Nuestro guía se quedó sin habla. Hacía solo dos años que había visitado su zona natal. En ese corto periodo de tiempo, lo que era antaño un denso bosque en el que incluso los adultos tenían miedo de entrar había sido completamente arrasado.
Dos niños con el telón de fondo de las colinas desnudas llamaron mi atención. ¿Sabían por qué su madre tenía que caminar durante horas para recoger leña; por qué el pozo de su pueblo se había secado; por qué eran demasiado pobres para ir a la escuela; por qué las sequías eran más frecuentes y pasaban hambre con regularidad; o por qué su padre estaba a menudo fuera, buscando trabajo en una ciudad lejana? ¿Qué les deparaba el futuro?
La deforestación, la degradación de la tierra y el cambio climático afectan directamente al bienestar de la infancia de múltiples maneras:
- Dificultan el cultivo de alimentos y aumentan la desnutrición y la pobreza.
- Los niños y niñas tienen menos probabilidades de ir a la escuela, ya que sus padres no pueden permitírselo y se necesita su mano de obra.
- Las familias que no pueden cubrir sus necesidades con la tierra y tienen más probabilidades de verse obligados a desplazarse, lo que las hace aún más vulnerables a la explotación y los abusos.
- Algunas familias recurren a casar a sus hijas demasiado jóvenes, poniendo en peligro su salud, su seguridad y sus perspectivas de futuro.
Una forma significativa en que World Vision aborda estos problemas es mediante la promoción de un método de reforestación llamado Regeneración Natural Gestionada por el Agricultor (FMNR por sus siglas en inglés) y consiste en la selección y gestión de árboles y arbustos que crecen a partir de tocones vivos, raíces y semillas latentes.
Este método es barato y escalable y tiene múltiples beneficios: mayor producción de alimentos, leña y madera de construcción, alimentos silvestres y medicinas tradicionales. Los árboles también ayudan a amortiguar los fenómenos meteorológicos extremos y a que las comunidades sean más resistentes a las crisis climáticas.
Los árboles mejoran la vida de la gente
Las comunidades menos capacitadas para hacer frente a las catástrofes climáticas están experimentando un aumento de la frecuencia y gravedad de las sequías, inundaciones y fuertes tormentas. Las altas temperaturas afectan negativamente a las personas: a su salud y productividad, pero también a sus cultivos y ganado.
Los cambios en los patrones meteorológicos tradicionalmente estables hacen que a los agricultores les resulte cada vez más difícil saber qué plantar y cuándo hacerlo. El cambio climático está dificultando la supervivencia.
La buena noticia es que la FMNR ayuda tanto a mitigar el cambio climático absorbiendo dióxido de carbono de la atmósfera como a adaptarse a él, reduciendo las temperaturas y la velocidad de los vientos.
Además, contribuye a disminuir el impacto de la sequía y la probabilidad de fuertes inundaciones y proporcionando fuentes alternativas de sustento como madera, miel, forraje y alimentos silvestres. Esta diversificación hace que los agricultores sean mucho más resistentes cuando se producen crisis climáticas.
El cambio climático es un problema de todos
Si algo nos ha enseñado la lentitud de las reuniones de la ONU sobre el cambio climático es que todos debemos hacer más. Las terribles sequías, inundaciones, tormentas extremas e incendios forestales que se están experimentando en todo el mundo, nos afectan a todos, pero afectan más a las personas más vulnerables.
No podemos seguir dejando solo en manos de los gobiernos y la industria la lucha contra el cambio climático: los avances hasta ahora son demasiado lentos.
Pero todos y cada uno de nosotros somos capaces de hacer mucho más de lo que pensamos y nuestras contribuciones individuales cuentan. Con nuestras acciones podemos reducir nuestras emisiones individuales de gases de efecto invernadero, podemos influir en nuestros iguales y podemos influir en los gobiernos y la industria.
***Tony Rinaudo es asesor principal de Acción por el Clima de World Vision Australia.