL , en sendos vis a vis el pasado mes de enero. Aparte de esto, todos los lunes se cuentan sus penas a través de un cristal en las salas de comunicaciones de la prisión. Triana sigue sin estar bien en Valladolid. Monserrat, su madre, la otra asesina, también las pasa canutas. Y no parece que la cosa vaya a cambiar.
Al menos la joven tiene a Romeo. Y le tendrá siempre. Si a madre e hija las vuelven a trasladar, esto no supondrá ningún problema. En ese caso es muy probable que a Romeo, preso modélico, también se lo concedan. Y continuará el amor. El amor entre rejas.