
María Jesús Montero, en la apertura del VI Foro Mundial de Desarrollo Económico Local, este martes en Sevilla. Europa Press
Miembros del Gobierno atribuyen los 'patinazos' de Montero a la sobrecarga de tareas que le impone Sánchez
La número dos de Sánchez coordina el Ejecutivo y se vuelca en recorrer Andalucía haciendo oposición a Juanma Moreno y movilizando el partido.
Más información: Montero pide "disculpas" por la "literalidad" de sus palabras pero insiste en que la sentencia de Alves es un "retroceso"
¿Puede una única persona ser vicepresidenta primera, ser ministra de Hacienda, ser la coordinadora política del Gobierno, ser presidenta del Ejecutivo cuando Pedro Sánchez está de viaje oficial fuera de España, ser la número dos del PSOE, ser jefa de la oposición de una comunidad como Andalucía, ser secretaria general del partido en la comunidad y estar volcada en recorrerla para hacer campaña y movilizar a sus votantes?
Todo eso es ahora María Jesús Montero porque así lo ha querido Pedro Sánchez, pero algunos miembros del Gobierno están alarmados desde hace tiempo por la sobrecarga de tareas trascendentes y la sobrexposición a la que está sometida.
Hace casi un año, Montero era mencionada como posible sustituta de Sánchez. Fue en aquellos cinco días en los que el presidente del Gobierno meditó sobre su retirada.
Incluso, algunos atribuyen a esa situación algunos traspiés de los últimos meses en los que se ha visto envuelta Montero. Y explican que no hay ser humano capaz de asumir todas esas funciones.
Hay quien considera además que puede ser incompatible hacer oposición y campaña en Andalucía, mientras se gestiona el pacto que incluye un concierto fiscal para Cataluña o y se negocia la financiación autonómica, buscando la equidad con todas las comunidades.
El último episodio ha sido el del mitin de fin de semana en Huelva en el que hizo estallar dos polémicas en el mismo discurso: sobre la presunción de inocencia por la sentencia que absuelve al exfutbolista Dani Alves y sobre el daño que hacen a la clase trabajadora las universidades privadas.
Con lo primero logró el imposible de hacer coincidir contra ella a todas las asociaciones de jueces y fiscales, y al Consejo General del Poder Judicial, de forma unánime y transversal.
Con lo segundo hizo estallar un debate que luego la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ha tenido que reconducir y matizar en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, acotándolo a algunas universidades privadas, no al conjunto como apuntó Montero en su mitin.
Ayer, en un acto en Sevilla, se vio obligada a pedir disculpas: "Si de la literalidad de la expresión que utilicé se puede concluir que yo he puesto en cuestión ni más ni menos que la presunción de inocencia, que es un pilar de nuestro Estado de derecho, pues evidentemente la retiro y pido disculpas por esa expresión".
Ya el pasado mes de noviembre hubo críticas en privado de miembros del Gobierno a Montero por la forma atropellada en la que se tramitó en el plano del Congreso una especie de mínima reforma fiscal.
Aquella negociación de Montero con los socios parlamentarios enfadó notablemente a todos ellos por haber cerrado acuerdos diferentes con cada uno.
Ese mismo mes se produjo el espectáculo de la Comisión de Hacienda del Congreso paralizada, con negociaciones de última hora en la madrugada sobre impuestos a la banca y a las empresas energéticas. Tuvo que intervenir José Luis Rodríguez Zapatero y Montero salvó por los pelos la votación, tras hablar por vía telemática con Carles Puigdemont.
Viajes oficiales y de partido
Más reciente ha sido la gestión de la polémica y enfrentamiento con Yolanda Díaz a propósito de la tributación del Salario Mínimo Interprofesional. Esa gestión también provocó críticas internas en el Gobierno.
La sobrecarga y la sobrexposición de Montero se manifiesta también en sus viajes, los oficiales y los de partido. Así, el último mes sólo ha salido de Madrid para cudir a actos oficiales como vicepresidenta en Sevilla, Málaga y Granada.
Y como secretaria general del PSOE andaluz ha participado en los últimos días en actos del partido en Málaga, Granada, Jaén y Huelva.
Además, en su actividad como miembro del Gobierno busca cómo mezclar su actividad como líder política autonómica en Andalucía. Especialmente, en sus respuestas a la oposición en el Senado y el Congreso, en las que se las apaña para introducir asuntos de la comunidad y contra el presidente Juanma Moreno.
Así, el pasado 19 de marzo, preguntada por el PP sobre el Tribunal Constitucional, Montero se lanzó a reclamar al presidente de la Junta de Andalucía explicaciones sobre el caso de los contratos de emergencia del Servicio Andaluz de Salud (SAS) que investiga la Justicia.
Montero se refirió a un escrito de la Junta de Andalucía personándose en el caso y, según dijo, admitiendo "un posible menoscabo de fondos públicos". Y en esa labor de líder de la oposición del presidente andaluz, interpeló directamente al diputado del PP que le preguntaba, Elías Bendodo, que fue consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía.
Dos días antes, Montero participó en Sevilla en un acto con pocos precedentes en el que ella y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, entregaban llaves de pisos de protección oficial a familias andaluzas. Estaba presente también Juanma Moreno y, por eso, estaba igualmente la vicepresidenta y líder de la oposición en Andalucía.
De todas las funciones acumuladas, la que menos ejerce es la de vicesecretaria y número dos del PSOE, aunque participa en las reuniones colegiadas, como la Ejecutiva federal. El día a día y la planificación de la intensa renovación del PSOE recae sobre Santos Cerdán, responsable de Organización.