Planes por Galicia y alrededores para empezar el otoño con buen pie
Ya está aquí el otoño con su amalgama de colores ocres y la caída de la hoja, una de las estaciones más propicias del año para acercarse a la naturaleza, contemplar paisajes únicos y pegarse un homenaje culinario en alguna aldea perdida. Aquí van nuestras propuestas para vivirlo al máximo.
24 septiembre, 2020 06:00Otoño. Es nombrarlo y pensar en el fin del verano, de la playa y las vacaciones. Pero no siempre hace mal tiempo en otoño, una estación perfecta para retomar las grandes caminatas en la naturaleza, ya que hace menos calor y los bosques se tiñen de un colorido sin igual. Así pues, ahí van unos cuantos planes por Galicia y alrededores para acercarse al entorno rural y comenzar a transitar por los senderos de nuestra tierra y sus contornos.
Recorrer los miradores de la Ribeira Sacra
Con más de cinco mil hectáreas de naturaleza desbordante y la concentración del románico más importante de Europa, Ribeira Sacra se confirma como uno de los destinos más atractivos del otoño gallego. Villas históricas como Monforte o Castro Caldelas y actividades como un paseo en catamarán por el Cañón del Sil o la visita a una tradicional bodega son algunas de las actividades que se pueden realizar en la comarca, pero uno de los imprescindibles es hacer una ruta por sus miradores.
Desde estos observatorios se puede contemplar el Sil cruzando la montaña por el cañón y las laderas repletas de vides: los Balcones de Madrid, Cabezoás, el mirador de Santiorxo o el de Cabo do Mundo son algunos de los más visitados. Hay muchos, así que no te vuelvas loco, escoge dos o tres y déjate llevar por su magia.
Hacer senderismo en O Courel
Cruzada por el río Lor, la Serra do Courel es un paraje de belleza incalculable, coronada por las cumbres de Formigueiro, Pía Paxaro y Montouto, zonas muy adecuadas para la práctica del senderismo. Aquí encontramos frondosos bosques de castaños, pueblos de arquitectura tradicional como Seceda o Noceda y una joya ecológica: la Devesa da Rogueira, con 3 km cuadrados de bosque primario y una gran diversidad arbórea, ¡incluso zona de glaciares!
Una de las mejores rutas para recorrer este espacio es la que va de Seoane a Folgoso do Courel, donde a lo largo de 12 kilómetros se pueden admirar castros, minas de hierro, canteras de pizarra y aldeas centenarias.
Alcanzar un monasterio perdido en las Fragas do Eume
Muy próximo a la ciudad de A Coruña está este tesoro natural protegido con más de 9000 hectáreas, situado a la ribera del río Eume. Las Fragas do Eume se descubren caminando, completando alguna de sus rutas, como el Camiño dos Encomendeiros, que nos lleva hasta otra joya, esta vez arquitectónica: el Monasterio de Caaveiro. Este cenobio, fundado en el siglo IX pero cuyos restos más antiguos conservados datan del siglo XII, se encuentra en pleno bosque e impresiona al caminante con su especial ubicación.
A lo largo de tu ruta hallarás puentes colgantes, zonas habilitadas como merendero y mucha naturaleza. Muy cerca, otro monasterio, el de Monfero, y la villa de Pontedeume en la que conviene hacer una parada para cruzar el puente que le da nombre y pasear por el casco antiguo, presidido por el Torreón de los Andrade.
Completar un tramo del Camino de Santiago desde Ancares
En la bella comarca de los Ancares lucenses encontramos una de las aldeas que mejor representa la arquitectura y tradición de estas tierras: O Cebreiro. Está muy cerca de Pedrafita y hoy en día se ha convertido en destino turístico rural, con decenas de hostales y restaurantes típicos donde degustar las delicias gastronómicas de la zona.
Pero O Cebreiro es, en primer lugar, lugar de paso del Camino Francés de Santiago, y también de partida, pues aquí comienzan muchos peregrinos la primera etapa gallega de su andadura. En siete etapas puedes completar el Camino viviendo la experiencia única de alcanzar Compostela tras cruzar la Sierra de Ancares y localidades tan interesantes como Triacastela, Sarria, Portomarín, Palas de Rei o Melide.
Visitar la mayor mina a cielo abierto del Imperio Romano
Dejamos Galicia pero nos quedamos muy cerca, a sólo dos horas en coche desde la ciudad herculina, en la comarca hermana de El Bierzo. Aquí nos adentramos en uno de los paisajes más espectaculares creados por la acción del hombre: Las Médulas. Es una auténtica obra de ingeniería llevada a cabo por los romanos durante la ocupación de Hispania que, a través de la técnica conocida como Ruina Montium, destrozaron la montaña para la obtención de oro.
Y de la destrucción nació un paisaje de picos color rojizo que se acompañan de castaños milenarios que aún sobreviven desde entonces. Cálzate las botas, completa algunos de sus senderos – la Senda de las Valiñas es apta para todos los públicos-y después asómate a uno de sus mejores balcones, el Mirador de Orellán, cuyas vistas te dejarán sin palabras.
Descubrir que en Asturias hay más lagos que Covadonga
Están a poco más de 300 km de la ciudad de A Coruña y no tienen nada que envidiar a los famosos lagos de los Picos de Europa: son los Lagos de Saliencia. Se encuentran en el Parque Natural de Somiedo, un espacio protegido en el suroccidente de la vecina Asturias, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Hay una ruta a pie para recorrerlos, que transcurre a lo largo de 8 kilómetros, empieza en el Alto de La Farrapona y pasa por distintos enclaves de interés: el lago turquesa de La Cueva, la mina de Santa Rita, el lago Almanegra y el lago Cerveriz. Por último, uno de los puntos más altos de la ruta y el más bello: el lago de Calabazosa o Lago Negro.
En Somiedo hay otras rutas para llegar a las brañas, disfrutar de la berrea del ciervo o avisar osos pardos. No dudes en quedarte a dormir en un “teito” una construcción típica de la montaña asturiana similar a las pallozas gallegas.
Hacer una ruta por las cascadas de Peneda-Gerês
El Parque Nacional Peneda-Gerês, conocido popularmente como O Gerês, es el único parque nacional de Portugal y está situado en el norte del país, compartiendo frontera con España, en concreto con el sur de Ourense y su Parque Natural da Baixa Limia e Serra do Xurés. El parque tiene varias maravillas naturales dignas de admirar como la zona montañosa de Castro Laboreiro y a Peneda, templos aislados como Nossa Senhora da Peneda o Sao Bento da Porta Aberta, y pueblos donde el tiempo parece haberse detenido: Lindoso y su castillo, Soajo y sus “espigueiros” o Pitoes das Junias.
Lo más destacable son sus numerosos saltos de agua, charcas, playas fluviales y cascadas, que abundan en todo el parque gracias a la presencia de ríos como el Cávado, el Homem, Lima o Arado. Esto permite seguir la pista a sus bellas cascadas o “cascatas”, algunas escondidas en lugares remotos a los que cuesta llegar, entre las que sobresalen la Cascata de Tahití, la Cascata do Arado, la de Portela do Homem o la de As Sete Lagoas.
Perderse por un mágico bosque portugués
El norte de Portugal ofrece muchas opciones de ocio a los gallegos, ya que queda muy cerca y se pueden encontrar con facilidad lugares sorprendentes para pasar un puente o fin de semana. Ese el caso de la región histórica de Tras-os-Montes, donde se encuentra la bonita y cuidada población de Bragança, a sólo 22 km de la frontera, con su ciudadela medieval fortificada, dominada por su impresionante castillo del siglo XII, del que dicen que es el más bonito de todo Portugal.
Desde Bragança puede visitarse el Parque Natural de Montesinho, al norte de la ciudad, creado en 1979 para proteger la zona natural comprendida entre Bragança y España, con bosques frondosos que parecen sacados de un cuento de Grimm, incontables rutas de senderismo y una de las aldeas más hermosas de la comarca: Montesinho.
Emma Sexto