El tiempo pasa volando y, si no, que se lo digan a Juan Carlos de Borbón. Este domingo se celebran 10 años del anuncio de su abdicación al trono de España. Aquel día, 2 de junio de 2014, un coche con escolta entró a primera hora de la mañana al Palacio de la Zarzuela por el acceso de El Pardo. En él iba el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para tener una última audiencia con el Rey. Las noticias que iba a recibir no eran nuevas para el político gallego. Llevaba meses reuniéndose con el rey Juan Carlos; con el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno; con Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces líder de la oposición y del PSOE; con Javier Ayuso, jefe de Comunicación de la Casa; y, en varias ocasiones, con el Príncipe de Asturias y su mujer, la princesa Letizia.
Pero aquel lunes fue el día elegido por todos para comunicar la abdicación. Había llegado la hora de jubilarse del Monarca. "Había más partidarios que desaprobaban la gestión del Rey que los que la aprobaban. En contraste, existían encuestas sobradamente positivas sobre Príncipe de Asturias", comentó Rafael Spottorno el pasado miércoles en un acto en el Ateneo de Madrid. "Las encuestas eran semanales y tanto el padre como el hijo eran conocedores de los datos", añadió.
Una década después de aquella abdicación, el emérito Juan Carlos vive en Abu Dabi sine die. Quiere volver a España. Lo desea con todo su ser, pero han sido muchas las crisis con las que ha tendio que lidiar su hijo, Felipe VI. Momentos delicados para la Corona en los que ha habido un elefante, una princesa alemana, maletines, comisiones... El Emérito ha dejado atrás ese pasado que ha pesado como losa. Ahora hay un plan para su vuelta: la Operación Regreso. Pero como dice el dicho manido, las cosas de palacio van despacio. Y así ha sido. Aún tardará un tiempo en regresar a este país para vivir sus últimos días. Y Jaime Alfonsín, ex Jefe de la Casa del Rey, lo sabe, pero dejó orquestado una suerte de plan para el retorno del Emérito antes de abandonar su cargo este 2024.
Pero, para entender esta década de Juan Carlos como emérito y su exilio, hay que volver al principio. A aquel 2 de junio de 2014. Tras salir de Zarzuela, Rajoy convocó una comparecencia en Moncloa: "Su Majestad, el rey don Juan Carlos, acaba de comunicarme su voluntad de renunciar al trono y abrir el proceso sucesorio". En aquella cita ante los medios, el entonces presidente del PP no entró en muchos detalles. Este miércoles, sin embargo, el exjefe de la Casa del rey Juan Carlos I explicó que empezó a plantear con el Emérito dejar la jefatura del Estado el día de la Pascual Militar, el 6 de enero de 2014, cuando mostró dificultades para leer el discurso tradicional en el Palacio Real.
Durante la charla en el Ateneo comentó los motivos de la abdicación: "El Caso Nóos, la situación complicada de Cataluña y la llegada de Podemos a la política (acababa de conseguir cinco eurodiputados en las elecciones europeas de aquel mes de mayo). Todo ello sumaba un ambiente enrarecido y complicado, que producía inquietud y sensación de fin de ciclo, para entendernos. (…) Era el momento. El olfato político, que nunca le faltó a don Juan Carlos, acertó", argumentó.
El 6 de enero de 2014
Lo que Spottorno no contó este miércoles en el coloquio organizado por la Asociación Sabatini es lo que ocurrió realmente aquel 6 de enero. Lo cierto es que el padre de Felipe VI había pasado el fin de semana en Londres, celebrando su cumpleaños –que había sido la jornada anterior– con Corinna Larsen. El entonces jefe del Estado no quiso volver esa misma noche, pernoctando en la capital inglesa para poder pasar más horas cerca de la alemana. Esa mañana, una espesa y tradicional niebla cubría la ciudad inglesa y el avión que le iba a traer de vuelta a Madrid no podía despegar.
El estrés y el nerviosismo se apoderaron de Juan Carlos, que llegó por los pelos a la cita con los militares en el Palacio Real de Madrid. "Cuando tuvo que ponerse a leer su discurso no sabía ni dónde estaba. Recordamos todos aquel momento como uno de los más bochornosos de entonces. Javier Ayuso no sabía ni dónde meterse, los militares se miraban unos a otros y los periodistas presentes estaban alucinando", confiesa a EL ESPAÑOL | Porfolio una persona cercana al entonces equipo de Rey.
Seis meses después fue coronado Felipe VI como nuevo Rey. Este proceso fue rápido gracias a que el PP y el PSOE se coordinaron para evitar cualquier debate sobre la monarquía en España. Ahora se cumplen 10 años de aquellos hechos, una década durante la que la institución ha visto cómo se destapaban gran parte de los escándalos del Rey Emérito, pero también en la que ha sabido enterrarlos para poder asegurar así su continuidad.
La valoración del Emérito era muy baja y el miedo a que se conocieran ciertos comportamientos "pocos ejemplares" –frase que usó el propio Sporttorno para referirse a Iñaki Urdangarin cuando Zarzuela reconoció su participación en el Caso Nóos– fueron un peso definitivo en la balanza. Pero fue en los años posteriores a su jubilación cuando afloraron los asuntos más oscuros de Juan Carlos.
Uno de estos temas más desagradables para la Casa Real fue cuando se reveló que el Emérito había recibido en 2008 una donación de 65 millones de euros en una cuenta de Suiza, llegados presuntamente desde Arabia Saudí. Al parecer era un "regalo" de agradecimiento por su mediación para que las empresas españolas consiguieran la licitación para la obra del tren de alta velocidad a La Meca.
Fue sacando el dinero en pequeñas cantidades hasta que se vio obligado a anular la cuenta bancaria por mandato de la entidad suiza y puso parte de ese dinero a nombre de la que entonces era su amante, Corinna Larsen. Esto ocurrió en 2012, el mismo año que se cayó en Botsuana, país al que viajó con la empresaria alemana y año en el que para muchos analistas comenzaría la caída del reinado de Juan Carlos I.
Los primeros cinco años
El primer lustro tras su abdicación fue un momento de noticias diarias: sobre la relación del ex Monarca con Corinna –Ella misma fue portada de una conocida revista del corazón y de un periódico nacional concediendo una entrevista–; sobre la intermediación del comisario Villarejo y el CNI; sobre las cuentas en paraísos fiscales –tanto suyas como las de su hermana Pilar, duquesa de Badajoz, que aparecía en los Papeles de Panamá–; y sobre las donaciones millonarias a su amante. Todo ello hizo trizas la imagen que España tenía de aquel Rey que había llevado la democracia al país gracias a la transición. En lugar de esa imagen, se comenzó a ver a Juan Carlos como un comisionista, juerguista y derrochador.
Pero una de las peores bombas informativas que tuvo que esquivar el recién estrenado reinado de Felipe VI llegó desde la Fiscalía suiza. Fue cuando abrió una investigación por la supuesta donación a Corinna de 65 millones de euros. Un periódico británico publicó que Felipe VI era el beneficiario en esa herencia de una sociedad offshore que se había usado para canalizar el "regalo" a la exprincesa alemana.
El actual Rey se encontraba directamente implicado y, además, en el peor momento en el que podía saltar esta situación: el 15 de marzo de 2020, justo cuando el país se sumía en un estado de alarma por el coronavirus.
"Fue una jornada tensísima en la que se agradeció mucho la templanza de Jaime Alfonsín, jefe de la Casa en aquel momento. La decisión fue rotunda y clara, sin dobleces. Punto y aparte. Renunciar a ese dinero sin lugar a duda. Los Reyes estuvieron completamente de acuerdo con aquello, de hecho, Felipe VI no sabía nada de esa cuenta ni de esa herencia. La sorpresa fue total. Sólo hay que comentar que sus hermanas no han hecho lo mismo", cuenta a este semanal la misma fuente cercana al equipo del actual jefe del Estado.
Cerrado de forma contundente este tema, el fuego volvió a saltar, pero esta vez en territorio nacional. Ese mismo año, la Fiscalía del Supremo abrió una investigación sobre un posible delito fiscal cometido por el padre del Rey tras haber abdicado, ya que hasta ese momento disfrutaba de inmunidad. Su expareja, Corinna, fue imputada por la Audiencia Nacional.
"En aquel momento eran todo minas en el camino que iban estallando. Cada vez que daban un paso, les explotaba una nueva. Era todo el día trabajar de cero para demostrar que el nuevo equipo de Zarzuela no tenía nada que ver con el Emérito. Las informaciones que llegaron en ese momento del maletín que supuestamente llevó a Suiza con 1,7 millones que le había regalado el sultán de Baréin fueron devastadoras. Imagina la imagen que se hizo la gente del Rey camino del banco con una maleta llena de dinero… fue terrible", explica a esta revista la misma fuente.
Desde ese momento, fue un chorreo continuo de informaciones: la estancia de Corinna en La Algorrilla –una casa situada en El Pardo a cargo de Patrimonio Nacional–, el pago de la luna de miel de los entonces Príncipes de Asturias con dinero de un empresario y organizado por la alemana, el uso por parte de sus nietos de unas tarjetas opacas de un millonario mexicano para gastar en lo que quisieran, cuentas en Jersey… Pero Juan Carlos se negaba a dejar el país. "Zarzuela es mi casa desde hace 58 años y nadie es quién para echarme", dijo el padre de Felipe VI en una reunión que mantuvo con su hijo y con el jefe de la Casa, Jaime Alfonsín.
De Abu Dabi a la 'Operación Regreso'
Pero la presión fue en aumento en las siguientes semanas y fue entonces cuando Juan Carlos tuvo que buscar unas tierras más amables, cambiar de aires y dejar respirar a la institución. Dos meses después de que se abriera la investigación, en una operación que se articuló desde la Corona y que contó con la colaboración del Gobierno de Pedro Sánchez, el ex jefe del Estado tomó un jet privado desde Oporto (Portugal) hasta Abu Dabi, donde ha establecido su residencia oficial.
Desde allí comenzó su intento de volver, deseo que sigue teniendo en mente a pesar de que ha hecho del país árabe su residencia fiscal desde hace casi cuatro años. "Se comenzó con la Operación Regreso. Alfonsín elaboró un plan, muy acorde con su carácter. Estaba claro que había que romper relaciones con Juan Carlos, crear un cordón sanitario como el que se hizo con Iñaki Urdangarin. Pero en este caso la cosa era distinta. Hay que tener en cuenta estamos hablando del padre de Felipe VI. Además, su hermana mayor, la infanta Elena, y su madre, la emérita Sofía, le han estado presionando mucho para que dejara volver a España al emérito. La idea era, y el tiempo le ha dado la razón, que las cosas se fueran calmando poco a poco, estando tan lejos pronto se iban a olvidar de él, y que el regreso se hiciera de forma paulatina. Y ha funcionado. Ahora cuando pisa suelo español no es noticia. La primera vez fue un verdadero show, con toda la prensa en el aeropuerto de Vigo: cientos de cámaras y fotógrafos, ahora ¿sabes cuándo fue la última vez que estuvo por aquí? Pues eso", revela la misma fuente a este medio.
Felipe VI iba a conseguir, poco a poco, aislar a la monarquía de los escándalos de quien la había liderado durante 40 años. Desaparecieron los mensajes alabando al Monarca que llevó la transición a España para centrarse en la transparencia que estaba demostrando su hijo ante las vicisitudes creadas por su propio padre.
El mayor mérito del exjefe de la Casa, Jaime Alfonsín, ha sido conseguir que no se produjera ningún tipo de debate sobre la continuidad de la monarquía parlamentaria en nuestro país, aplacando incluso las pretensiones de Podemos, estando incluso en el Gobierno, y las de Esquerra Republicana, socio actual del Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Hace poco más de dos años, en marzo de 2022, la Fiscalía cerró las investigaciones abiertas contra Juan Carlos al considerar que parte de los delitos estaban prescritos o anulados por su inviolabilidad como Rey. Sus regularizaciones fiscales fueron tomadas por buenas para la Agencia Tributaria en las dos ocasiones, más el pago de cinco millones de euros que tuvo que pedir a sus amigos. Alicia Koplowitz, Vicente Boluda, Alejandro Aznar, Jaime Castellanos, Félix Sanz Roldán, Diego del Alcázar o los hermanos Javier y Miguel Corsini fueron algunos de los empresarios que ayudaron a pagar una parte de las deudas con Hacienda del Rey Emérito.
Estas pasadas navidades, en concreto el 5 de enero, el Emérito les agradeció a todos su colaboración y generosidad con una gran fiesta que organizó por su 86 cumpleaños en su mansión de Abu Dabi, con portada de revista del corazón incluida. "No te imaginas lo que fue aquello. La llegada del ejemplar a Zarzuela con esa foto del Rey cortando una tarta con el escudo de la Casa con un sable… Madre mía, casi les da algo", cuenta entre risas la misma persona.
Poco a poco las relaciones entre Abu Dabi y El Pardo se han ido enfriando y acercando. El protocolo quiso que en el funeral de Isabel II de Inglaterra se sentaran juntos padre e hijo. Felipe VI y su equipo intentaron evitarlo a toda costa, pero las normas de la Corona británica son rígidas e inamovibles y les sentaron juntos en la abadía londinense de Westminster. No se dirigieron mucho la palabra, pero fue un primer paso.
Fue en otro funeral donde las cámaras de la televisión griega captaron un gesto de cariños entre los dos Reyes. Fue durante el entierro de Constantino de Grecia, en el cementerio de Tatoi, cercano a Atenas. Dos besos y una palmada en la espalda por parte de Felipe VI al Emérito y un discreto "Adiós, papá" fue el saludo entre ambos.
La actualidad del Emérito
En la actualidad Juan Carlos campa a sus anchas por España. Entra y sale sin problemas, sin ser noticia sus visitas a Sanxenxo, donde disfruta de comidas, regatas y buenos amigos. No se puede decir que haya habido cambios significativos en la Casa respecto al exilio del ex jefe del Estado, aunque él siempre ha dejado claro que su idea es volver a instalarse en nuestro país.
"El cumpleaños de Leonor, la comida del 60 aniversario de la duquesa de Lugo, el encuentro hace dos semanas en la pista de aterrizaje de Vitoria… Las cosas se calman. El Rey busca el entendimiento con su padre. Por eso, la salida del brazo en el funeral de Fernando Gómez-Acebo, por esos hay gestos que vendrán en un futuro. Pero sólo en el ámbito familiar. La jefatura del Estado es otro asunto", termina la persona cercana al núcleo del actual Rey.
Juan Carlos I nunca imaginó mientras firmaba su abdicación en la Sala de las Columnas del Palacio Real hace 10 años que su futuro iba a estar en el desierto. Un elefante, una princesa alemana, maletines, comisiones… han sido las minas que le ha ido dejando en su camino al reinado de su propio hijo, haciéndole elegir entre el deber y el amor hacia un padre. "Conociendo al rey Felipe, el deber y España siempre estará antes de la familia", sentencia la misma persona.