La quinta ola roza el pico hospitalario mientras llega a los 60 muertos diarios de media
Aunque el pico de nuevos contagios ha pasado y el de ingresos pasará pronto, habrá que esperar para comprobar el descenso de la mortalidad.
31 julio, 2021 00:22Noticias relacionadas
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Pese a lo extraño de esta quinta ola, la primera con la población mayoritariamente vacunada, es de esperar que los ritmos de subida y bajada de los distintos parámetros se mantengan. Al menos eso estamos viendo en Reino Unido y Portugal, nuestras referencias más cercanas.
Salvo catástrofe en forma de repunte inesperado, y sin duda inquietante, se puede afirmar ya que el pico de casos notificados se alcanzó el pasado viernes, con 31.171 pruebas positivas. Este viernes se han añadido 24.753 que, si añadiéramos los casos no registrados de Baleares, serían unos 25.500, es decir, un 18,19% menos, lo que provoca una nueva bajada de la incidencia acumulada en siete y en catorce días.
La primera se coloca en 302,22 casos por cien mil habitantes y establece su cuarto día de bajada, desde que empezara a reducirse el pasado 26 de julio. La segunda baja a 687,30, sumando su tercer día de descenso, desde que el 27 de julio alcanzara su propio pico con 701,9 casos por cien mil habitantes.
El descenso es contundente en Cataluña, sobre todo, donde se está desplomando, y aún incipiente en comunidades como Baleares, Canarias, Madrid, Castilla La Mancha o País Vasco, donde se empiezan a ver en los últimos días los primeros descensos en el número total de contagiados… aunque la incidencia aún suba por la acumulación de días pasados.
Queda aún el problema hospitalario. Afortunadamente, aunque las cifras hayan sido mayores de las esperadas por los expertos, la única región donde ha habido un problema de ocupación similar al de olas anteriores es Cataluña, sin que ese problema se haya extendido en exceso a otras comunidades, más allá de situaciones puntuales de colapso en lugares de Islas Baleares y Cantabria.
Lo lógico es que el número de ingresos deje de subir unos diez días después del pico de casos notificados. Eso nos coloca en el lunes 2 de agosto como fecha a partir de la cual podemos empezar a ver un descenso tanto en nuevos hospitalizados como en la hospitalización total.
De hecho, el aumento semanal de viernes a viernes ha sido ya muy escaso. Según el último informe de Sanidad, hay ahora mismo en España 9.855 pacientes con clínica Covid en nuestros hospitales. El pasado viernes eran 7.955, es decir, se ha producido un incremento del 23,88%, aunque muy mitigado en los últimos días.
En Cataluña, que, como vemos, ha ido un poco adelantada en todos los indicadores, hace ya tres días que esta cifra empezó a descender, preludio de lo que está a punto de empezar en el resto de España.
Otra cosa son las UCI y las defunciones. Según evoluciona la enfermedad, son, obviamente, los dos últimos parámetros en notar las tendencias al alza o a la baja, lo que provoca a menudo análisis precipitados y erróneos. Lo previsible es que las UCI sigan subiendo en su ocupación a lo largo de la semana que viene, llegando a su pico quizá el próximo viernes.
Confiemos que en Cataluña suceda incluso antes, pues presenta una ocupación Covid sobre el total de camas desplegadas del 44,18%, perfectamente comparable con la ola de otoño y la de invierno. El pasado viernes había en España, 1.698 camas UCI ocupadas, lo que supone un aumento del 31,42% respecto al viernes anterior.
Con el número de fallecidos tenemos un doble problema: primero, las tendencias tardan unas dos semanas en apreciarse, es decir, hay un limbo de dos semanas en el que los casos no dejan de aumentar pero ese aumento no se traduce aún en defunciones, lo que hace que, una vez tras otra, se repita lo de "sí, suben los casos, pero no muere apenas gente". A su vez, cuando los casos empiezan a bajar, aún hay dos semanas de subida de fallecidos, lo que provoca un pánico injustificado.
Ahora mismo, estamos en el principio de ese segundo limbo, y ahí nos encontramos con el segundo problema: el lentísimo ritmo de actualización del ministerio de Sanidad. Aunque según el CCAES en la última semana han muerto 199 personas, las comunidades autónomas han notificado 419 fallecidos. Eso supone una media de 60 al día que probablemente siga subiendo unos diez días más.
Lo normal es que del 15 de julio al 15 de agosto se sumen unos 1.500 muertos. Es una cifra muy superior a lo que hubiéramos deseado y a lo que la mayoría preveía pero palidece en comparación con otras oleadas. Con una incidencia muy similar -el pico fue de 899,93 casos por 100.000 habitantes, el 27 de enero-, la tercera ola de invierno nos dejó más de 20.000 fallecidos entre enero y febrero.
Del 2% de letalidad por caso hemos pasado al 0,16%, es decir, unas doce veces menos. El éxito, sin duda, se debe a las vacunas. En la actualidad, la incidencia en los mayores de 70 años está en los casos por 100.000 habitantes. Esa misma incidencia, sin vacunación de por medio, habría supuesto de nuevo una auténtica masacre. Aún así, los datos de Cataluña, por ejemplo, nos dejan bien claro que son de nuevo los mayores, los más frágiles, los que más están muriendo. De las 156 muertes registradas en la última semana, el 89,1% pertenece a este grupo de edad.
Es preciso cortar de raíz la transmisión entre los más jóvenes para que el virus no llegue a nuestros mayores, por muy vacunados que estén. En eso estamos, afortunadamente. El ritmo de bajada en contagios nos marcará el futuro de los demás indicadores, pero todo indica a que el proceso ya ha empezado y normalmente es irreversible. De ahí que plantearse ahora restricciones no tenga demasiado sentido. Otra cosa será en otoño y bueno será que recordemos de una vez estos decalajes o volveremos a lamentar más muertes de las que podemos soportar.