Abascal, en sus horas más bajas al frente de Vox: cargos provinciales piden refundarse en un congreso
"Está metido en una cápsula", asegura un exdiputado sobre Abascal, cuyo liderazgo, tras la salida de Espinosa, está en entredicho por primera vez.
10 agosto, 2023 02:39La salida de Iván Espinosa de los Monteros ha sumido a Vox en una crisis de identidad. A escasos meses de cumplir una década de vida, el sector más conservador y reaccionario del partido ha engullido al resto de familias ideológicas que, en su mayoría escindidas del PP bajo la batuta de Santiago Abascal, fundaron o se fueron sumando desde diciembre de 2013 a un partido de alt right que tuvo a Alejo Vidal-Quadras como efímero presidente.
Menos de cinco años después de su irrupción institucional, la formación se encuentra en un momento paradójicamente crucial y espinoso. Vox ha alcanzado recientemente sus cotas máximas de poder gracias a los acuerdos alcanzados con el PP tras las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo, pero la incertidumbre en el futuro se ha precipitado a un ritmo endiablado en las últimas horas y su líder, siempre indiscutido, sumamente querido por militantes y votantes, comienza a dar signos de debilidad.
La purga auspiciada por el vicepresidente de Acción Política, Jorge Buxadé, y el diputado Ignacio de Hoces en las listas electorales de los diputados adscritos a la corriente más liberal en lo económico —los más próximos a Espinosa de los Monteros—, y la sustitución y nombramiento de otros cargos por pura afinidad, comienza a tener su eco más allá de Bambú, madrileña sede del partido.
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No en vano, fuentes del área de Organización de Vox revelan a EL ESPAÑOL que ya son varios los cargos provinciales que "están pidiendo un congreso de refundación" del partido "ante la gravedad de la situación" y la "deriva" tomada por Abascal. Los temores de estos cuadros orgánicos periféricos apuntan a la pura supervivencia de la formación política. La sensación generalizada es que Vox "seguirá perdiendo votos" en caso de repetición electoral.
Las quejas han sido elevadas por cargos territoriales dependientes de la Vicesecretaría de Organización liderada por la diputada María Ruiz —sustituta de Tomás Fernández, quien fuera mano derecha de Javier Ortega Smith antes de ser defenestrado de la Secretaría General en favor de Ignacio Garriga— y algunos comités ejecutivos provinciales, inexistentes las estructuras autonómicas en el organigrama de Vox.
Que Abascal cediese "gratis" hace cuatro días sus 33 diputados a Alberto Núñez Feijóo para una posible investidura es visto por un exdiputado como un intento a la desesperada de evitar tal repetición. "No será excusa para nadie", expuso el líder de Vox en referencia al PNV, hacia quien trató de desviar parte de la presión. "Sabían que la decisión de Iván ya estaba tomada, el runrún llevaba días sonando, y por eso salió un domingo Abascal a regalar sus votos a Feijóo", asegura el exdiputado citado.
El malestar se ha multiplicado en las últimas semanas y agigantado en los últimos días. La emoción dominante es que el partido ha perdido a su segundo activo más importante, sólo por detrás de Abascal; y que mientras el fervor interno de los militantes hacia Espinosa de los Monteros era unánime, Buxadé despierta recelos orgánicos y espanta a un caladero importante de votos.
El apoyo a Vox, además, ya menguó el pasado 23-J. El partido perdió uno de cada seis votantes con respecto a las elecciones generales de noviembre de 2019, pasando de los 3.656.979 votos y 52 diputados de hace cuatro años a los algo más de 3.030.000 y 33 escaños —19 menos— con los que contará en el Congreso la próxima legislatura.
El miedo a continuar con esa tendencia, y a que el voto útil siga generando fugas en parte de su electorado hacia el PP tras su amarga victoria, impotente a priori para echar a Pedro Sánchez del Palacio de la Moncloa pese a los 11 millones de votos aglutinados por la derecha el pasado 23-J, se ha instalado en el cuartel general de Vox.
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Tampoco son pocos los que empiezan a "culpar" por primera vez a Abascal, una situación inédita en sus nueve años al frente del partido, pues nunca antes había sido cuestionado su liderazgo. Sobre el líder de Vox ha empezado a cuajar el relato de estar "intoxicado" —esto en palabras de otro exdiputado— por los criterios de 'Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis': Buxadé, De Hoces, su principal consejero político, Kiko Méndez-Monasterio; y el fundador de Tizona Comunicación e hijo del dueño de Intereconomía, Gabriel Ariza.
"Santi está metido en una cápsula", sigue el primer exdiputado citado. "Le llaman el Papamóvil: va, suelta su mitin y se va con la música a otra parte", ahonda en el retrato de un líder bunkerizado. "Sigue siendo tan cordial como siempre en el trato y trasmite la misma honestidad, pero eso no justifica su dejación de funciones. Esto es como el Titanic y vamos contra un iceberg".