Los niños romanos que no tienen más remedio que hacerse amigos de las ratas
La basura se expande hasta por una suerte de descampado que pretende ser un parque en este barrio periférico de la capital italiana.
14 julio, 2016 00:23Son vacaciones para Alessio, Giovanni, Michele y Francesco. Tienen 13 años, “yo 14”, protesta el mayor. La escuela elemental ha terminado y se extrañan cuando se les pregunta qué hacen para divertirse en el verano. “Vamos a la piscina, jugamos al fútbol, al escondite…”, cuentan. ¿Y qué hay de este nuevo pasatiempo de contar las ratas? “Sí, sí, están por todas partes, algunas son así de grandes”, expresa uno de ellos. Y extiende las manos como si señalara el tamaño de un gato.
“Sobre todo se esconden detrás de los contenedores, son parte de nuestro barrio”, prosigue el más resuelto. Y al cuestionarles si han visto el famoso vídeo que circula en Italia, la respuesta es obvia. No llegan a los 15 años y todos sus amigos lo han compartido en Facebook. “¿No estaréis vosotros detrás del vídeo?” “No, qué asco”, claman al unísono dos de ellos.
Se excusan porque están “dando una vuelta por el barrio” y no tienen más tiempo. No serán mayores que sus vecinos que encarnan la última acusación popular del abandono de Roma. “Esto es un vídeo clamoroso”, les dice a sus amigos el chaval que graba con su teléfono cómo pasan las ratas por delante de ellos. Cuentan emocionados “25 en 5 minutos”. “¿Os dais cuenta del asco que da Tor Bella Monaca? Esto se lo mandamos al AMA (la empresa encargada de la recogida de basuras)”, concluye el chiquillo del vídeo.
No hizo falta que lo enviaran. Sólo con subirlo a las redes sociales, periódicos y televisiones comenzaron a emitirlo. Y tal fue el éxito de su hazaña que al día siguiente la flamante nueva alcaldesa, Virginia Raggi, se plantó en Tor Bella Monaca, un suburbio ubicado a unos 15 kilómetros del centro de la capital italiana.
Raggi se entremezcló con los vecinos. Niños incluidos, a los que les pidió expresamente que hicieran uso de los últimos contenedores dedicados al reciclaje, que sólo han llegado a algunas zonas de Roma en los últimos meses. Para quienes siguieran haciendo caso omiso anunció multas “más altas” de las existentes y aunque declaró que “hay que huir de las intervenciones bajo los focos”, se trajo consigo a un equipo de limpieza que se puso manos a la obra con la desratificación.
Dos días más tarde, por los contenedores del vídeo no se ven más ratas. Aunque lo de la “recogida diferenciada” todavía habría que explicárselo a un joven que viene a tirar un televisor junto con la basura orgánica. Los cubos están contiguos a un pinar en el que han comenzado a quemar rastrojos para evitar que sigan apareciendo roedores, ya que después de la alarma de las ratas “podría saltar otra por serpientes”, alertó la propia alcaldesa.
Después de la alarma de las ratas “podría saltar otra por serpientes”, alertó la propia alcaldesa de Roma
“El problema es que cuando vienen los políticos lo limpian todo y unos días más tarde seguimos como estábamos”, cuenta otra vecina que prefiere no dar su nombre. Tiene 35 años y lleva de la mano a sus dos hijos, uno de 10 y otro de 5. “En el camino desde el supermercado a casa también hemos visto cruzarse a una rata”, se lanza el mayor. El pequeño, sin embargo, prefiere permanecer callado cuando su madre le recuerda cuántos eran los ratones que habían visto la semana pasada en el parque.
Se deben de referir en todo caso al descampado con un columpio en medio, a una zona vallada en la que compiten hierbajos y bolsas de plástico, o a una plaza con no menos basura. Allí se encuentra un centro social en el que trabaja desde hace 23 años Mario Cecchetti. Asegura que el asunto de las ratas es algo anecdótico y que el problema ambiental es sólo uno más. “Tor Bella Monaca es el barrio de Roma más joven, más pobre y donde hay mayor concentración de extranjeros”, sostiene.
Las necesidades más acuciantes son, según Cecchetti, “la falta de trabajo, de servicios y de actividades culturales”. Que la nueva alcaldesa del Movimiento 5 Estrellas haya acudido de forma urgente y voluntaria es un buen paso, reconoce. Aunque se siguen sintiendo abandonados. “Ningún político se ha encargado nunca de nosotros y hasta ahora sólo venían cuando estallaba una nueva guerra”, agrega.
Algo de lo que da cuenta el sacerdote navarro Koldo Esteban, que ha acudido como voluntario junto a otros cinco jóvenes españoles para tratar de recuperar un centro cultural en el barrio. “La semana pasada detuvieron a 37 personas por tráfico de drogas y dicen que el otro día un niño encontró una pistola en medio de la calle”, relata. Aseguran, sin embargo, que se han topado con gente de lo más acogedora, aunque abandonada a su suerte.
Aunque no se tarda más de media hora en plantarse en coche desde el centro de Roma, los medios públicos apenas sirven. Llega la tercera línea de metro, que lleva construyéndose desde hace más de una década y que en todo este tiempo lo más que ha logrado unir es este barrio con otro ya periférico del este de la capital italiana. Del tren ni hablar y quienes llevan más años en el vecindario cuentan que un día el autobús llegó a pasar a su hora.
Quienes llevan más años en el vecindario cuentan que un día el autobús llegó a pasar a su hora
La mayor parte de los homogéneos bloques de edificios se construyeron a principios de los ochenta y no parece que desde entonces nadie les haya dado una mano de pintura. Un centro comercial de extrarradio parece el único entretenimiento y una enorme iglesia tanto o más periférica, lo más parecido a un monumento.
Rita, una mujer que viene por un camino cargada de bolsas, dice que su barrio le produce “ganas de vomitar”. Y aunque los servicios de recogida de basuras pasan cada mañana -“casi cada mañana”, matiza- no se llevan muchos de los desperdicios que se ven por todas partes.
Los empleados de la limpieza llevan meses enfrentados con la Administración local, como consecuencia de la firma de los nuevos contratos y para esta semana ya habían convocado la enésima huelga, que finalmente frenaron. La nueva edil es consciente de que es en estas zonas donde se ha generado la oleada de desencanto que le ha llevado a ella a la alcaldía.
Aunque tampoco hay que irse muy lejos del centro de Roma para encontrar ratas como las que contaban los muchachos o basura esparcida por las calles. Según una reciente encuesta de la empresa Demos, para los romanos la mayor preocupación por encima de un pobre transporte público o la rampante corrupción es el “mantenimiento y el decoro de la ciudad”.