“Los consejeros son colaboradores devotos que están cerca de mí y me hacen compañía”, defendía el rey Hassan II. Así, sus asesores tenían que reunir las cualidades de un buen cortesano, ser conversador y agradar al soberano sin tener una labor específica. Sin embargo, su hijo y actual monarca, Mohammed VI, cambió algunas costumbres del gabinete real y se rodeó de sus compañeros y amigos de la infancia. El 30 de julio hace 24 años que subió al trono, tras la muerte de Hassan II.
La moderación y la sobriedad imperan en el equipo que arropa al soberano alauita. Perfiles discretos, con trajes oscuros, tono comedido y con escasa exhibición. La mayoría son de Rabat o Fez, rara vez cuentan con personal de Casablanca. Además, últimamente hay muchos rifeños en la corte, como los hermanos Azaitar o el también boxeador melillense, Yusef Kaddur. Este es la última incorporación a la corte palaciega, como entrenador de artes marciales.
Detrás del puñado de consejeros más cercanos al rey, hay todo un equipo que trabaja en la sombra, reclutado con esmero. Los allegados al soberano tienen poder para lanzar o bloquear reformas, según su capacidad de influencia, al margen del Gobierno. No administran directamente el Ejecutivo, pero sí tienen autoridad, sobre todo en los nombramientos, porque los consejeros controlan las vías de acceso al monarca.
Los miembros del gabinete real son nombrados por un dahir, lo que sería un decreto de la autoridad superior. Además de los seis consejeros que dependen directamente de Mohamed VI, hay una veintena de responsables de misión con la jerarquía que determina el monarca. También cuenta con personal a tiempo parcial, procedente de ministerios.
Sin embargo, el estrecho círculo de amigos del soberano está formado principalmente por sus compañeros del colegio real. El núcleo duro de Mohamed VI lo componen doce amigos de la infancia que estudiaron con él, de los que siete continuaron más tarde compartiendo clase en la universidad con el monarca. Se trata de cinco hijos de nobles y siete meritorios de familias humildes, elegidos al final de la escuela primaria entre los mejores alumnos del país. En virtud de su estatus especial pueden opinar a favor de una determinada línea de acción y, en caso necesario, transmitir la voluntad de Mohamed VI.
Su abuelo, Mohamed V, fundó el colegio real en 1942, durante el Protectorado francés. La institución educativa está ubicada en el interior del palacio real de Rabat y se encarga de la formación de los príncipes y las princesas de la dinastía alauita.
Realmente, Mohamed V quiso enviar a su hijo Hassan II al École Les Roches en Francia, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial se lo impidió. Así creó esta institución intramuros. La escuela inaugura una clase para cada miembro de la familia real. Por allí pasaron Hassan II, Mohamed VI, el príncipe Moulay Rachid y el sucesor a la corona, el primogénito Moulay Hassan. También estudiaron las hijas de Hassan II y Sharifa Lalla Soukaina, sobrina del actual rey.
Estos colegas de la niñez ocupan ahora puestos importantes en la Administración o en el sector privado, muchos de ellos son grandes empresarios en Casablanca, la capital económica. Se han convertido en una élite en diferentes campos y rigen el país en la sombra. También han ocupado puestos de gobernadores y de embajadores. Todos conocen su papel: servir a su rey.
De esta manera, la confusión entre las amistades y asuntos privados del rey y lo que es de interés común, como las reformas o las inversiones, es una constante. Hay un fluir entre el gabinete que gestiona la fortuna de Mohamed VI y el que se ocupa de los asuntos reales. El presupuesto es significativo, aunque no es de dominio público. La cifra que se ha hecho pública es 250 millones de euros anuales.
Lo que es evidente es que el alcance real se extiende más allá de los poderes gubernamentales. La Alta Autoridad de Comunicación Audiovisual (HACA), el Instituto Real de Cultura Amazigh (IRCAM), el Consejo Superior de Educación (CSE) y el Consejo Consultivo de Derechos Humanos (CCDH), más tres fundaciones, están adscritos al rey a través de sus consejeros y no están sujetos al control del gobierno de turno elegido por el pueblo. No fue hasta 2008 que los presupuestos del CSE y del CCDH pasaron por primera vez al control del gabinete del primer ministro.
Principal círculo palaciego
El primer círculo de Mohamed VI forma un gabinete desde hace años. Lo encabezan Fouad Ali El Himma y Yassine Mansouri, ambos de familias modestas. En la esfera real están también los Benyaich, hijos del médico de Hassan II, o Rochdi Chraibi, a pesar de que en 2022 fue apartado de la vida pública durante dos años por motivos relacionados con un asunto privado. Su vuelta fue un proceso gradual, y ahora sólo se menciona su condición de “miembro del gabinete real”.
En todo caso, aunque no es muy renombrado, Rochdi Chraibi siempre estuvo en el entorno más cercano del soberano. En el día a día, forma parte de ese séquito próximo, compartiendo con él viajes y visitas oficiales. De hecho, cuando en 1998, Hassan II pidió a su hijo que nombrara a dos miembros de su entorno para formalizar su gabinete, el entonces príncipe eligió a Chraibi, como jefe de la secretaría privada, y Ali El Himma, como jefe de gabinete.
Por su parte, Fadel Benyaich se ha encargado de las relaciones con España. Fue embajador de Marruecos en España y es hermano de la actual embajadora, Karima Benyaich, quien gestionó la crisis con España tras la acogida de Brahim Ghali, secretario general del Frente Polisario. Es una persona cercana a Mohamed VI desde la infancia, no solo por ser compañero en el colegio real, si no porque su padre era el médico personal de Hassan II. Murió a su servicio, en los atentados militares contra la monarquía en 1971.
Así, Fadel se crio con Mohamed VI. Su madre vivió en una casa del rey en Rabat con sirvientes y seguridad militar hasta que falleció hace unos años a causa del Alzheimer. En su faceta empresarial, Fadel Benyaich tiene la franquicia del pastelero francés Patrick Lenôtre y dirige boutiques en Rabat y Casablanca. Algo muy frecuente entre quienes rodean al monarca: aunar las labores de consejero y empresario.
Fouad Ali El Himma, el consejero amigo
No obstante, los tres pilares clave de Mohamed VI en la actualidad son Yassine Mansouri, que dirige el servicio de inteligencia exterior marroquí, y que le ha comido terreno al amigo más cercano al rey, Fouad Ali El Himma; y André Azoulay, de la época de Hassan II, tiene contactos en Estados Unidos y participó en los acercamientos de Rabat y Tel Aviv.
Fouad Ali El Himma fue director del gabinete de Mohamed VI cuando todavía era príncipe heredero, en 1997, y es el asesor principal del rey desde 2011. Este amigo de toda la vida del rey es hijo de una maestra. Un niño superdotado elegido por palacio para estudiar con los príncipes en el Colegio Real de Rabat, y que al terminar Derecho se convirtió en su secretario personal. Como secretario general del rey gestiona en su nombre los asuntos más delicados en materia de seguridad y política. Además, durante su tiempo en el gobierno construyó una red de hombres de su confianza.
Este abogado con postgrados en Ciencias Políticas y Ciencias Administrativas asumió el cargo de secretario de Estado en el Ministerio del Interior en noviembre de 1999. En 2002 fue ministro delegado de Interior. Renunció al puesto para participar en las elecciones al parlamento de septiembre de 2007. Un año más tarde fundó el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), con la intención de contener al islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD).
Alrededor del PAM gravita la “generación M6”, esos tecnócratas y hombres de negocios que a veces han llegado a ministros, incluso a primer ministro, como Aziz Akhannouch, o que dirigen grandes empresas estatales, como Mustapha Bakkoury, antiguo jefe de la Caja de Depósito y de Gestión (CDG), la caja fuerte del Estado. Actualmente, es presidente de la junta directiva de la Agencia Marroquí de Energía Solar (MASEN), el grupo responsable de la gestión de las energías renovables en el país vecino, y presidente del consejo de la región de Casablanca-Settat.
Todo este grupo tiene algo en común: forman parte de un Marruecos que pretende modernizarse, mirar a Europa y detesta a los islamistas, considerados un factor de regresión.
Siguiendo la hoja de ruta que le dio Mohamed VI para dejar atrás los “años de plomo” del periodo de Hassan II, Ali El Himma consiguió convencer a los miembros más reticentes del ejército y de la policía de que era hora de pasar página. Así creó la Comisión de Equidad y Reconciliación para impartir justicia e indemnizar a los antiguos presos políticos.
Ali El Himma también tiene amigos en la prensa, Fayçal Laraichi, presidente de la Sociedad Nacional de la Radio Televisión marroquí (SNRT), además de presidente del Comité Olímpico. Según desvelaron los medios marroquíes, es propietario de la empresa de comunicación en Rabat Mena Media Consulting, que tenía contratos con el Ministerio del Interior marroquí. La empresa realiza vigilancia y recopilación de inteligencia a través de plataformas de redes sociales.
Es consejero real que más visibilidad tiene. Sus allegados lo consideran “modesto” y “buen anfitrión”, al disfrutar recibiendo invitados en vaqueros y polo en su chalé del barrio distinguido de Souissi, en Rabat.
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Yassine Mansouri, el consejero fuerte
Yassine Mansouri es el director de la agencia de inteligencia exterior de Marruecos, la Dirección General de Estudios y de Documentación (DGED), dependiente de la Fuerzas Armadas Reales (FAR), desde 2005. Por supuesto, también fue compañero de clase de Mohamed VI en el colegio real y en la universidad.
Además de estudiar Derecho y comenzar su carrera dentro del Ministerio de Información desde 1987, realizó cursos internacionales de espionaje en Estados Unidos e Israel, y con la muerte de Hassan II y la subida al trono de Mohamed VI, se convirtió en el adjunto al ministro de Interior, a cargo de la Dirección General de Asuntos Internos. También fue director de la agencia de noticias nacional MAP en 1999.
Al igual que Mohamed VI, domina a la perfección varios idiomas, entre ellos el español. Se ven casi a diario y despachan directamente sin intermediarios. Actualmente, mantiene encuentros e informa también a su hijo, el heredero Moulay Hassan, futuro Hassan III.
Ha conseguido evitar las guerras secretas y a menudo violentas que sacuden el círculo íntimo real. Por ello, sigue teniendo acceso directo al monarca, lo que le confiere cierta credibilidad ante sus diversos interlocutores. “Ya sean actores políticos, disidentes saharauis o socios internacionales en materia de seguridad, todos saben que tratan con un emisario privilegiado y personal del rey. Eso marca a menudo la diferencia”, afirma una persona cercana al jefe de la DGED.
Encarna la diplomacia silenciosa con fuerzas políticas, sociales, económicas, sindicales e incluso en el extranjero. De ahí que su nombre haya salido en el escándalo del 'Marocgate'. Además, a él se le atribuye la depuración de las autoridades en el Sáhara Occidental proclives al Frente Polisario. Incluso realizó prácticas en el FBI por recomendación personal de Hassan II.
Igualmente, se ha convertido en un contacto clave en la región para europeos y estadounidenses. Realiza frecuentes visitas a Washington, donde se dice que tiene acceso privilegiado a las principales agencias de inteligencia. La prensa lo califica como muy reservado, tímido y discreto. Un hombre elegante, casi siempre trajeado, que gasta gafas de sol de espejo y modales impecables. Padre de cuatro hijos, “no fuma, ni bebe y es muy religioso”, detallan a EL ESPAÑOL | Porfolio en Rabat.
Guarda ayuno los lunes y jueves de cada semana, durante el ramadán y los días religiosos. El fervor religioso le viene de casta. Su padre fue un conocido imán estudioso del Corán, un dignatario del Rif que, tras la independencia de Marruecos, se convirtió en juez.
André Azoulay, el consejero sabio
El segundo círculo de escuderos del rey son los tecnócratas, la mayoría procedentes del G14, una especie de grupo de reflexión sobre “las grandes orientaciones del Reino” creado por André Azoulay, estrecho colaborador de Hassan II y actual consejero real en asuntos económicos y financieros.
En los años 90, el rey Hassan II se rodeó de 14 expertos para aconsejarle, que reunidos en el seno de un ‘think tank’ construyeron las bases económicas que debían contribuir al éxito de la alternancia política. Despachaban con él directamente los temas de actualidad casi todas las semanas. Su particularidad era que todos tenían una interpretación plural de la globalización. De esta manera, tenían carta blanca de Hassan II para deshacerse de las ideas antiguas del Majzén (la oligarquía marroquí) sobre determinados temas y enfocar a Marruecos al mundo.
“La historia ha demostrado que Marruecos tiene razón y es a mi rey y a mi país a quien dedico, hoy desde Sevilla, la medalla que me ha sido concedida”, pronunció André Azoulay al recibir la Medalla de Andalucía de la Solidaridad y la Concordia 2020. Un reconocimiento a su labor como copresidente de la Fundación de las Tres Culturas en la capital andaluza, que desde hace más de veinte años reúne a Marruecos, España y Andalucía para dar a conocer al mundo el arte de la convivencia.
Es una figura indispensable por su red internacional y sus amistades estadounidenses. En la actualidad, es el intendente de relaciones públicas del régimen, en constante movimiento, a pesar de que perdió peso con Mohamed VI respecto a su padre. En las últimas tres décadas ha participado en diversos movimientos y asociaciones para ayudar al proceso de diálogo y la reconciliación entre los árabes y los judíos. De hecho, El presidente de Israel, Isaac Herzog, le entregó la Medalla Presidencial de Honor este 2 de julio.