La guerra de Putin deja un "agujero inmobiliario" en el rascacielos 'Alexander Tower' en Berlín
La construcción de un rascacielos está en entredicho porque la firma responsable de la obra, el ruso Grupo Monarch, no logra sacar el proyecto adelante.
14 mayo, 2023 04:31La ilegal invasión de Rusia contra Ucrania también ha dejado un agujero en Berlín. Para suerte de los berlineses, no se debe a ninguna de las bombas que el Ejército de Vladimir Putin dirige incluso contra la población ucraniana.
En Berlín, son las consecuencias económicas de esa guerra de agresión rusa las que explican por qué en las obras de la Alexander Tower - o "la Torre Alexander" -, en pleno centro de la capital alemana, casi todo queda por hacer. Donde tendría que estar haciéndose esa torre, lo que hay es una explanada de hormigón. Es un solar que parece preparado para empezar una obra que no termina de arrancar.
El proyecto inmobiliario se encuentra en la plaza de Alexander Platz, conocida, entre otras cosas, por estar allí la Torre de la Televisión al igual que otros puntos turísticos clásicos de la capital germana. Se supone que la Torre Alexander se iba a levantar allí unos 150 metros y que en sus 42.000 metros cuadrados contaría con espacio para oficinas, comercios y hasta 377 viviendas. En teoría, el proyecto es un rascacielos de 35 plantas de diseño que lleva la firma del gabinete de arquitectos Ortner & Ortner Baukunst, que tiene sedes en Berlín, Colonia (oeste germano) y Viena.
Sin embargo, las obras llevan meses paradas. Nadie se ocupa de los generosos charcos que ocupan la zona en la que tendría que haberse empezado a levantar la torre. La madera acumulada en uno de los laterales de la obra tiene pinta de acumular moho. En una valla, hay un cartel que alerta de que un perro suelto vigila la obra, pero cuando EL ESPAÑOL visita las obras no hay en ellas señales de vida. Una gran grúa de color rojo parece a estas alturas servir, más que para mover material pesado, para que puedan anidar y descansar sobre ella las despistadas gaviotas que pasean a sus anchas por la que otrora fuera la más vistosa zona del centro de la extinta República Democrática de Alemania (RDA), la Alemania comunista.
En uno de los pasadizos para viandantes y bicicletas que ha habido que instalar porque la obra ha devorado la acera y un carril-bici, hay carteles de la empresa que está detrás de la Torre Alexander. Llevan tanto tiempo ahí que han sido víctima del peor arte callejero que tanto guarrea Berlín. "Pronto, la Torre Alexander", anuncia en vano uno de esos carteles. En ellos se presenta la dirección de una página web, "www.alexander-tower.com", que lleva a un callejón sin salida de Internet.
Son esos síntomas, no de lo mal que lleva ya tiempo gestionando la ciudad sus obras públicas si se escucha a la recurrente queja de los berlineses según la cual, en Berlín, hay zonas de obras en las que no trabaja nadie realmente. Tampoco es resultado el parón de la Torre Alexander de la desastrosa política de vivienda que han desarrollado los sucesivos alcaldes socialdemócratas que ha acumulado la ciudad desde 2001.
En esa política se han implementado, sin que se deje de agravar la situación de la capital, soluciones como el tope a los alquileres o la remunicipalización de viviendas, por no hablar del ya olvidado referéndum según el cual la ciudad-estado que es Berlín tenía que expropiar a los grandes propietarios de vivienda, a saber, las empresas con más de 3.000 casas. Las últimas coaliciones de izquierdas que han gobernado la ciudad, con izquierdistas de Die Linke, Los Verdes y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), han fracasado en la gestión de la "urgencia habitacional" que llevan años sufriendo los berlineses.
Retrasos en la obra
Sin embargo, los problemas de la Torre Alexander no tienen nada que ver con la política local. Los males que llevan meses impidiendo el avance de esas obras son, más bien, geopolíticos. Así lo han manifestado al menos en el Grupo Monarch, firma rusa responsable del proyecto, a través de su abogado, Detlev Stoeker.
El pasado mes de abril, antes de que tomara posesión el nuevo alcalde de la ciudad, el conservador Kai Wegner, quien va a gobernar en 'gran coalición' con el SPD, el Ejecutivo berlinés comunicaba que quería poner una multa de cinco millones de euros al Grupo Monarch por los retrasos en las obras, según ha informado la radio-televisión pública de los Länder Berlín y Brandeburgo (RBB). "Los retrasos en el proceso de construcción que causaron la multa no son culpa nuestra, sino que se deben a la situación geopolítica", según Stoeker.
Así aludía Stoeker a las consecuencias de la ilegal guerra de Rusia contra Ucrania. Ocurre que el dinero de la empresa rusa, al estar en bancos del país de Vladimir Putin, no puede ser transferido hacia una entidad alemana debido a las sanciones internacionales desencadenadas por la guerra de agresión contra Ucrania. Esa es la explicación que ha dado Stoeker para explicar el agujero inmobiliario que, de momento, ha dejado el Grupo Monarch en el centro de Berlín. Dicha empresa tiene como presidente a un hombre de negocios armenio, Sergei Ambartsumyan, del que se dice que su dinero está en Rusia.
Se supone que el Grupo Monarch está obligado por contrato con las autoridades a cumplir con un calendario que hace tiempo dejó de respetar la firma rusa. La paciencia de los responsables de la ciudad ya se agotó. "Berlín no quiere tener ahí una inversión ruinosa", decía antes de dejar el cargo el responsable de Hacienda hasta la llegada de Wegner al Ayuntamiento, el ecologista Daniel Wesener.
¿Otro "pecado arquitectónico"?
La paralizada obra entorpece una zona de accesos a un centro comercial aledaño de Alexander Platz, el Alexa. La obra de la Torre Alexander no mejora un entorno arquitectónico difícil de apreciar en esta parte del centro de Berlín. No es por su particular belleza que a ese centro comercial lo llaman aquí, cariñosamente, "búnker rosado", aludiendo a su color, o "tumba faraónica", por las formas de su fachada. La urbanista e historiadora alemana Trurit Fröbe ha llamado al Alexa un "pecado arquitectónico".
Seguramente sea otro "pecado arquitectónico" dejar sin terminar una obra mastodóntica como la Torre Alexander en semejante sitio, junto al Alexa, y al lado de edificios de la RDA bien preservados como La Casa de los Maestros o El Palacio de Congresos que han encontrado usos en la democrática y capitalista Alemania de nuestros días. De ahí que se halla llegado a plantear que la ciudad recompre el terreno que ocupa el hasta ahora fallido proyecto del Grupo Monarch.
Los problemas de esta obra comenzaron el año pasado, como consecuencia de la guerra. El edificio se supone que tenía que estar terminado en septiembre de este año. Ese objetivo era inalcanzable ya en 2022. Entonces quienes tenían esperanza en el proyecto pensaban en 2024 como año en el que terminaría la obra. Ahora, por lo visto, hace falta algo más que esperanza para que vuelva a arrancar el proyecto.