Susana del Corral, psicóloga: "No es necesario tener una patología grave para ir a psicoterapia"
Hablamos con la experta sobre un nuevo modelo de terapia muy eficiente y efectivo que aplica en su clínica de la Ciudad Condal.
3 julio, 2023 02:08En España, 1 de cada 4 personas tiene o tendrá algún problema de salud mental a lo largo de su vida. El 6,7% de la población está afectada por la ansiedad, exactamente la misma cifra de personas con depresión. En ambas, es más del doble en mujeres (9,2%) que en hombres, y casi la mitad de jóvenes entre 15 y 29 años asegura no gozar de buena salud mental.
[Cómo hablar en el trabajo con tu jefe sobre salud mental: estos son los mejores consejos]
Estas son las cifras que expone la Confederación de Salud Mental de España respecto al tema. Si bien es verdad que cada vez son más las personas que deciden pedir ayuda y acudir a terapia, es importante una mayor visibilización del problema.
A la hora de acudir a un profesional, son múltiples los miedos o estigmas a los que se enfrenta una persona: una primera mala impresión, temor a ser juzgados, el tipo de terapia al que se exponen, etc.
Para acabar con todos estos prejuicios, desde magasIN, hemos hablado con Susana del Corral, psicóloga desde 1998, que cuenta con un amplio recorrido y está especializada en psicoterapia breve estratégica, una técnica asombrosamente eficiente y efectiva que realiza en su consulta privada.
¿De dónde nace su pasión por la psicología?
Observar a las personas y su comportamiento es algo que siempre ha captado mi atención. Siempre me ha gustado tratar de entender a los demás, pero también tratar de entenderme a mí misma.
Igual que muchos médicos estudian medicina por sus tendencias hipocondríacas, yo estudié psicología en busca de ese libro de instrucciones de mi mente y de la de los demás, del que todavía faltan muchos capítulos por escribir.
¿Qué le llevo a hacerse psicóloga?
Dentro de la psicología, las psicopatologías siempre han sido las que más me han interesado. Comprender qué es lo que conduce a comportamientos patológicos y cómo reorientarlos. Dedicarme a, como dicen los ingleses, "ponerme en los zapatos de la otra persona", para luego salir y descifrar el enigma de cómo ayudarla a salir de su sufrimiento, me parece fascinante y me llena.
Quise ser psicóloga para ayudar a las personas que sufren, haciendo algo que despierta un gran interés intelectual en mí.
Afortunadamente, cada vez somos más conscientes de la importancia de la salud mental. ¿Ha notado usted un cambio significativo en estos últimos años, debido a que la salud mental se ha convertido en un tema de actualidad?
Efectivamente, vamos derribando poco a poco los tabús de la salud mental, y esto ayuda a que parte de la población vaya entendiendo que ir a psicoterapia es una buena opción para superar o llevar mejor situaciones problemáticas o trastornos mentales.
Sí, he notado un cambio significativo tras la pandemia, un periodo en que las tendencias patológicas de cada uno se han exacerbado.
Dicen que la depresión o la ansiedad son “las enfermedades del siglo 21”. ¿Por qué cree que el número de personas que sufren esta patología ha crecido?
Llevamos un ritmo de vida muy exigente y acelerado, queremos ser buenos en todo, queremos agradar a todos y lo queremos todo de forma inmediata. Y para conseguirlo, queremos hacer más de lo que cabe en nuestra agenda.
Además, las redes sociales están haciendo mucho daño, pienso que por ahora solo estamos viendo la punta del iceberg. En un futuro nos llevaremos las manos a la cabeza al pensar que dábamos acceso ilimitado a niños a las redes sociales.
¿Algunos consejos para introducir en nuestro día a día que nos ayuden a lidiar mejor con el estrés y la ansiedad?
Para lidiar con el estrés y la ansiedad: prioriza, planifica tu agenda con realismo, evita hablar de tu ansiedad, descarga tu malestar por escrito y evita leerlo, aprende a convivir con la incertidumbre, aprende a decir que no y a encajar que te digan que no. Haz deporte, deja a un lado el trabajo y las obligaciones a partir de X hora al día y concédete un pequeño placer. Evita las pantallas antes de acostarte.
¿En que consiste la Terapia Breve Estratégica?
La Terapia Breve Estratégica es el modelo desarrollado por Giorgio Nardone y Paul Watzlawick en los años 80, que se caracteriza por su eficiencia y eficacia en la obtención de resultados.
La práctica de este modelo consiste en saber sintonizar y comunicar con el paciente y en identificar el sistema perceptivo-reactivo que mantiene el problema, es decir, el círculo vicioso de percepción-reacción-sensación-creencia en que la persona se encuentra inmersa.
Un ejemplo sencillo: la persona que tiene miedo de ir en metro. Al ver la entrada del metro percibe peligro, reacciona evitando ir en metro, se siente aliviada en un primer momento, pero incapaz en un segundo momento, y se construye la creencia de que es incapaz de ir en metro, por lo que seguirá evitándolo. Pero no se da cuenta de que cada evitación construye la siguiente evitación y de este modo se construye la patología.
A través de la terapia, el psicólogo acompaña a la persona en su evitamiento, hasta que llegue el momento de poder enfrentarse al problema, una vez le haya dotado de recursos para ello. De este modo, la persona deja de percibir la entrada del metro como un peligro, reacciona yendo en metro, se siente segura y capaz y construye la creencia de que ir en metro ha dejado de ser un problema para ella.
¿Sirve para todo tipo de patologías de salud mental? Depresión, ansiedad, TCA, TOC, TLP…
El límite de la psicoterapia breve estratégica está en las tóxico dependencias y el alcoholismo, ámbito que yo no trabajo.
Para mí la psicoterapia breve estratégica es una metodología de trabajo, por tanto, aplicable a cualquier patología, excepto las mencionadas, porque en ese caso nos encontramos con factores que no son solo psicológicos.
Los resultados serán más o menos buenos dependiendo del trastorno que tengamos entre manos y de la sintonía que el psicólogo logre tener con su paciente.
En su página web asegura que siempre procura que la terapia tenga la menor duración posible. ¿Se puede desarrollar una dependencia hacia la terapia?
Es más beneficiosa una terapia de corta duración. Por un lado, por la obvia practicidad y aspecto económico del asunto, pero sobre todo porque si el paciente logra resolver en pocas sesiones un problema que le parecía muy grave, se da cuenta de que en realidad no estaba tan mal como creía y empieza a construir creencias funcionales, fundamental en psicología.
Yo considero que sí existe el riesgo de que la persona genere una dependencia hacia la terapia si esta, no se basa en fomentar la autonomía del paciente. Por otro lado, opino que lo que no se consigue con pocas sesiones, difícilmente se consigue con muchas.
Para ir a psicoterapia no es necesario tener una psicopatología leve o grave, basta con que la persona sienta que tiene un problema o dificultad que no sabe gestionar.
Mucha gente acude a terapia con la intención de que sea el psicólogo quien le resuelva el problema. ¿En qué porcentaje hay que trabajar luego en casa para ver resultados?
Siempre hay que trabajar en casa para ver resultados. Yo planteo a mis pacientes la terapia como un trabajo en equipo. Creo que la función del psicólogo es la de guiar al paciente para que logre resolver sus problemas por él mismo.
Como psicóloga, ¿cómo es la relación que establece con sus pacientes?
Marco las distancias que competen, pero también creo un nivel de cercanía que permite al paciente sentirse a gusto.
¿Cómo se consigue esto? Marcando distancia en la forma de recibir y despedir al paciente, y a través del setting, la configuración del espacio, me separa una mesa de mis pacientes.
La cercanía, la logro a través de la comunicación, trato de conseguir cercanía emocional e intelectual pero no física. La conexión con el paciente es esencial. De hecho, cuando la terapia no funciona es porque está fallando esa conexión y por eso digo que si en pocas sesiones no vemos resultados, difícilmente los conseguiremos en más.
Mucha gente que acude a terapia establece una relación especial con su psicólogo/a. Al final es una persona con la que compartes cosas muy íntimas y se crea un vínculo especial. ¿Cómo gestionáis esto los profesionales?
El vínculo es esencial para que la terapia funcione. Igual que el paciente crea vínculo conmigo, yo lo creo con el paciente. A veces es inevitable llevarme a casa el asunto tratado, porque me preocupa y quiero encontrar el modo de resolverlo.
Dar el alta supone dejar de ver con regularidad a una persona con la que tengo vínculo, hay que saber gestionarlo y al principio no es fácil. Aprendo mucho de mis pacientes.
Usted cree en un diagnóstico que no etiqueta. ¿En qué medida favorece esto a la terapia?
Hablo de un diagnóstico que no etiqueta porque a lo largo de las sesiones voy desvelando a la persona cuál es el círculo vicioso que mantiene su problema. Por ejemplo, en vez de decirle que tiene depresión, es más preciso y eficaz entender que, como escribía Balzac, “la renuncia es el suicidio cotidiano”.
Intervengo sobre uno de los principales factores del funcionamiento depresivo: la renuncia. El objetivo es que la persona encuentre fuerzas para dejar de renunciar. Es un diagnóstico operativo que guía a la persona hacia la puerta de salida de su problema.
Si, en cambio, se etiqueta al paciente con que tiene depresión, la patología se hace más estática, más difícil de superar. Pero es cierto que el diagnóstico ya forma parte del lenguaje coloquial, muchas personas vienen a terapia autodiagnosticadas, y suele ser un diagnóstico equivocado, lo que genera más dificultad, un muro más a derribar a lo largo de proceso terapéutico.
El que quiere superar un trastorno mental, tiene que asumir parte de la responsabilidad del cambio y esforzarse, mientras que la etiqueta, con sutileza, permite justificar el comportamiento y hace que la persona se acomode.
¿Qué hábitos que solemos ejercer en nuestro día a día, que deberíamos cambiar para mejorar nuestra salud mental?
Recrearnos en hablar de los problemas, pasan a ser el eje de las conversaciones, impide poder desconectar y los realimenta.
Mirar atrás y lamentarnos de lo que hubiéramos podido hacer. Hay que centrarse en lo que se puede hacer de ahora en adelante.
Evitar lo que nos da miedo, de este modo nuestros miedos se hacen más grandes y pueden ampliarse.
Tratar de controlarlo todo, también nuestras emociones y pensamientos, y es misión imposible. Hay que aprender a fluir.
Satisfacer las necesidades ajenas antes que las propias por miedo al rechazo. Hay que aprender a decir que no.
¿Qué cree que hace falta cambiar en la sociedad en cuanto a salud mental?
Seguir trabajando en el estigma de ir a terapia, que ha disminuido mucho, pero sigue existiendo. Más presupuesto, para que haya más psicólogos públicos, buenos y con disponibilidad en su agenda.
Dejar los diagnósticos y los discursos sobre la materia para los especialistas, es una de esas disciplinas sobre las que todos creemos tener criterio para opinar y eso no ayuda a mejorar las cosas. Cambiar la creencia de que contarle las penas a un amigo es equivalente a ir al psicólogo.
Por último, ¿por qué es importante acudir a terapia?
El psicólogo se ha formado para tratar las dolencias que sufre el paciente, problemas que parecen muy difíciles de resolver, pero puede que no lo sean tanto. Me encuentro con cierta frecuencia con personas que vienen a terapia poco convencidas, más bien empujadas por su entorno, y me expresan su poca fe en que vaya a funcionar, que vienen a esa primera sesión sin intención de continuar.
Pero al final de la sesión algo ha cambiado y la persona opta por seguir adelante con la terapia. Ha sentido que puedo ayudarla. Animo a estas personas a darse la oportunidad de al menos probarlo. En una primera sesión ya sentirán si el psicólogo es o no capaz de ayudarlas. Un buen psicólogo puede resolver tus problemas o al menos mejorar mucho tu calidad de vida.