La economía española crecerá menos y tendrá una prima de riesgo mayor por la guerra entre Israel y Hamás
La escalada del petróleo puede provocar un incremento de la inflación que obligue a los bancos centrales a mantener los tipos en niveles elevados.
14 octubre, 2023 02:20Subida de los precios del petróleo, más inflación y tipos de interés en niveles elevados durante más tiempo. Esas son, al menos por ahora, las posibles consecuencias económicas del conflicto entre Hamás e Israel. Un escenario en el que España se vería abocada a un menor crecimiento y a una mayor prima de riesgo. Todo dependerá de hasta dónde escale el enfrentamiento.
Hace justo una semana la organización terrorista Hamás se adentró en territorio de Israel para matar en pocas horas al menos a 1.200 personas y secuestrar a unas 130. Desde entonces, los acontecimientos se han sucedido, provocando, además de una catástrofe humana, una escalada de los precios del petróleo.
El Brent, el crudo europeo, y el West Texas, el de referencia en Estados Unidos, se acercan a los 90 y los 87 dólares por barril, respectivamente, tras haberse elevado su precio un 5% esta semana. Se trata del incremento semanal más abultado desde principios de abril.
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Debido a la importancia que la región tiene para el mercado de petróleo, el crudo sirve de termómetro económico para evaluar la evolución del enfrentamiento. O, al revés: la materia prima es el principal afectado por el conflicto. A partir de ella se suceden en cascada las diferentes consecuencias para la economía.
Aunque ni Palestina ni Israel son grandes exportadores de petróleo, sí lo son otros países del entorno que podrían verse involucrados en el conflicto, como Irán o Arabia Saudí. De hecho, sólo la posibilidad de que Teherán pudiera haber participado ya disparó los precios del crudo el pasado lunes.
"Parece bastante claro que Irán, de una forma u otra, ha participado en el ataque terrorista que ha tenido lugar, no sólo con Hamás, sino también con Hezbolá", apunta Gonzalo Escribano, director del Programa Energía y Clima del Real Instituto Elcano y catedrático de Política Económica en el Departamento de Economía de la UNED.
En su opinión, "como la tensión geopolítica va a ir en aumento, la inestabilidad será muy fuerte y eso provocará, de una forma u otra, una mayor volatilidad de los precios del crudo en las próximas semanas o quizá meses".
Petróleo
Los precios del petróleo -y también del gas- han cobrado en especial protagonismo porque sus subidas “podrían suponer un nuevo impulso inflacionario, con las consecuencias que eso tendría en el crecimiento económico”, subraya Antonio Castelo, analista de iBroker.
“Es obvio que si las tensiones se extienden a otros países, la situación se complicaría mucho más. Entonces podríamos ver una subida más contundente en el precio del petróleo, algo que tendría efectos inmediatos negativos para el crecimiento global y para la inflación, agravando el panorama que ahora tenemos”, añade.
Se trata, por tanto, de nuevos “nubarrones para unas previsiones de 2024 que ya eran de ralentización de la actividad económica”, matiza José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea. Se podría “generar una especie de tormenta perfecta que ponga en grave riesgo a la economía mundial” durante el próximo año.
La subida del petróleo podría golpear a la economía española desde distintos flancos. En primer lugar, por su alta dependencia, en comparación con otros países del entorno, del crudo.
En este sentido, BBVA Research estima que por cada 10% de aumento en el precio del petróleo, cuyo origen tenga que ver con la limitación del crudo exportado, el Producto Interior Bruto (PIB) de España podría resentirse alrededor de 0,3 puntos porcentuales.
Las estimaciones que maneja el Ejecutivo sobre el petróleo para elaborar las previsiones de crecimiento están a punto de quedar desfasadas. Cuando en abril remitió a Bruselas el Plan de Estabilidad, a la espera de que lo actualice de nuevo, el Gobierno preveía que el Brent alcanzaría los 89 dólares en 2023. Ahora mismo cotiza sobre esa barrera.
Inflación
La segunda derivada es la inflación. Según los modelos analíticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), una subida del 10% en los precios del petróleo conduciría a una inflación cuatro décimas más elevada a un año vista.
Incluso sin tener en cuenta lo sucedido en la última semana, la inflación española repuntó nueve décimas en septiembre, hasta el 3,5%, debido al encarecimiento de los precios energéticos. La de Estados Unidos se mantuvo en el 3,7% por segundo mes consecutivo, mientras que la de la eurozona se moderó al 4,3%.
Pero la situación en Gaza “puede encarecer el precio del crudo y provocar una nueva crisis inflacionaria grave”, advierte Corrales. Y ello causaría “una pérdida de capacidad de gasto y que, por tanto, la economía vaya peor de lo previsto y que eso afecte también al mercado de trabajo”. Supondría que España pase de crear empleo a “un estancamiento e incluso a un aumento del paro”.
La situación puede ser aún peor si la inflación se eleva tanto que obligue a los bancos centrales a mantener los tipos de interés en niveles elevados durante más tiempo que el previsto. Esto último pondría en riesgo la previsión de que los banqueros centrales consigan enfriar la economía sin provocar una recesión.
Tipos de interés
La escalada de los precios podría incluso provocar que tanto la Reserva Federal (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) vuelvan a subir los tipos de interés una vez más antes de que termine el año, cuando ya se daba por hecho que el ciclo de incrementos había concluido.
Un mayor endurecimiento de la política monetaria provocará un menor crecimiento. Según cálculos del Banco de España, se perderán 3,1 puntos de PIB entre 2022 y 2025 debido a las subidas de los tipos de interés ya ejecutadas.
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Las perspectivas de que el precio del dinero permanezca elevado durante más tiempo podrían favorecer una nueva escalada de la rentabilidad de la deuda pública. En contra de esta tendencia podría jugar el uso que en los mercados financieros se da a los bonos de los gobiernos: el de activo refugio, ya que cuenta con el respaldo de los estados.
Los expertos consultados por EL ESPAÑOL-Invertia sí consideran que se podría producir un incremento de la prima de riesgo, “ya que los inversores estarán dispuestos a demandar más bonos soberanos de los países con menos riesgo -a priori, en Europa, de Alemania, que es la referencia para el euro-, que de países con mayor riesgo como Italia y España”, indica Castelo.
Prima de riesgo
"Si los tipos permanecen en niveles elevados durante más tiempo, lo que se generaría es más estrés sobre las finanzas públicas", señala Omar Rachedi, profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade.
En su opinión, los niveles empiezan a ser “preocupantes”. Y añade: “El interés de la deuda está en niveles elevados hasta en Alemania, por lo que cualquier repunte del spread en Italia o España ya parte desde una cota alta”.
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Hace unos días, la rentabilidad del bono alemán a diez años alcanzó el 3% por primera vez desde 2011. Gracias a eso, la prima de riesgo española -la diferencia respecto al interés del bono español al mismo plazo- se ha mantenido contenida entre los 100 y los 115 puntos básicos a pesar de que la deuda de España ha llegado a dar algo más de un 4%.
Según Rachedi, “cualquier incremento por encima de ese nivel genera presiones muy fuertes. Una prima de riesgo igual que antes es más preocupante porque empezamos desde niveles muy elevados”.
"Crecimiento raquítico"
Todo ello “puede provocar efectos en la deuda”, afirma Corrales. Sin embargo, el profesor de la Universidad Europea apunta que se debe tener en cuenta que “en España, tanto el déficit como la deuda están teniendo una evolución relativamente positiva, teniendo en cuenta la situación económica”.
Lo que le preocupa más es que una nueva crisis inflacionaria provoque “una pérdida de poder adquisitivo de las familias y que esa menor capacidad de consumo lleve a las empresas a producir menos”. Por eso, advierte de que un escenario en el que se combinen “elementos de notable inflación junto a un proceso de ralentización económica” va a desembocar en “un crecimiento raquítico” de España en 2024.