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En noviembre de 2018, el congresista demócrata estadounidense John Delaney nominó al chef José Andrés (52 años) -ojo, Andrés es apellido y no su segundo nombre, que es Ramón- para el Premio Nobel de la Paz, que se fallaría casi un año después y que finalmente recayó en Abiy Ahmed, primer ministro de Etiopía, por su labor para la reconciliación de su país con Eritrea.
Si hace algo más de cuatro años este cocinero nacido en Asturias y criado en Cataluña podía aspirar a merecer el Nobel de la Paz, sus méritos se han multiplicado, si cabe, en los últimos tiempos, aunque quizás sería más apropiado que le otorgaran una nueva categoría del premio, el Nobel de la Ubicuidad.
José Andrés está en prácticamente todos los lugares donde hace falta ayuda humanitaria, donde acude con World Central Kitchen, la ONG que fundó en 2010 para ayudar a Haití tras el terremoto.
El último ejemplo, Ucrania. Allí ha estado repartiendo comidas y cocinando para los afectados por la invasión rusa, en la iniciativa #ChefsporUkraine, siendo uno de los primeros en entrar en Bucha tras la masacre de civiles por el ejército invasor. La ONG ha repartido más de seis millones de comidas en 30 ciudades del país, ha trabajado con cocineros locales y ha ayudado a organizar cocinas comunitarias en ciudades devastadas. Su central de operaciones para esta crisis es Polonia, pero trabajan ya en siete países donde atienden también a refugiados, España incluida. Desde el país invadido, José Andrés participó esta semana en el Wake up, Spain de EL ESPAÑOL, en el que conversó por videoconferencia con el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete.
Nobel de la ubicuidad
En los últimos dos años, José Andrés ha dado de comer, además, a los afectados por la pandemia tanto en EEUU como en España -lo que le valió ser portada de la revista Time en abril de 2020-, a los que sufrieron las consecuencias de la erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma y hasta al equipo de emergencias que rescató a los afectados por la explosión de un inmueble del centro parroquial de la Iglesia de la Virgen de la Paloma, en la madrileña Puerta de Toledo. "Cuando pasa algo, en seguida nos activamos y nos ponemos en contacto, con él o con alguien de su equipo", explica a EL ESPAÑOL | Porfolio Pepa Muñoz, cocinera y dueña del restaurante El Qüenco de Pepa y amiga de José Andrés.
Con esta descripción, podría parecer que el chef español sólo se dedica a la ayuda humanitaria, pero no. Como destaca la propia Muñoz, el cocinero es también un disfrutón. "Muchas veces nos hemos tomado juntos un botellín tras comprar pescado en la lonja de Cádiz, allí cocinamos muchísimo y disfrutamos todavía más", comenta su amiga, que comparte vacaciones en Zahara de los Atunes, donde ambas familias -Pepa y su mujer y José Andrés y la suya- tienen casa.
No hay más que darse una vuelta por su perfil de Instagram para confirmar esa condición de persona que le gusta sacar lo bueno de las cosas. Allí se ha pasado la pandemia enseñando a cocinar recetas baratas a sus 830.000 seguidores. Lo hace en videos en los que cocina -descalzo, por cierto- con algunas de sus tres hijas, Carlota, Inés y Lucía, fruto de su matrimonio con la gaditana Patricia Fernández de la Cruz, a la que conoció bailando salsa en Washington y con la que lleva más de 25 años casado. Las jóvenes se ríen de su fuerte acento en inglés y él las vacila de vuelta.
En los vídeos de Instagram sus hijas se ríen de su fuerte acento en inglés y él las vacila de vuelta
Un disfrutón sin duda hiperactivo. José Andrés tiene 16 restaurantes y ha recibido hasta dos estrellas Michelín en algunos de ellos. Es también políticamente activo. Como destaca su amigo el también chef Juanjo López Bedmar, dueño del restaurante madrileño La Tasquita de enfrente, Andrés ha acudido varias veces a hablar al Congreso de EEUU, el país al que emigró hace más de 20 años y del que tiene nacionalidad, que consiguió en 2013.
Su contacto con la política es estrecho, tanto que López Bedmar vaticina que llegará a senador. "Él tenía un proyecto y cuando vio el éxito pues ya se quedó, yo diría que EEUU le adoptó a él", comenta el restaurador, que apunta: "Allí le adoran".
Aunque las simpatías por el Partido Demócrata son obvias -en 2016, participó en un acto electoral de la candidata Hillary Clinton-, José Andrés no se define de ningún partido en concreto. "Yo soy una persona que en algunos temas soy republicano y en otros soy demócrata. Lo que más me gusta de América, a diferencia de España, es que los senadores y congresistas tienen voz y voto, entonces puede haber algún representante republicano que para mí sea mejor que otro demócrata, o al revés. Me da mucha pena que en España esto no pasa. Nuestros diputados deberían luchar por cambiar ese sistema, para que hubiera una relación directa entre el congresista y la gente que lo vota", declaró a EL ESPAÑOL en una entrevista en 2016.
¿Un futuro senador?
José Andrés acaba de ser nombrado por el presidente Joe Biden -con el que, por cierto, coincidió y posó en Polonia hace unos días- asesor para su Gobierno en Deportes, Fitness y Nutrición. Cuando vaya a tomar posesión de su cargo, volverá a la Casa Blanca, donde ha estado en más ocasiones.
Allí le entregó en 2016 la Medalla Nacional de las Humanidades el expresidente Barack Obama. Y allí, paradójicamente, residió durante cuatro años una de las pocas personas que se han enfrentado públicamente al chef: Donald Trump.
En el año 2015, el entonces magnate demandó al chef español y le pidió nada menos que nueve millones de euros. La razón: haber incumplido el compromiso de abrir uno de sus restaurantes en el hotel de lujo que Trump había adquirido en Washington. José Andrés adujo un buen motivo para no hacerlo: durante su campaña para ser el candidato a presidente por el partido Republicano, Trump atacó duramente a los inmigrantes mexicanos.
"Cuando México envía su gente, no envían a los mejores. Envían gente que tiene muchos problemas". "Los inmigrantes mexicanos", añadió, "traen drogas, crimen, son violadores y, supongo que algunos, son buenas personas". Fue demasiado para el chef José Andrés, que siempre ha hecho gala de su condición de inmigrante y, además, ha defendido públicamente la causa de los que, como él, llegan a EEUU desde otro país.
De hecho, al nombrarle asesor, Biden definió a José Andrés en el comunicado del anuncio como un "incansable defensor de la reforma migratoria" para regularizar a millones de personas. "Ha ayudado a muchos inmigrantes dándoles trabajo", comenta a esta revista López Bedmar.
"No le calló ni Trump"
Así las cosas, José Andrés no se quedó callado ante la demanda del todopoderoso Trump y le contrademandó. Le reclamó a su vez una compensación de algo más de siete millones de euros por los gastos derivados del proyecto del restaurante que no salió adelante y "los beneficios perdidos".
El conflicto tardó casi dos años en solucionarse, hasta el punto de que Donald Trump tuvo que prestar declaración por el caso a menos de un mes de tomar posesión como presidente de EEUU. Antes de que esto ocurriera, las partes firmaron un acuerdo confidencial. Fue poco después de que José Andrés se lo propusiera vía Twitter: "¿Podemos cerrar nuestras demandas y donar el dinero a una ONG de veteranos para celebrarlo? ¿Por qué seguir litigando? Ganemos ambos”, espetó directamente a la cuenta del magnate.
"Lo de Trump se lo tomó como se lo toma todo, con sentido del humor. Al final llegaron a un arreglo, porque es un hombre de buscar soluciones", comenta López Bedmar, el mismo que visualiza a su amigo como futuro senador estadounidense y que tiene clarísimo que le debería dar el Nobel de la Paz.
Su amiga Pepa coincide en esto último, pero no termina de ver a José Andrés en el Senado: "¡Pero si te suelta todo lo que piensa, si no le calló ni Trump!". Muñoz dice -desde el cariño- que Jose, como ella le llama, tiene "un puntito de locura" que es lo que le anima a hacer las cosas que hacer. "¿Tú te crees que se habría ido a Ucrania si no?", bromea.
Llegue o no a ocupar un despacho en la res publica, lo que está claro es que el chef no duda en opinar de lo que quiere y cuando quiere, sea de su país de acogida o del que nació.
Meterse en charcos
Este mismo viernes, citaba un tuit de la consejera de Exteriores del Gobierno catalán, Victòria Alsina, en el que ésta pedía que el catalán fuera reconocido como lengua oficial en la Unión Europea. "100% de acuerdo contigo. Pero también debes apoyar y proteger que el segundo idioma más hablado en el mundo, el castellano, sea enseñado totalmente en las escuelas catalanas", comentaba el cocinero con un emoji sonriente.
El chef se ha pronunciado en varias ocasiones a favor de que Cataluña siga siendo parte de España, aunque llamando al entendimiento
No es la primera vez que José Andrés sobre el conflicto catalán. En una amplísima entrevista en Planeta Calleja dijo: "Crecí allí y quiero mucho a Cataluña, por eso quiero que su gente sea feliz y pienso que quiero una Cataluña dentro de España", comenzó aseverando el chef. Aunque también se mostró comprensivo con los independentistas en su discurso: "Entiendo que exista gente que no quiera ser española y lo respeto, pero ellos también tienen que respetar que gente como yo y muchos otros quieran seguir siendo parte de España".
Y eso que sus amigos dicen que apenas hablan de política con José Andrés. "Hablamos más de cocidos", bromea López Bedmar, que conoció al chef hace casi 20 años, cuando vino a España a grabar el programa Vamos a cocinar, que estuvo en antena de 2005 a 2007. "Después de la tele, solía venir a la Tasquita y cocinábamos y jugábamos al mus", recuerda el cocinero. Muñoz, por su parte, dice que, más que hablar de política, lo que hacen es enfrentarse juntos a los obstáculos que a veces se encuentran por parte de la Administración.
Así pues, parece que lo de buscar soluciones se le da al menos tan bien a José Andrés como cocinar. No es de extrañar, según el carácter que transmite en sus intervenciones públicas y que confirman sus amigos: "Todo lo que se ve de él es verdad", afirma Muñoz, que define al chef como cualquiera querría ser definido: "Es alguien a quien quieres tener toda la vida a tu lado".
Documental y reality
"Siempre tiene un gran afán de ayudar, salió de España, pero siempre lleva a España dentro. No deja a nadie atrás, es una persona cariñosa, cercana, es un hombre de la calle con mucho mundo", dice López Bedmar que también define a José Andrés como "noble, sencillo y muy buena gente".
El restaurador dice que el chef ya ayudaba a la gente antes de crear en 2010 World Central Kitchen (WCK). "Es un gran embajador de la ayuda".
El director ganador de un Oscar Ron Howard ha dirigido un documental sobre la ONG de José Andrés
Sus dos facetas hacen de José Andrés alguien muy atractivo para todos. El director Ron Howard, ganador de un Oscar por Una mente maravillosa, ha rodado un documental, que se podrá ver a finales de mayo en Disney +, titulado Alimentamos a la gente, que habla sobre la labor humanitaria del cocinero, que le ha hecho merecedor de varios premios, incluido el Princesa de Asturias de la Concordia el año pasado.
Según El Nacional, se está también rodando un reality sobre su vida, en el que le han grabado recientemente asistiendo a una exhibición de castellers en el pueblo catalán donde creció acompañado de sus hijas, que hablan perfectamente castellano.
Ellas son habituales del Instagram de su famoso padre, pero no lo es tanto su mujer, a la que no es habitual ver en público. Como para todo hay una excepción, se fotografió a la pareja en la ceremonia de los Oscar de 2019. José Andrés ha hablado de Trichi, como la llaman, en algunas entrevistas e incluso ha bromeado diciendo que la mitad de la carta de sus restaurantes son platos de su mujer o de su suegra.
Pero, ¿cómo cuida la vida familiar alguien que no para de viajar a las zonas del planeta donde se le necesita? "Con mucha intensidad", contesta su amigo Juanjo. Así parece que lo hace todo el que podría ser primer Nobel de la Paz español.