Roban en los negocios de una familia youtuber malagueña: "Sentimos pena y frustración"
Las hermanas Fernández y su madre tienen un local de peluquería y belleza y una tienda de ropa que asaltaron el pasado domingo. También usaban ambos locales para grabar para su canal.
11 mayo, 2022 13:28Noticias relacionadas
La familia Fernández y conocida en YouTube e Instagram por su canal 'Hermanas Fernández y Mami' donde acumulan más de medio millón de seguidores. En el canal y en sus cuentas en redes sociales, la familia crea contenido de entretenimiento para todos los públicos.
Compaginan su labor en redes sociales con otros dos negocios: Natura, un salón de peluquería y estética y Hfm Modas, una tienda de ropa. Ambos locales, situados en la zona de El Copo, en la zona oeste de Málaga capital, están interconectados. En ambos trabajan Patricia, la hija mayor de la familia, y su madre, Ely.
El pasado lunes, José Fernández, el padre de la familia, se encargó de abrir los locales. Fue entonces cuando se percató de que algo iba mal. La persiana estaba abierta. Fue entonces cuando se puso en contacto con su familia para decirles que por qué no habían cerrado bien. Al pasar, se dio cuenta de que también la puerta interior estaba abierta.
"Yo ya estaba regañando a mi hija Patri y resulta que nos habían robado. La pobre estaba callada porque juraría que la había cerrado", comenta Ely a este periódico. Confirmaron el robo cuando vieron que la caja estaba vacía puesto que los autores no revolvieron nada. "El sábado me fui antes y no me dio tiempo a recogerlo. Así que dije que iría el domingo o el lunes por la mañana. Lo que menos me esperaba era esto", continúa Ely.
Al ver que no había nada, José mandó una fotografía por Whatsapp a Ely, que no daba crédito a lo que estaba viendo. Le pidió a Fernández que mirara la zona donde suelen editar y grabar sus vídeos para YouTube. "Se lo llevaron todo. Cámaras, ordenadores... que aún estábamos pagando. Todo lo que es nuestro material de trabajo se lo han llevado, incluso contenido que ya teníamos grabado y que solo faltaba editar", expresa.
También se llevaron el móvil desde donde gestionan los pedidos de la tienda y el ordenador de esta. "Me llamó la atención que no revolvieran nada. Tenemos bisutería, mucha ropa, cremas, máquinas... Iban a lo que iban, sino, se hubiesen llevado algo más para venderlo", dice Ely, a la que esta semana le iban a instalar este martes las cámaras de seguridad en los locales. "Parece que ha sido a cosa hecha", lamenta.
En cuanto pudieron, denunciaron el robo a la Policía Nacional que, según relata la youtuber, se pasó por los locales junto a la Policía Científica, que estuvo tomando muestras de las huellas y haciendo fotografías. "Hemos tenido que cambiar todas las contraseñas de nuestras redes, porque podían habérnoslas quitado", dice.
Según relata Ely, no es el primer robo que ocurre en la zona. "Hay mucho vandalismo. Por aquí en los últimos meses ha habido robos en papelerías, peluquerías, tiendas de estética... Incluso a un vecino mío del barrio, mayor, le amenazaron y le robaron lo que llevaba encima", denuncia Ely.
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Respecto a los autores, no tiene ninguna pista de quiénes han podido ser. "Al ir tan directos puede ser que nos conocieran, pero no sé. Quizás ha sido pura coincidencia, es que no se sabe. Por poder ser, han podido ser hasta algunos que estuvieran de fiesta en la Leblon o la Rossé [discotecas cercanas al local] que tuviesen ganas de más fiesta y dijeran de entrar. Muchas veces suelen ponerse pesados y hay peleas", dice.
Por su parte, Patri, la hermana mayor de las tres que conforman la familia, expresó este martes en sus redes sociales que sentía "pena, frustración, dolor y decepción" pese a lo positiva que suele ser. "Podría decir que no tengo ilusión por nada", se lamentaba.
Al final, el robo ha afectado a sus tres empresas, algo que, como autónomas, les ha hecho mucho daño. "Lo que nos han robado no deja de ser material y, bueno, se puede reponer, pero lo que más me duele es el tiempo de trabajo que echamos para poder comprar ese material, nos pasamos doce horas diarias trabajando para que vengan un par de tontos o tontas a quitarte tu trabajo", zanja la joven.