Presos de la prisión Nueva Esperanza salen del centro penitenciario vestidos con peto y casco.

Presos de la prisión Nueva Esperanza salen del centro penitenciario vestidos con peto y casco. Twitter

América

La "guerra contra las pandillas" de Bukele convierte a los reos en siervos del Estado

El Plan Cero Ocio con el que el presidente trata de aplacar la criminalidad en El Salvador conlleva que los presos se encarguen de limpiar sus calles.

13 marzo, 2023 20:12

El presidente salvadoreño Nayib Bukele ha intensificado los castigos contra los reclusos en las cárceles del país, parte del denominado Plan Cero Ocio, medida insignia de su mandato que empezó a aplicar a mediados de 2021.

En el marco de su afamada "guerra contra las pandillas", una de las cuestiones clave de su agenda política, Bukele inauguró en febrero el Centro de Confinamiento del Terrorismo, una prisión con capacidad para 40.000 reclusos que es ya el centro penitenciario más grande del continente americano.

Ahora, los presos en 'fase de confianza' —aquellos con condenas por delitos menores— han sido asignados la tarea de limpiar las calles y playas salvadoreñas, junto con otras tareas de peso como reparar centros educativos y hospitales, construir viviendas para familias de bajos ingresos, o mejorar la infraestructura policial.

Dentro de este plan, el gobierno promete utilizar la mano de obra de los presidiarios para realizar obras de restauración o mantenimiento en ocho hospitales nacionales, 122 puestos de socorrismo, 91 centros escolares, nueve centros turísticos y 89 dependencias policiales, además de prestar apoyo a otras instituciones.

La idea subyaciente es que estas labores ayuden a subsanar el daño que los presos han causado en la sociedad del país. "[Los reos] tendrán derechos humanos, pero son más importantes los derechos humanos de la gente honrada", dice Bukele en un vídeo que circula por TikTok.

Nayib Bukele accedió al poder el 1 de junio de 2019 tras ganar las elecciones presidenciales por mayoría absoluta. Sus medidas drásticas han causado reacciones, pero cada vez es más notable la influencia que estas están teniendo en países aledaños.

El 6 de diciembre, la presidenta hondureña Xiomara Castro declaró el estado de excepción en más de la mitad de su territorio del país centroamericano, con la intención de combatir la criminalidad. Esta medida fue aprobada siete meses después de que Bukele aprobara en El Salvador un régimen de excepción similar con el mismo objetivo.

En Colombia, sin embargo, la administración salvadoreña ha encontrado a un gran retractor. Gustavo Petro reaccionó a las imágenes del Centro de Confinamiento del Terrorismo como "un campo de concentración lleno de jóvenes, miles y miles, encarcelados que le da a uno escalofríos".

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