Puigdemont se solidariza con Sánchez y Robles: "Es un crimen gravísimo que amenaza a la democracia"

Carles Puigdemont se ha solidarizado con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y con la ministra de Defensa, Margarita Robles, al ser desvelado que los teléfonos de ambos dirigentes político han sido intervenidos por el software Pegasus. "La violación de la intimidad de Sánchez y la ministra Robles es un crimen gravísimo que amenaza a la democracia. Mi solidaridad con ellos, como víctimas, y mi máxima exigencia hacia ellos, como responsables de no hacer nada hasta el estallido del #CatalanGate", ha escrito en su cuenta de Twitter

Este martes, en rueda de prensa, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, ha denunciado "un ataque externo e ilícito" a los móviles del Presidente del Gobierno y de la Ministra de Defensa. En la primera incursión "al teléfono al oficial" del presidente, explican fuentes de Moncloa, "se extrajeron 2,6 gigabites de información". Y en la segunda, 130 megas. En el caso de la ministra de Defensa, el robo de datos fue mucho menor, "de apenas 9 megas". 

Tras la rueda de prensa, Carles Puigdemont quiso expresar su "solidaridad" con los miembros del Gobierno pero afeando al Ejecutivo que no hubiesen tratado los casos de espionaje a líderes independentistas con la misma seriedad. "La Moncloa ha tenido que esperar a que hubiera una infección con Pegasus en los móviles del presidente del Gobierno y de la ministra de defensa por considerar que es un asunto de extrema gravedad y para investigarlo. Cuando lo denunciábamos los catalanes no merecíamos tanta consideración", ha escrito.

La denuncia ocurre tras una semana en la que el Gobierno estuvo bajo mucha presión justo por el supuesto espionaje a al menos a 60 líderes políticos y sociales del independentismo mediante Pegasus, el mismo programa que habría intervenido el móvil del presidente del Gobierno, y al que teóricamente solo tienen acceso Estados soberanos.

Margarita Robles ha sido acusada en los últimos días, desde el mismo Gobierno, de haber puesto en riesgo la estabilidad del Ejecutivo y la misma votación del decreto económico del pasado jueves. Lo habría hecho en la sesión de control del miércoles con una beligerancia explícita hacia los partidos supuestamente espiados, según lo publicado hace ya más de 10 días en The New Yorker.

El president de la Generalitat, Pere Aragonès; su partido, ERC; su socio en el Govern, Junts per Catalunya; y hasta Unidas Podemos, miembro de la coalición del Gobierno central, han pedido su dimisión o destitución de una manera más o menos explícita.