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Las luces del plató están apagadas. Roberto Brasero desaparece. Al rato, se encienden. Minutos después, vuelve y se planta unos metros por delante del mapa de soles, nubes y lluvia que le acompaña todos los días a partir de las cuatro de la tarde.
Tiene el tiempo en la cabeza. Cuando se levanta, mira al cielo antes de tomarse el café. Primero es hombre del tiempo y luego persona, suele bromear. Aunque el camarero del bar donde desayuna su tío Urbano en Talavera de la Reina le eche la bronca por sus predicciones, Brasero no suele negarse ante una petición improvisada.
"¿Para los lectores de EL ESPAÑOL? ¿El tiempo en Navidad? ¡Claro! Aunque todavía es pronto para saberlo todo, eh", se ríe. "No puede parar quieto", bromea una compañera que le saluda poco antes de empezar a grabar este vídeo. "¡Con qué cosas te hacen posar, Roberto!", le gritaba otra hace unos minutos al verle ante la cámara con un paraguas transparente y un chubasquero rojo.
Brasero, dicho de forma espontánea, por pegarnos a su estilo, es "la alegría de la huerta". Despistado, pero eficaz. Campechano, pero riguroso.
Pronostica el tiempo para esta Navidad como "normal", sin grandes sorpresas. Por lo menos, los datos a día de hoy disponibles no las anuncian. "Será fría, pero no tendrá que ver con las heladas padecidas esta semana".
También estará lejos, salvo sorpresa, una ciclogénesis explosiva como la de 2013. En cualquier caso, no se descarta radicalmente. "Se gestan de repente y es difícil pronosticarlas", advierte Brasero.
Si llega la borrasca, será Bruno
Si finalmente hay borrasca, se llamará Bruno. La lista de nombres ya está sellada hasta la W, aunque el hombre del tiempo de Antena 3 apuesta a que, este año, no llegamos siquiera a José. El bautizo de los temporales está pactado entre las agencias meteorológicas de la península ibérica en colaboración con la francesa. "La Universidad libre de Berlín, hace unos años, daba la oportunidad de adoptar un vórtice. Pagabas algo de dinero y le podías regalar una borrasca al novio o a la novia", se parte Brasero.
Aunque el usuario disponga, ahora más que nunca, de infinidad de datos en su teléfono móvil, Brasero defiende a su gremio: "La interpretación es muy necesaria. La volatilidad es altísima y esa predicción que miramos en el móvil puede cambiar muchísimas veces. Debemos entender por qué y cómo lo hace".