Peter Frankopan, historiador: "Superar las tormentas de la Guerra Fría fue un milagro"
El catedrático británico ofrece una novedosa historia del mundo desde hace millones de años poniendo el foco en un elemento incontrolable para los humanos: la naturaleza.
26 marzo, 2024 09:12Acababa de volar desde Australia y al día siguiente se iba a Berlín. Mirando la atiborrada agenda de Peter Frankopan (1971) se entiende mejor su obsesión por acercarse al mundo y a su historia de forma globalizada, profunda, compleja. Su breve estancia en Madrid es para presentar su último ensayo, La Tierra transformada, un monumental estudio en el que muestra cómo en entorno natural ha moldeado las civilizaciones desde el principio de los tiempos.
El catedrático de Historia Global en la Universidad de Oxford, ante la crítica coyuntura actual en la que el mundo se tambalea al borde del desastre por el cambio climático, advierte sobre la necesidad de comprender las conexiones de intercambio, las vulnerabilidades, las oportunidades y los riesgos y la necesidad de descubrir el planeta en el que vivimos.
Pregunta. ¿Cómo deberíamos interpretar este libro? ¿Es un recordatorio del poder de destrucción de los humanos o una demostración de que nuestra especie ha sido capaz de sobreponerse a los desafíos de la naturaleza?
Respuesta. Siendo más honestos, quizá es solo un libro de historia. No es necesario tener un manifiesto para el siglo XXI. Algunos lectores leerán esto porque están interesados en la historia, y no solo la historia del mundo natural, las ecologías y el clima. Por ejemplo, acercarse a la conquista de América desde el punto de vista medioambiental es muy interesante, pero no hace falta extraer lecciones. Creo que otro objetivo del libro es entender mejor el mundo, cómo está conectado y globalizarnos para pensar de manera más amplia. La mayoría de la historia escrita es sobre Occidente y yo me centro menos en esto.
»Una de las cosas que me resulta un verdadero places es comparar, por ejemplo, la colonización de los vikingos de Islandia y Groenlandia y la de las islas del Pacífico sur, que ocurren al mismo tiempo. Miro a esos paralelos y me pregunto qué pasa cuando los humanos llegan a ecosistemas sobre los que hasta entonces no habían registrado ningún efecto. No me gusta escribir libros que solo me cuenten cosas que no sabía. La historia siempre empieza con la gente y es solo una porción muy diminuta de la historia del mundo. Así que me interesa saber cómo la Tierra llegó a ser lo que es. Como historiador, se trata de explicar cómo es el mundo en el que vivimos, cómo ha dado forma a nuestra existencia, cómo explica quiénes somos o cómo lo hemos cambiado para adaptarlo a nuestras necesidades.
"Lo más peligroso de la situación actual es que pensamos que podemos adelantarnos a la naturaleza"
P. ¿Cree más o menos en el ser humano después de escribir este libro?
R. Creo que más que antes. Es muy fácil olvidar que los humanos son animales, que somos una de las muchísimas especies que habitan este planeta. Y si empiezas a escribir sobre eventos de extinción en el pasado, como hago yo, es fácil olvidar lo importante que es nuestra huella ambiental en el mundo en el que vivimos. Pensamos que somos diferentes a otros animales, y en muchos sentidos lo somos, como los únicos que comemos mucho y luego vamos al gimnasio para estar delgados otra vez. Creo que lo que aprendí, o en lo que más he pensado, es que somos prisioneros de nuestros propios entornos y ecosistemas, y si cambiamos esas condiciones ambientales habrá consecuencias. Y lo más preocupante de nuestra situación actual es que estamos cambiando, aunque sabemos que hay algo malo y peligroso, pero pensamos que podemos adelantarnos a la naturaleza.
P. Kyle Harper dice que la naturaleza fue el mayor enemigo del Imperio romano. ¿Cómo han afectado los cambios medioambientales al colapso de los imperios?
R. Depende lo que entendamos por colapso. El mayor colapso de imperios de la historia es el principio del siglo XX. Casi cada potencia europea en ese momento tenía un imperio, incluso Bélgica, y al final de la I Guerra Mundial todos se había disuelto. Y los factores medioambientales fueron especialmente importantes.
P. ¿Y en la Antigüedad?
R. En la Antigüedad tardía y en la Edad Media, con dos grandes enfermedades pandémicas, encuentras los mismos patrones: la misma reorganización de desigualdades que en el siglo XX. Cuando mucha gente muere, las consecuencias son mejores para la gente de abajo porque, aunque tienen peores condiciones de salud, una vez que la enfermedad comienza a disminuir su capacidad para negociar mejores salarios mejora. Eso también sucede con la peste negra. Así que el colapso es malo si perteneces a la élite. Pero para la mayoría, el resultado es mejor. Las erupciones volcánicas y los cambios climáticos crearon condiciones para que la toma de decisiones humanas adquiera importancia extra. Eso es lo que trato de transmitir en mi libro. No es el drama de un volcán y el colapso de un imperio. Se trata de un cambio a largo plazo que puede verse afectado por la demografía, las enfermedades, la productividad, los impuestos...
P. El cambio climático, sin embargo, no ha sido el principal motor de la historia. Es una combinación de factores...
R. En la primera frase del primer capítulo digo que los humanos deberían estar agradecidos por el cambio climático porque todas las especies podrían haber existido durante casi toda la historia de la Tierra. Tenemos que estar en el contexto ambiental correcto y por eso es lógico que estos cambios, ya sean por procesos a largo plazo o por shocks únicos como erupciones volcánicas o mega tormentas, tengan consecuencias. Lo que nos enseñan en el colegio es que en las décadas de 1760 y 1770 Estados Unidos se independizó porque los estadounidenses querían el derecho al voto y no pagar impuestos al rey de Inglaterra. Pero el proceso clave es que hubo tormentas masivas que diezmaron las colonias españolas y francesas en el Caribe y el sur de América.
»Y de ahí todas las oportunidades para que los estadounidenses vendiesen bienes a precios altos para enriquecer a su gente. La primera vez que el Congreso se reunió en Estados Unidos se trató de aprovechar un contexto creado por cambios climáticos similares. Una de las cosas que hizo que la esclavitud transatlántica aumentase y se convirtiese en una industria mucho mayor fue el hecho de que la malaria se estaba extendiendo en el sur de EEUU y en el Caribe. Y resulta que las personas más valiosas que fueron transportadas en condiciones horribles tenían una mutación genética de África occidental que las hacía mucho más inmunes. Los entornos y los ecosistemas son fundamentales en nuestra forma de pensar sobre la historia. Pero eso no es lo que te enseñan en clase.
P. Al principio de esta historia los humanos fueron las víctimas de la naturaleza. ¿Pero en qué momento se convirtieron en los saqueadores del planeta?
R. En general, la forma en que empezamos a afectar a los ecosistemas, sobre todo las condiciones atmosféricas, tiene que ver con la quema de carbón a gran escala. Hablamos aproximadamente de 1750. Estamos acelerando patrones naturales a una escala aterradora. Vivimos en un mundo donde todo lo que hacemos que sea realmente emocionante requiere grandes cantidades de energía. Cada 20 preguntas que se hacen a ChatGPT se gastan 500 ml de agua para refrigerar los servidores. El aire acondicionado es uno de los grandes alargadores de vida humana, pero los 8 billones de aparatos que hay en la actualidad requieren una cantidad de energía que provocan el calentamiento del planeta.
"Los entornos y los ecosistemas son fundamentales en nuestra forma de pensar sobre la historia. Pero eso no es lo que te enseñan en clase"
P. En el libro recoge el extravagante proyecto orquestado Stalin de crear millones de hectáreas de bosque para refrescar el sur de Rusia. ¿Este episodio es la confirmación extrema de que los humanos no pueden controlar la naturaleza?
R. Es la confirmación de que los autócratas y los individuos pueden tomar decisiones catastróficas en el corto y largo plazo. No se trata solo del medioambiente. En general, las sociedades pluralistas son mucho mejores a la hora de corregir errores porque se magnifica la capacidad de criticarlos y de llamar la atención sobre ellos. Entonces, ese episodio de Stalin va de reconocer que los intentos de modelar el medioambiente no han sido completamente positivos y exitosos, y el daño ambiental causado en la Unión Soviética ha sido una de las mayores catástrofes de la historia. Los parlamentos de las democracias son bastante buenos tratando de insistir en estándares ambientales, pero no lo están haciendo lo suficientemente rápido.
P. ¿Qué momento de toda esta historia destacaría como clave?
R. Hay un grupo de gente obsesionada con la antigua Mesopotamia porque es una de las civilizaciones urbanas más antiguas. Hay una especie de Donald Trump llamado Naram-Sin que gobernó el Imperio acadio hace 4.000 años y empezó a hacer firmas diciendo que era el hombre más poderoso que jamás haya vivido, y fue un momento de profunda reorganización climática. Mucha gente admira a Cleopatra y al Imperio romano, la plaga de Justiniano... Creo que las formas en que el sur de España y Andalucía son remodeladas ambiental y climáticamente de manera lógica y deliberada por los árabes es bastante interesante.
»La historia siempre la escriben académicos que se centran el poder o en las industrias gubernamentales. Nunca hablan de los aspectos prácticos de la historia. Entonces, para mí, el agua, las calorías, la energía, las enfermedades, todos esos entornos son los más emocionantes. Así que trato de entrelazarlos para seguir recordándole al lector que la historia y los humanos, como todos los animales, son bastante básicos. No hay agua, no hay vida. Hablo mucho sobre estabilidades duraderas y sobre cómo se pueden lograr. ¿Cómo sucedió eso en el pasado, en períodos en los que hubo mucha cooperación y estabilidad regional en una especie de época dorada?
"El mayor desafío es el suministro de agua y alimentos en los próximos 30 o 40 años, tan importante como las escaladas militares"
P. Las guerras tradicionalmente han sido luchas por los recursos naturales. ¿Puede ser la guerra de Ucrania el preludio de una catástrofe ambiental?
R. Ya es una catástrofe local y Ucrania está tratando de juzgar a Rusia por ecocidio como un crimen de guerra. Cualquiera que utilice un dispositivo nuclear cambia los objetivos de las reglas de enfrentamiento militar, pero también cambia el medioambiente. En el libro escribo que las pruebas nucleares en las décadas de 1940 y 1950 casi con certeza tuvieron un impacto en el enfriamiento de las temperaturas globales durante 15 años. Aunque muchos de nosotros estamos preocupados por Transnistria o Moldavia, los países bálticos e incluso por Asia Central, creo que el mayor desafío es el suministro de agua y alimentos en los próximos 30 o 40 años, tan importante como las escaladas militares.
P. Entonces deberíamos cambiar el punto de vista. Esta guerra, por ejemplo, es más peligrosa por el futuro de los recursos que por el riesgo real de conflicto nuclear.
R. La guerra en Ucrania es el consumo de enormes cantidades de materiales para armas. En términos de huella ambiental global, todavía no es enormemente dramática; a nivel regional, obviamente es terrible. Pero desde mi punto de vista, gran parte de la atención gubernamental se centra en Ucrania y Rusia y no en Oriente Medio, en Gaza y Cisjordania. Al mismo tiempo, se dedica mucha atención a la IA, a las tecnologías digitales, a los cambios geopolíticos, al comercio, etc. Entonces algunas de las conversaciones a nivel mundial van a ser difíciles. Abordar cuestiones como el clima y el medioambiente deberían ser mucho más fáciles porque todos estamos en esto más o menos juntos. Ese mundo ruidoso que tenemos debido a un conjunto múltiple de revoluciones que están ocurriendo al mismo tiempo hace que sea muy difícil afrontar estos problemas adecuadamente.
P. ¿Comparte la política de la OTAN de destinar el 2% del PIB en defensa o ese dinero debería destinarse a otras cosas como combatir el cambio climático?
R. No gastamos el dinero correctamente ni nada por el estilo. No gastamos dinero de forma apropiada en educación, en construir viviendas, en salud, en defensa real... La pregunta ahora es si sabemos darnos cuenta que estamos en una situación difícil. ¿Somos capaces de reaccionar, de tomar buenas decisiones y encontrar soluciones? Hay muchos tipos diferentes de democracias y de autocracias, pero se trata de conseguir los mejores resultados. Como historiador no tengo la capacidad de cambiar la vida de las personas. Pero en mi opinión es necesario tener una buena educación para poder comprender los problemas y luego resolverlos. No significa que vaya a tener razón sólo porque sea profesor, pero es más probable que tenga más razón que alguien que no sabe nada. Así que mi trabajo consiste en escribir un libro que permita a la gente entender dónde estamos en este momento.
P. En las conclusiones hay una enorme lista de problemas y desafíos a los que nos enfrentamos hoy en día. ¿Qué es lo que más le preocupa?
R. Las cosas en las que realmente no hemos pensado: actividad volcánica, proliferación nuclear, pandemias, patógenos creados por el ser humano... Y en este momento de revoluciones, la ventaja competitiva, la capacidad de influir, la capacidad de afectar, la capacidad de hacer daño... ya no la reconocemos. Cualquiera que sean nuestras opiniones políticas, el mundo se percibe como un lugar peligroso en este momento. A veces durante una tormenta puedes sortearla y llegar a donde el cielo es azul y donde todos viven felices juntos. Pero deberíamos cerrar las ventanas de las portillas y decir nuestras oraciones porque necesitamos que todo salga bien.
P. ¿Es optimista sobre el futuro?
R. Soy pragmático. Cuando era un niño, la creencia de mi generación es que el mundo se acabaría con una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y creo que eso aún es peor que donde nos encontramos hoy en día. Y el hecho de que hayamos superado esas tormentas de la Guerra Fría diría que fue un milagro. Por eso en los años 90 quemamos petróleo como nunca antes, globalizamos los alimentos comestibles y nunca pensamos que habría consecuencias. Fue como una euforia de posguerra en la que bailamos y bailamos y solo ahora la música se detiene. Muchos imperios y muchas épocas en el pasado lo han hecho bastante bien. Este es un buen momento para que hagamos los deberes.