‘Operación febrero’: Así podremos encajarnos el ‘bikini’ en el cerebro
Ya mismo empezamos a hablar de la ‘operación bikini’ para el verano. Qué estrés. No hemos hecho más que pasar el pico de trabajo que sufrimos todas en Navidad, que quizás sea el momento del año en el que más cuesta conciliar por eso de los preparativos y los regalos.
Después, hemos vivido la ‘cuesta de enero’ y el detox de los excesos. Hace unas semanas, leí los resultados de un estudio publicado por Miravia en el que se explicaba que el 75% de los españoles menores de 35 años se veía afectado en su salud mental por la cuesta de enero.
De este porcentaje, el 78% de los afectados eran mujeres. Conclusión: el 58’5% de las mujeres jóvenes sufren el estrés y/o la ansiedad en el mes que dejamos atrás.
No he encontrado estudios sobre esto, pero sí he tenido muchas conversaciones con mujeres adultas, maduras o como quieran llamarnos a las que seguimos diciendo que somos jóvenes, pero vivimos lidiando con las mil responsabilidades que la edad va colocando sobre nosotras.
Estamos cansadas, agotadas, exhaustas, ‘rotas’, ‘quemadas’. Cada una lo dice a su manera, con su forma de expresarse. Pero sí que todas me constatan eso que dice la ciencia de que el cerebro femenino tiene más sensibilidad al estrés.
Nosotras tenemos más receptores hormonales que los varones por lo que tenemos una respuesta más alta y sintomática que ellos al estrés, que se produce por la liberación de una hormona llamada corticotropina. Además, las mujeres producimos una mayor cantidad de estrógenos en situaciones estresantes, que nos provocan más ansiedad.
En fin, que lo que básicamente hacen los análisis de los expertos es darnos los argumentos para explicar por qué estamos cansadas. Además somos trabajadoras, algunas madres, algunas esposas, algunas hijas, otras todo lo anterior y cada una en su estilo.
Eso, dejando aparte, claro está, lo que cada una dedique a la producción propia: el pelo, la ‘manipedi’, las cremas, la salud, el ejercicio, las revisiones, vestirse… en fin, que cada una decide, pero por poco que sea, es otra ocupación más.
El otro día escuché cantar a Conchita en la gala de ‘Las Top100 Mujeres Líderes' una canción que debería ser considerada un himno. Se titula No soy yo, eres tú y se pregunta en la letra:
"¿Cuántas veces tuve que cerrar la boca y por no molestar tragué? // ¿Cuántas veces tuve que respirar hondo y pensar: 'yo soy zen, soy zen'? // ¿Cuántas veces tuve que hacer lo que se debía y no lo que yo quise hacer?".
Después de leer esto e hilvanar, queridas magas, tengo una propuesta que haceros.
Este año me da pereza que además de cuidarnos todo el año, tengamos que estar preparadas para que ya mismo se nos agobie con la ‘operación bikini’ -en inglés, ‘bikini body’- que lleva dando la lata desde hace 63 años, cuando la compañía Slenderella, cuyo negocio era la pérdida de peso, tuvo un éxito atronador con aquella campaña publicitaria.
El futuro ya ha llegado y ahora nos cuidamos para estar sanas todo el año y para vernos lo mejor que podamos a nosotras mismas, no solamente cuando nos vean los demás.
Mi propuesta es que este año nos hagamos la operación bikini en nuestra cabeza: encontrar los tiempos necesarios; deshacernos de esos compromisos que injustamente asumimos como obligaciones y que quienes nos lo imponen, jamás los asumirían por nosotras; hacernos ‘regalitos’ para dar un paseo, ir al gym, quedar con una amiga o hacer una escapada romántica.
Cuidaos, cuidémonos. El estrés hace sufrir mucho y puede ser incluso letal. Con el bikini bien enfundado en el cerebro, despojándonos de los factores estresores y dedicando unas horas a trazar una estrategia para gestionar mejor nuestro tiempo, estaremos mejor nosotras y quienes estén cerca.
Cerrad los ojos y pensad en eso. Cuando los abráis, empezad a tomar notas en el móvil, en vuestra libreta favorita, donde queráis. Diseñad vuestra ‘Operación febrero’ para dejaros un cerebro fitness total.
Y si pensáis que necesitáis un profesional para que os ayude, no lo dudéis. Todas las que hemos sentido que lo hemos necesitado alguna vez, hemos encontrado en la psicología o en la psiquiatría la ayuda para aprovechar nuestras fortalezas y combatir nuestras debilidades. Yo siempre cuento que hice terapia hasta para aprender a descartar el autoengaño. De verdad, una de las grandes inversiones de mi vida.
Magas, ¡a por la operación febrero!