Iván Espinosa de los Monteros, Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijóo (además de Patxi López), en el desfile del 12-O.

Iván Espinosa de los Monteros, Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijóo (además de Patxi López), en el desfile del 12-O. Efe

Política CRISIS EN VOX

Dirigentes del PP abren la puerta a Espinosa: "Hay que lograr que sea una pausa y no una marcha"

La salida de Espinosa radicaliza a Vox y facilita a Feijóo abrir el abanico ideológico seduciendo al ala liberal del partido de Abascal, ahora marginada. 

9 agosto, 2023 02:41
Pepe Luis Vázquez Alberto D. Prieto

La decisión de Iván Espinosa de los Monteros de renunciar a todos sus cargos en Vox y abandonar la política, este martes, no cogió por sorpresa a buena parte de los dirigentes del Partido Popular. Durante la misma campaña electoral para las pasadas generales, en Génova ya barruntaban que el portavoz parlamentario tenía los días contados. Cada vez le veían más "fuera de foco", orillado por el sector radical de Vox, que ahora susurra a Santiago Abascal y que ha proferido un giro ideológico al partido tras marginar del todo al ala liberal.

En la plana mayor de los populares son mayoría los que consideran que Espinosa, en el fondo, es uno de los suyos. Incluso los más centristas del partido de Alberto Núñez Feijóo ven con buenos ojos al ya exportavoz parlamentario de Vox. Ahora, hay quien, directamente, le abre de par en par las puertas de Génova. "No se puede ir, tenemos que trabajar todos para que sea una pausa y no una marcha", apostilla a este diario un miembro destacado del partido.

El hasta ahora mano derecha de Abascal alegó motivos familiares para explicar su salida. Lo hizo en una comparecencia de ocho minutos sin preguntas, en la sala de prensa del Congreso, en la que se le quebró ligeramente la voz en un par de ocasiones y gastó más tiempo en agradecimientos que en explicaciones.

Pero lo cierto es que en su renuncia han operado, asimismo, motivos políticos, como informa este miércoles EL ESPAÑOL. La radicalización de tono falangista en Vox está orillando, poco a poco, a toda el ala neoliberal de la formación de derecha extrema. Y Espinosa se ha ido sintiendo orillado por el equipo de Jorge Buxadé, vicepresidente de Acción Política.

En todo caso, no sólo sus ideas, sino que el talante de Espinosa -protagonista por sus intervenciones en el Congreso de los Diputados- es lo que gusta en el Partido Popular. Además, durante la última legislatura, el exparlamentario ha fraguado buena relación con la mayoría de diputados del PP, llegando a entablar buena amistad con algunos de ellos. 

Por el momento, Espinosa no ha recibido ninguna oferta formal de Feijóo para pedirle que se integre en sus filas; aunque más de un dirigente popular, de forma informal, sí le ha dejado entrever en los últimos meses que, de estar dispuesto, tendría cabida en el partido.

En la dirección de Génova son conscientes de que, tras recuperar en las últimas elecciones al grueso de los votantes que antaño tuvo Ciudadanos, el siguiente objetivo es hacerse con, al menos, dos de los tres millones de electores que apostaron por Vox el 23-J, hasta lograr reunir lo que José María Aznar bautizó como "casa común del centro-derecha".

Dirigentes de la cúpula popular, aseguran que "sólo volviendo a unir todo lo que está a la izquierda del PSOE en torno al PP", lograrán regresar al Palacio de la Moncloa. En el entorno de Feijóo cunde la idea de que el cortejo a los votantes de Vox tiene que llegar por una vía: abriendo el abanico ideológico del partido y aglutinando, a partes iguales, los perfiles de centro, los liberales y los conservadores.

Esto, arguyen, se consigue, sobre todo, con el fichaje de mandos de Vox que sean compatibles con el PP. Es decir, replicar la misma estrategia que se siguió con Ciudadanos. A día de hoy, casi medio millar de los dirigentes naranjas visten la camiseta azul.

Un 'nuevo' Vox

Iván se va, pero no está solo. Con él estarán (fuera), los que se fueron antes, los caídos de mientras y los que permanecen pero anuncian, bramando, su disidencia. Uno de ellos, Víctor Sánchez del Real, fue eliminado de las listas para el pasado 23-J, de manera sorpresiva. Y no tardó demasiado en sugerir públicamente, este martes, los ya citados motivos políticos de la renuncia de Espinosa de los Monteros: las luchas de poder y, sobre todo ideológicas, en el seno del partido.

Javier Ortega Smith, aún dentro pero entre los apartados, dijo sentirse en "deuda patriótica" con el hasta ahora portavoz parlamentario. Y anunció que, todavía desde dentro de Vox, seguirá "siempre" al lado de quien parece que será solamente la penúltima víctima de una nueva etapa en el partido liderado por Abascal.

La dimisión intempestiva e inesperada de Espinosa, siendo la de una figura muy sobresaliente en Vox -y a pesar de que haya razones personales que alegó-, no es en realidad un asunto individual. Forma parte del proceso de reorientación ideológica del partido de derecha extrema que ha ido dejándose por el camino a su ala menos populista. Y de eso es muy consciente el PP, según las fuentes consultadas en su dirección.

Buxadé, abogado del Estado, profesor y eurodiputado catalán, apareció como figura emergente cuando ya Vox había dado las sorpresas de Andalucía en 2018 y de las primeras elecciones generales de 2019. Fue designado cabeza de lista para las europeas cuando aún era prácticamente un desconocido, y al poco tiempo medró hasta ser elegido vicepresidente de Acción Política del partido en 2020.

Desde entonces, Buxadé ha crecido mediáticamente a la vez que ha ido ejerciendo su cargo con mano de hierro. Su eficacia en marcar la "acción política" de Vox, como termina de verse con la salida de Espinosa de los Monteros, está siendo implacable.

Antes que él fueron Macarena Olona o Sánchez Del Real. La primera de un portazo; el segundo purgado. Hasta ahora, eran los ejemplos más visibles de que en Vox ya no van cabiendo "todas las almas" de la llamada derechona. La amalgama de antiabortistas, ultracatólicos, nostálgicos de la España unitaria, antiinmigrantes y falangistas de nuevo cuño se va definiendo.

Y mientras ganan los últimos en Vox, fuentes del PP opinan que crece su abanico ideológico.

Sólo nueve días antes de la constitución de las Cortes, Vox se quedó este martes sin su voz parlamentaria, y el banquillo se va vaciando no sólo de caras conocidas, sino de personalidades clave de su fundación como escisión del PP a su derecha. Espinosa es, opinan en Génova, un liberal más cercano a las tesis políticas del PP de Esperanza Aguirre o Isabel Díaz Ayuso que a las soflamas populistas que dieron como resultado un batacazo el 23-J.

Y la pérdida de 19 escaños, pasando de 52 a 33 diputados, no sólo cerró la puerta a la "misión de derogar el sanchismo" en un Gobierno de coalición con los populares. También hará menos efectiva la labor de Vox en esta legislatura: no podrá presentar recursos al Tribunal Constitucional, como los que sirvieron para declarar ilegales los Estados de alarma; ni podrá presentar mociones de censura, que fueron los momentos de mayor visibilidad de Vox y de lucha más enconada por la hegemonía en la derecha.

Sin esas herramientas y sin Espinosa de los Monteros, un portavoz con línea directa desde la dirección del PP hasta con varios miembros del Gobierno de España, se abre una etapa incierta en el nuevo Vox. Este martes, incluso un miembro del Ejecutivo de Sánchez lamentaba la dimisión del portavoz: "No es buena noticia para la política su salida".