Era inevitable. Las dos almas de coalición habrían de colisionar en los asuntos más sensibles. Las divergencias en asuntos tan sustanciales como la propia forma del Estado o las recetas para hacer viable y sostenible el sistema de pensiones son tan insalvables que andan poniendo en riesgo la propia coalición. Así lo adelantó el domingo este periódico cuando alertó de que Podemos pide dar por roto el Ejecutivo si Pedro Sánchez pacta con Pablo Casado las pensiones (algo, de por sí, deseable). Por medio, la irrenunciable posición de Pablo Iglesias y de Yolanda Díaz de negarse a ampliar a 35 años (frente a los 25 actuales) el periodo de cotización base para el cálculo de la pensión.
En esencia, asistimos a la representación de la guerra -ya no soterrada- en el seno del Consejo de Ministros. El titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá, con el respaldo de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, defiende la ampliación a los ya mentados 35 años. Una línea roja con la que Podemos no va a transigir y así lo arguyen con vehemencia cuando deslizan que la propuesta de Escrivá no está amparada en el Pacto de Toledo y claman por las supuestas concomitancias que esta medida guarda con la doctrina al respecto del último Gobierno del PP.
Rol de Iglesias
Cierto es que con los Presupuestos aprobados, Pablo Iglesias se diluye: de ahí que sostenga esta posición de enroque, especialmente frente a sus bases. No obstante, la supervivencia de Pedro Sánchez depende de Iglesias, y el vicepresidente segundo lo sabe.
Hay en todo este episodio algo aún más sorprendente, y es que el contenido del informe elaborado por Escrivá sólo está en manos de Sánchez, Calviño y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. De ahí que la posición del vicepresidente venga filtrada por Díaz. Dicho de otro modo, Iglesias puede usar la recurrente baza del dogmatismo en tanto que pueda sentirse obviado por el presidente. Y así ha iniciado una campaña en redes, com hemeroteca digital incluida.
Escudo social
Pero incluir las pensiones dentro de esa vaga expresión de "escudo social”, como proponen los populistas, complica aún más la situación en un momento en que los Fondos Europeos para la recuperación dependen del consenso en algo tan fundamental como la vigencia del sistema de pensiones.
Sólo con inteligencia y sacrificio podemos salvar a los pensionistas: cualquier otra posición es una palabrería para ocultar uno de nuestros mayores retos para defender el Estado de bienestar. Además, nuevos consensos entre PP y PSOE permiten creer en un futuro alejado del populismo. De momento, Podemos, con sus maximalismos y amenazas en relación a las pensiones, es un palo en la rueda. Y en un ámbito en que todos han de ceder. Como enseña nuestra Historia más reciente.