El Ejército de Colombia pide "defenestrar" a Petro y la oposición alienta un golpe de Estado

Aunque los manifestantes del miércoles pretendían la destitución de Petro, el lema de guerra no fue pronunciado por primera vez hasta el día después, cuando Marulanda declaró: "Colombia está siguiendo los pasos de Perú, en donde las reservas fueron exitosas en el sentido de que allá lograron defenestrar a un presidente corrupto. Aquí vamos a tratar de hacer lo mejor por defenestrar a un tipo que fue guerrillero".

Varios miembros de la oposición colombiana han justificado estas declaraciones, y algunos hasta se han mostrado favorables a combatir el mandato de Petro también desde las fuerzas armadas, no ya desde el Congreso. En las últimas 24 horas, el presidente ha denunciado dos veces que su legislatura recibe una amenaza de golpe de Estado por parte de los militares.

Militares y policías retirados protestan en contra del Gobierno de Petro, el miércoles 9 de mayo. Efe

Marulanda, presidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares de Colombia (Acore), propuso su organización como "un partido o movimiento político suficientemente fuerte como para manejar la situación política que se presente", comentó en su entrevista con la emisora colombiana W Radio, después de denunciar a Petro como promotor de unas políticas de seguridad y defensa que piden ser revertidas.

Los miembros de Acore han encontrado pronto la respuesta de Petro a las declaraciones de su presidente. El mismo día de la entrevista a Marulanda, el presidente de Colombia expresó: "Los golpes de Estado se resisten, y se vencen, con la movilización del pueblo", dijo desde la ciudad boliviana de Sucre. "Defenestrarlo —¡qué palabra tan triste!— como si fuéramos pendejos no es el destino de Colombia. Quédense allá con sus nostalgias del pasado", sentenció.

Marulanda utiliza el apelativo 'guerrillero' para referirse al presidente de forma peyorativa. En su juventud, Petro combatió al Estado que hoy gobierna enfrentándose al Ejército del que hoy es comandante en jefe. Desde la toma de posesión el pasado agosto, su Gobierno progresista ha procurado mantener una relación correcta con las fuerzas armadas. Pero, en apenas nueve meses de Administración, el deterioro es notable.

El Ejército colombiano, curtido por un conflicto interno que estremece el país desde 1960, ha estado ligado durante las últimas décadas a regímenes de derechas que combatían la guerrilla de fuerzas paramilitares como el M-19. Ahora, Petro, que persigue una política de 'paz total' en su Ejército, ha invertido en la mejora de las condiciones del personal militar para granjearse la tolerancia y el respeto de las fuerzas armadas.

Petro (dcha.) saluda a un representante de las fuerzas armadas colombianas el día de su investidura. Efe

Los miembros del oficialismo han alertado de los peligros de llamar a un golpe de Estado, que no es sólo "un ataque directo a la democracia" —en palabras del ministro del Interior, Luis Fernando Velasco— sino también un delito digno de ser procesado por la Fiscalía colombiana, que pocas horas después de las declaraciones de Marulanda le abrió una investigación.

En la oposición, bastantes voces se han alzado en condena de las proclamas de los militares. Sin embargo, otras tantas justifican las manifestaciones como un ejercicio de la libertad de expresión, e incluso llegan a instigar mayores enfrentamientos. Es el caso de la senadora María Fernanda Cabal, que acudió ella misma a la convocatoria del miércoles en el centro de Bogotá.

Como uribista —seguidora del que fuera presidente conservador entre 2002 y 2019—, la familiaridad entre Cabal y los veteranos del Ejército es señal de la estrecha relación entre las fuerzas armadas y la derecha colombiana.

Por ahora, ninguno de los involucrados en las manifestaciones del pasado 10 de mayo es miembro activo del Ejército colombiano, sino exmilitares o reservistas. El presidente ha querido recalcar la importancia de este dato, y en un reciente tuit aclara que "no hay conflicto" entre el Gobierno nacional y los uniformados activos, que además tienen prohibido involucrarse en asuntos políticos.

Por eso, ante las afirmaciones de que el Ejército está en contra de su Administración, Petro se muestra especialmente susceptible. El mandatario denuncia el involucramiento de los medios en la propagación de la idea de que hay un cisma en el seno de su Gobierno. "Enfrentamos una verdadera campaña de desinformación", declaró el miércoles en la misma red social.

Para asegurarse la venia de los sirvientes de las fuerzas armadas en activo, el presidente y su ministro de Defensa, Iván Velásquez, han mostrado disposición a negociar un aumento salarial. Entre las medidas está también la restauración de una paga extraordinaria —la 'mesada 14'— que fue recortada por orden judicial en 2014, así como la profesionalización del cuerpo.

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Con este último objetivo, el presidente de Colombia pretende también atraer el alistamiento entre los jóvenes. En una celebración militar del miércoles, habló de "un salto" profesionalizante que atraiga a personas de clases populares al servicio militar, en detrimento de "las mafias", que entre las nacionales y la injerencia de clanes extranjeros, hacen improbable esa 'paz total' a la que aspira Petro.