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El presidente turco Erdogan comenzó su noche más larga y difícil interviniendo en directo en la televisión a través de una improvisada videoconferencia vía teléfono móvil con la presentadora de CNN Türk. El golpe de Estado sorprendió al mandatario en un resort de vacaciones del sudeste de Turquía. Lejos de la capital y con la televisión pública y los principales puntos del país tomados por el Ejército, la imagen de debilidad que transmitió Erdogan anunciaba un probable éxito del golpe militar que ha sacudido al país en la noche de este viernes. Sin embargo su pronóstico vía Facetime cuando se dirigía a sus compatriotas resultó ser acertado: “Superaremos esto, se resolverá en poco tiempo”.
El presidente Erdogan en la tele a traves de #FaceTime pide a la gente que salga a la calle contra #TurkeyCoup pic.twitter.com/BAXR3HfAkh
— Mariano Rolando (@MarRolando) 15 de julio de 2016
La peor noche de Erdogan comenzó con tanques en las calles cortando el paso en los principales puentes sobre el Bósforo en Estambul y aviones volando a baja altitud sobre las calles de Ankara. En un país en el que los ataques terroristas son frecuentes, el inusitado despliegue de los efectivos militares parecía apuntar, en un primer momento, a un atentado. Sin embargo, minutos después de las 22.00 de la noche (hora española) el primer ministro turco, Binali Yildirim, daba la voz de alarma. Una facción del Ejército turco lanzaba un órdago al país: golpe de Estado, ley marcial y toque de queda.
Tras la confirmación, el guión de la noche siguió el manual de las asonadas. El Ejército anunció a través de un comunicado leído en la televisión pública que tomaba el control del país para “garantizar la democracia” y los militares rebeldes tomaron posiciones en los lugares clave de Turquía. Medios de comunicación, cuarteles de policía, aeropuertos, el Parlamento o la sede de los servicios de Inteligencia, entre otros objetivos, fueron sitiados y tomados por las tropas rebeldes del Ejército.
A pesar del silencio informativo provocado por el bloqueo parcial de las principales redes sociales y de los medios de comunicación públicos, el mensaje oficial del Gobierno llegó al pueblo turco. A pesar de los disparos de los soldados rebeldes, el ruido ensordecedor de los aviones, los bombardeos al Parlamento en Ankara o la presencia imponente de los tanques en las calles, los ciudadanos turcos se echaron a la calle para contener, cuerpo a cuerpo, a los golpistas. Así lo habían pedido tanto el presidente Erdogan como el primer ministro.
Erdogan: “Limpiaremos el Ejército”
Tras horas de desconcierto e incertidumbre sobre su destino (físico y político), Erdogan aterrizó en el aeropuerto Ataturk aclamado por sus seguidores y exigiendo venganza. “Esto es una traición y los responsables pagarán un precio muy alto”, amenazó el presidente turco nada más aterrizar en Estambul pasadas las 3 de la madrugada. "Este levantamiento, este movimiento, es un gran regalo de Dios para nosotros. Limpiaremos el Ejército”, añadió.
El mandatario, que llegó a la presidencia en 2014 tras ser primer ministro desde 2003, cree que los militares rebeldes “no pueden aceptar” su victoria en las urnas.
Los presuntos traidores
Desde el primer momento, la versión oficial del Gobierno sobre la facción del Ejército que ha traicionado al Gobierno apuntaba en una sola dirección, el 'movimiento Gulenista'. Se trata de una comunidad islámica dirigida por Fethullah Gülen, un viejo conocido y antiguo aliado del presidente turco en su primera etapa como primer ministro.
Juntos, Gülen y Erdogan se infiltraron en todos los estamentos del poder del país, desde la Justicia a la policía pasando por el Ejército, el mismo que este 15 de julio se ha revuelto contra el poder. Desde 2014, el presidente turco acusa a esta suerte de cofradía islámica de intentar derrocarle. El principal líder de este movimiento, Gülen, está exiliado en EEUU desde 1997.