Juan Carlos, un año fuera y lo que vendrá: en Zarzuela invocan "razón de Estado" para retrasar su vuelta
"Mantener al Emérito lejos es la única manera de que el reinado anterior no hunda al actual", sostienen en el entorno de Felipe VI.
8 agosto, 2021 01:53Noticias relacionadas
No era la mejor fecha para el despacho de Felipe VI con Pedro Sánchez, pero hay cosas que están por encima de incluso la Jefatura del Estado, como se demostró el pasado martes.
A Zarzuela le hubiera gustado que el tradicional encuentro entre el presidente del Gobierno y el Rey en Marivent no hubiera coincidido con el primer aniversario del forzado exilio del padre del Monarca, pero las agendas de ambos no podían coincidir en otro momento.
El jefe del Ejecutivo quería ir cerrando cuestiones porque quería comenzar ya sus vacaciones y el del Estado tenía una semana repleta de actos locales con el fin de promocionar y demostrar lo cómoda que se siente la Familia Real en Palma de Mallorca.
El caso es que el 3 de agosto, a la una y media de la tarde, Pedro Sánchez y Felipe VI se reunían para hablar de pasado, presente y, sobre todo, de las fechas importantes que les esperan a ambos el curso que viene, cerrando flecos para poder empezar en septiembre con los deberes hechos.
A la salida de su reunión con el Monarca, los periodistas esperaban al presidente del Gobierno casi con una única pregunta: "¿Han hablado de una posible vuelta del Emérito?". A lo que Sánchez contestó: "No lo hemos planteado". Y es cierto que nadie habló de ese tema en la reunión.
"De verdad, hay cosas mucho más importantes de las que tratar entre Moncloa y Zarzuela, pero es que este es un país al que le gustan las efemérides", afirma una fuente cercana al equipo de Felipe VI.
Guste o no en la Casa Real, los medios de comunicación han estado toda la semana con el mismo tema, sobre todo desde que EL ESPAÑOL publicó, en exclusiva, que los fiscales que investigan a Juan Carlos I han pedido datos a Abu Dabi sobre la construcción del AVE a La Meca, dentro de sus pesquisas para tratar de averiguar si existen ingresos del Emérito no declarados a Hacienda.
Mismas circunstancias
Por ello, y porque muchos amigos de Don Juan Carlos reclaman estos días su regreso a España, Felipe VI ha salido a navegar estos días en su Aifos (participa en la Copa del Rey de Vela que se celebra en Palma), con el recuerdo permanente de su padre.
"Lo primero que tenemos que preguntarnos es si han cambiado las circunstancias de los últimos doce meses que obligaron el Emérito a abandonar Zarzuela", se plantea en voz alta la misma fuente. "Si antepusiéramos los sentimientos, Don Juan Carlos ya estaría en Madrid, en Galicia o dónde le diera la gana. Pero si ponemos por delante la razón de Estado, que es lo que tiene que hacer un rey, la situación no sólo no ha mejorado, sino que han empeorado", añade.
La encuesta de SocioMétrica publicada por este periódico el martes revela que el 47% de los españoles cree que una vuelta de Juan Carlos perjudicaría a la Monarquía. "Llevamos un año durísimo en el que el trabajo del Rey ha hecho que se borren y difuminen las noticias que han ido apareciendo", comenta el mismo interlocutor.
Han sido muchos los escándalos ligados a la figura del Emérito en los últimos 365 días: Corinna, las regularizaciones millonarias a Hacienda que la fiscalía investiga, cuentas opacas, presuntos hombres de paja para pagos de miles de euros, los aviones privados del primo…
"Parece que los familiares y amigos que se empeñan en pedir a Felipe VI la vuelta de su padre no se dan cuenta de que la única manera de seguir adelante, con ejemplaridad y transparencia, es no mirar atrás. ¿Cómo quedaría si con su padre, precisamente, hace la vista gorda? Mantenerlo lejos es la única manera de que el reinado anterior no hunda al actual", explica la misma persona cercana a la Corona.
A Felipe VI y a su equipo no les gustó nada la idea de que Juan Carlos se estableciera en un hotel de lujo en Abu Dabi a cargo de su amigo el príncipe heredero Mohammed bin Zayed bin Sultan Al-Nahyan, y menos que después se mudase a una mansión de lujo en una isla privada. Un punto del planeta en el que la arena del desierto es tan extensa como la cantidad de millones que gasta su familia real y el número de denuncias de las ONG sobre violación de derechos humanos.
Pero cuando padre e hijo llegaron al acuerdo de su marcha, en un despacho de Zarzuela a finales de julio del año pasado, Juan Carlos sólo puso una condición: elegir él su propio lugar de exilio.
Leonor, el futuro
Esto le ha llevado a Felipe VI a recibir críticas de Unidas Podemos y los independentistas, mientras su propia familia le ponía la zancadilla, como cuando las Infantas Elena y Cristina se pusieron la vacuna del coronavirus en una de las visitas que hicieron a su padre. "Se nos ofreció y accedimos", fue la explicación que dio ante los medios la hermana mayor del actual Rey.
El primer Borbón en reinar tras la vuelta de la democracia a este país comentaba con su corte de Sanxenxo el día antes de su marcha que se iba para no seguir perjudicando la imagen de la Corona y la de su hijo Felipe, al que veía con mucha determinación y ganas de trabajar. Él mismo decía que veía al Rey con ganas de un futuro sin la sombra del pasado y que estaba haciendo un trabajo impecable.
Pensando precisamente en el futuro, los Reyes han comenzado a dejar que sus dos hijas les acompañen en actos públicos e incluso que protagonicen los suyos propios, particularmente la Princesa Leonor. Una forma más de dar carpetazo al pasado y de comenzar a ganarse el cariño de todos los españoles. Y esta táctica parece que comienza a funcionar, como reveló la encuesta de SocioMétrica. Una gran mayoría confía en la primogénita de Felipe y Letizia para conservar la estabilidad y el futuro de la Monarquía española.
Mientras, el Emérito sigue con sus llamadas de teléfono pidiendo su vuelta a más de 8.000 kilómetros sin obtener el resultado deseado. Es un hecho que, en la monarquía española, los exilios obligados no han tenido buen final. Sólo la reina regente María Cristina consiguió volver de su primera huida, que duró lo que aguantó en el poder Espartero, para tutelar a su hija, Isabel II. Pero diez años después fue de nuevo expulsada por el gobierno liberal y nunca regresó. Murió en la localidad francesa de Havre el 22 de agosto de 1878.