Pedro Sánchez y Mertxe Aizpurua, en su primer encuentro público con Bildu.

Pedro Sánchez y Mertxe Aizpurua, en su primer encuentro público con Bildu. Eduardo Parra Europa Press

Política INVESTIDURA

Sánchez constata en su ronda con los partidos la dificultad de garantizar estabilidad a la legislatura

El líder socialista cierra la primera fase de consultas sin cerrar aún ningún acuerdo e incumpliendo su promesa de revelar su posición ante las exigencias.

14 octubre, 2023 02:23

Pedro Sánchez ha sido considerado como un gran táctico, más que como un estratega. Es decir, que su fuerte ha sido siempre el corto plazo. “Hemos acabado otra semana”, se dice que proclamaba cada viernes uno de sus más directos colaboradores en el inicio de la anterior legislatura.

Ahora, el líder socialista y presidente del Gobierno en funciones ha cambiado también en eso, con su habilidad para adaptarse siempre al trazado de la carretera, e intenta esta vez, según miembros de su equipo, mirar al medio y largo plazo.

Su reto, según explican, es intentar garantizar la estabilidad de la legislatura y esa es, precisamente, la principal dificultad del pacto a muchas bandas que intenta, según ha constatado estos días. No sólo quiere un pacto de investidura, sino que esta vez busca un pacto de legislatura que garantice en lo posible esa estabilidad.

(Pedro Sánchez se reúne por primera vez con Bildu, que le "garantiza" su apoyo a la investidura)

Con los resultados electorales ya no es posible improvisar mayorías en las diferentes votaciones, con una especie de geometría variable, sino que prácticamente en todas necesita el apoyo de los partidos con los que pacte ahora.

Por eso, según ha transmitido a todos los posibles socios en la ronda de reuniones que ha llevado a cabo esta semana quiere incluir Presupuestos para 2024, agenda legislativa, blindaje ante los procesos electorales que se avecinan en País Vasco y Cataluña, compromiso de reformas en política territorial, estudio de un nuevo sistema de financiación y, por supuesto, el plan para Cataluña que incluya la amnistía, con pretensiones de acuerdo histórico.

Moncloa asegura que en esta ronda ha constatado la dificultad para encajar esas piezas. Por ejemplo, la que se refiere a combinar intereses de partidos que en breve se enfrentarán en elecciones autonómicas, como PNV y Bildu y como ERC y Junts.

Esa pugna hace que deba ser muy estudiada la forma en la que se anuncian los acuerdos con los diferentes partidos, a cuál se le permite vender cada uno de los puntos y hasta el orden de comunicación. Eso también forma parte de la negociación.

Sánchez dio trato preferente a ERC con su llamada a Oriol Junqueras y, de paso, según fuentes socialistas, ha buscado normalizar las relaciones con los inhabilitados por el procés y con Bildu.

“Era un trago que había que pasar”, aseguran respecto a la foto con la portavoz de Bildu. Hay que recordar que en el inicio de la anterior legislatura un acuerdo para tener el voto de este partido en la convalidación de un decreto de estado de alarma provocó un terremoto político y un disgusto a la entonces portavoz, Adriana Lastra.

Para los próximos días, Moncloa no confirma que prepare un gesto de acercamiento a Carles Puigdemont, pero parece coherente con el resto de movimientos.

Para esa estabilidad en la legislatura es vital para Sánchez “reconducir” la unilateralidad de Junts, es decir, evitar sobresaltos independentistas. Lo consideran logrado si se comprometen a participar en una mesa de diálogo que aborde todo, incluida una consulta sobre los acuerdos finales que adopte, para acabar la legislatura pudiendo vender la pacificación de la política catalana.

En el horizonte de Sánchez, sigue estando lograr que tras las próximas elecciones en Cataluña haya un president socialista, concretamente, Salvador Illa. Si esa hoja de ruta funciona, el líder del PSOE podrá dar por fructífera la legislatura, aunque tendrá que compaginarlo con la difícil situación en la que puedan quedar ERC y Junts fuera de la Generalitat. Y eso es también un problema para esa estabilidad.

El 'pegamento' con los socios

Por el momento, el líder socialista mantiene su mutismo al acabar la ronda de reuniones. En septiembre aseguró en Nueva York que cuando pasara la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo y tuviera el encargo del Rey, concretaría su posición sobre asuntos como la amnistía, aunque aún no la nombraba.

Luego dijo que lo haría al acabar la ronda que terminó ayer, pero tampoco hay noticia por el momento de esos anuncios y, por tanto, no hay transparencia alguna sobre su posición ante las exigencias de los diferentes partidos.

Es decir, la ronda termina sin acuerdos cerrados y con idéntica falta de transparencia con que se inició. Sólo Bildu ha dado por hecho su apoyo a Sánchez, porque en su caso el acuerdo con el PSOE es estratégico para disputarle al PNV la condición de favorecedor de ventajas para el País Vasco.

También porque, según explica Bildu en el comunicado posterior a la reunión, quieren cerrar el paso a un Gobierno del PP y Vox. Esto último, según Moncloa, sigue siendo el pegamento para un posible pacto que permita la legislatura, según han expuesto todos los partidos a Sánchez en la ronda de contactos.

Además de la escenificación de esa ronda, Moncloa ha mantenido los contactos reservados con todas esas formaciones y siguen siendo optimistas sobre las posibilidades de acuerdo.

Por ejemplo, en el PSOE fue este viernes muy bien recibido que la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, limitara su declaración tras la reunión para evitar perjudicar la negociación. Según los socialistas, no hay duda alguna de que Puigdemont quiere un acuerdo, aunque sea costoso.

El lunes se constituirá formalmente la comisión negociadora del PSOE para que se reúna con todos los partidos, pero como un nuevo escalón de esa teatralización porque las negociaciones no se producen en esas mesas.