En la ruta de Senegal a Canarias, la entrada más mortífera hacia Europa

Ignace, Mohamed y Jibril charlan dentro de uno de los cayucos pesqueros que colorean el paisaje de la costa. Ninguno de los tres supera los veinte años y hasta ahora, han pasado más tiempo sorteando las olas que arremeten con fuerza en esta región norteña de Senegal, que en tierra firme. Los tres son pescadores.

En el cauce que separa la histórica isla colonial de St.Louis de la zona pesquera se amontan decenas de cayucos. En las últimas horas del día, madres y esposas se despiden de los hombres de la casa. Durante varios meses, este grupo de pescadores faenarán en las costas del Atlántico, cerca de otros países como Mauritania, Gambia, Guinea-Bisáu o el archipiélago de Cabo Verde. 

De izquierda a derecha, Ignace, Mohamed y Jibril charlan apoyados sobre el cayuco pesquero con el que salen a faenar al Atlántico. Francisco Sarrió Volpi

"Hemos aprendido el oficio del mar de nuestros padres y abuelos. No hacemos otra cosa", explica Ignace. De los tres, él es único que quiere ir un paso más allá. "Conozco las aguas, he navegado hasta Marruecos y España está a un par de días más de navegación", revela.

Conflicto político

El pasado 1 de junio, la crisis política senegalesa estalló tras la condena a dos años de prisión del líder opositor Ousmane Sonko, una de las figuras más populares entre las esferas más jóvenes de la población de Senegal. El propio opositor, al igual que sus seguidores, aseguran que la decisión (por supuestos delitos de violación, amenazas de muerte y "corrupción de la juventud") está orquestada por el actual presidente, Macky Sall y su equipo con el objetivo de eliminarlo de la carrera presidencial a las elecciones de 2024. 

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A ello se suma que, a principios de agosto de 2023, el gobierno de Senegal anunció la disolución por decreto del partido de Sonko, Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (PASTEF) y que, en previsión de nuevas protestas, cortaron el servicio de internet móvil y prohibieron la circulación de las motocicletas en toda la región de Dakar, el medio común entre los jóvenes manifestantes. 

Según los últimos informes de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, también conocida como Frontex, la censura y la creciente ira y desafección política están entre las principales causas del incremento de las salidas de cayucos desde las costas de África Occidental hasta las Islas Canarias en España. 

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Una nueva oportunidad

"¿En España hay trabajo?", preguntan varios jóvenes. "Aquí, nosotros salimos a faenar con el resto de los pescadores, pero queremos que nos concedan los permisos para salir con nuestro propio barco. Así podríamos ganar más dinero", insisten. La falta de un trabajo digno y la inestabilidad política del país, motivan los deseos de miles de jóvenes de salir del país.

En el mismo cauce, otras grandes embarcaciones partirán con un objetivo distinto. "Con dinero y suerte, puedes llegar a Tenerife", comenta Mamadou (nombre ficticio para preservar su anonimato). Desde hace tiempo, regenta un pequeño ultramarinos en la ciudad y si le gustaría visitar Europa, pero en avión y con un billete de vuelta a su país natal. En cambio, "muchas familias ahorran años para que sus hijos puedan subirse a estas barcazas", comenta. 

Un niño corre alrededor de los cayucos pesqueros. Francisco Sarrió Volpi

Ignace todavía no ha probado suerte, pero insiste en que embarcarse en uno de los múltiples cayucos que salen semanalmente desde las costas africanas del Atlántico está entre sus planes a corto plazo. "No tengo nada que perder", insiste el joven. Sus palabras chocan de frente con las noticias que llegan desde Fas Boye (a 130 kilómetros al sur desde St.Louis). El pasado 10 de julio una embarcación, con más de un centenar de personas a bordo, salió con destino las islas Canarias. Fueron rescatados 40 días después en Cabo Verde y solo 38 terminaron la pesadilla con vida. Al menos 60 jóvenes volvieron a pagar el alto precio de la inmigración ilegal con sus vidas. 

Como la familia de Ignace, que pagará alrededor de 500.000 francos (algo más de 700 euros) para que su hijo pueda embarcarse hacia Europa con otras 200 o incluso a veces hasta 300 personas. "Normalmente, el viaje dura entre seis y ocho días. Si pasan más de diez y no tenemos noticias, sabemos que algo no ha salido bien", revela Ignace.

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El nuevo episodio de terror en el Atlántico se suma a la lista de tragedias que ya convierten a la ruta canaria como la entrada más mortífera hacia Europa. "Tengo un par de amigos que acaban de llegar a Canarias. Me fio de su palabra, ellos lo han conseguido", sentencia Ignace.

2023: el año más mortífero en la ruta canaria

A lo largo de 2022, tres cayucos procedentes de Senegal o Gambia llegaron al archipiélago español. Sin embargo, desde principios de junio hasta mitad de julio de 2023, 19 embarcaciones consiguieron alcanzar las costas desde ambos países hasta las Canarias. Aproximadamente cinco veces más en dos meses que en todo un año.

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El balance migratorio sobre la primera mitad de 2023 es el más mortífero en la historia de la ruta canaria, que cifra hasta 800 muertos. Una persona cada cuatro horas y media. Hasta el momento, el mes más trágico ha sido el de junio que, según datos del Ministerio del Interior de España recoge hasta 332 víctimas y un total de 19 embarcaciones desaparecidas, con lo que las cifras pueden ser incluso mayores.