El PSOE toma partido en la refundación a su izquierda y presiona a Podemos para que se integre en Sumar
Ni en Ferraz ni en Moncloa ocultan su cercanía con la vicepresidenta ni Díaz disimula su sintonía con los socialistas, mucho mayor que con Podemos.
2 abril, 2023 03:16Con todos los puentes quemados y todas las fórmulas agotadas, la foto de ruptura de la izquierda es una realidad. A falta de unas horas para capturar la instantánea, los dos frentes ya están claros: a un lado, el acto de presentación de Sumar este domingo, con Yolanda Díaz arropada por una docena de partidos; al otro, el cierre de filas de un Podemos que nunca retrocede en sus amenazas y que ha pedido a sus cuadros que no asistan al polideportivo de Magariños. En medio, el socialismo que ya no se pone de perfil.
Aunque Pedro Sánchez siempre se haya jactado de "respetar la autonomía" de sus socios, el PSOE no es neutral ante el maremoto que se está gestando a su izquierda. No lo fue en la negociación de presupuestos, cuando antepuso el Ministerio de Trabajo a la Ley de Vivienda; ni en la moción de censura, al permitir un mitin de Yolanda Díaz y vetar a Ione Belarra; y no lo está siendo ahora, presionando a la secretaria general de Podemos para que acepte un papel secundario en Sumar.
Distintos miembros de la dirección socialista llevan meses advirtiendo de que tres son multitud para revalidar la Moncloa, empujando para que la izquierda a su izquierda vaya unida a las elecciones generales pero no a cualquier precio. Aunque la coalición sería el mal menor, algunos interpretan el contexto actual de pugna por las primarias como ideal para refundar –de nuevo– el espacio, esta vez con Díaz al frente y con Podemos fuera.
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Ni en Ferraz ni en Moncloa ocultan su cercanía con la vicepresidenta ni Díaz disimula su sintonía con los socialistas, con quienes despacha habitualmente en los Consejos de Ministros mientras Ione Belarra e Irene Montero se mantienen al margen. En Podemos chirría esta complicidad, que interpretan como una especie de pinza para despojarles de su bandera, sus leyes y su electorado.
"Lo que le molesta a algunos del PSOE es que nosotros estamos aquí para disputarles el Estado, no para ser su muleta", resumía estos días en privado uno de los dirigentes del partido. Dicho de otro modo, que prefieren la competición virtuosa con Díaz a las aspiraciones de crecimiento de Podemos.
Si hasta ahora los movimientos del socialismo eran invisibles, esta semana se han hecho patentes. En medio de la tormenta de apoyos internacionales a Sumar (entre ellos del expresidente de Grecia, Alexis Tsipras), diferentes cargos del PSOE han hecho llamamientos públicos a la unidad; lo volvió a hacer la portavoz nacional, Pilar Alegría, el lunes, y lo repitió Patxi López el martes y el miércoles. Y en eso llegó Bolaños.
"Más allá de las legítimas o no diferencias que puedan tener, me gustaría que miraran por los españoles que quieren un Gobierno progresista", recetó este sábado el ministro de Presidencia nada más conocer que Podemos no iría a la presentación de Sumar. En paralelo, la parte socialista del Ejecutivo lleva semanas centrándose en aupar a Yolanda Díaz –en detrimento los morados– justo en el momento en el que se juega el reparto de poder en la candidatura.
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Ione Belarra decretó este sábado el cierre de filas dentro del Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano del partido entre congresos. La dirección actual del partido, su grupo de líderes, es una de las más fieles a la línea oficial que se recuerdan (nada que ver con Vistalegre 2), pero también incluye distintas sensibilidades que no entienden la estrategia del partido.
Sobre todo, las de algunos líderes autonómicos que se van a ver privados de su foto con Yolanda Díaz mientras sus adversarios directos parten con carrerilla. Ocurre así en todos aquellos territorios que compiten el espacio de la izquierda en mayo, como Madrid o Valencia, y donde Podemos parte con desventaja frente a partidos más pequeños que ya han confirmado su asistencia al acto de Sumar.
La sensación general dentro de este grupo es que, jugándose seis gobiernos autonómicos y la desaparición en algunos territorios, no se pueden permitir renunciar al apoyo del mayor capital político del espacio. Saben que Díaz, por muchos roces que provoque, también arrastra votos. Y ellos no salen en la foto.