El adiós a 40 años de Selectividad en cinco anécdotas
Comienza en la mayoría de comunidades la PAU que el año que viene será sustituida por una reválida.
7 junio, 2016 01:22Noticias relacionadas
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Semana grande para los alumnos de 2º de Bachillerato. Los estudiantes de 18 años de la mayoría de comunidades autónomas se examinan durante estos días de la que será la última Selectividad de la historia. Serán más de 400.000 alumnos los que ‘entierren’ la prueba de acceso a la universidad, tal y como la conocemos, después de 40 años.
El próximo curso la Selectividad será sustituida por la ‘reválida’ que recoge la ley para la mejora de la calidad educativa (Lomce), una prueba que será obligatoria para obtener el título de Bachillerato, y por tanto, para acceder a la Universidad. Unos exámenes que vendrán cargados de polémica ya que amenazan con dejar en un limbo académico a aquellos jóvenes que no logren aprobar.
Pero antes, toca despedir a cuatro décadas de historia de unos exámenes que según el presidente de los rectores de las Universidades Españolas, Segundo Píriz, se celebrarán “con la tranquilidad de siempre”, “sin ninguna novedad” porque se trata de un sistema "muy rodado". Estas son las curiosidades que nos dejan los 40 cursos de Selectividad.
De dos pruebas a nueve exámenes
La ‘ley Esteruelas’, en referencia al ex ministro del rango Cruz Esteruelas, fue implantada en el sistema educativo español en el curso 1974-1975, pero no afectó a los estudiantes que iniciaban sus estudios universitarios hasta el curso siguiente.
Fue entonces cuando se celebró la primera Selectividad. Una prueba que constaba de dos ejercicios, cada uno de ellos dividido a su vez en otras dos partes. En el primero de ellos, el aspirante a universitario debía resumir una conferencia y analizar el contenido y estructura del texto.
En la segunda parte los alumnos debían responder a dos cuestiones, una sobre Lengua Española y otra sobre matemáticas, mientras que el otro ejercicio constaba de otras dos preguntas pero esta vez de materias optativas de COU.
Ahora, los alumnos se examinan de muchas más pruebas. La penúltima reforma educativa, (la Lomce todavía no está implantada en 2º de Bachillerato) recoge una primera fase general compuesta por cuatro exámenes (Lengua española y Literatura, Lengua extranjera, Historia o Filosofía y una materia de modalidad). Además, las comunidades autónomas con lenguas cooficiales también examinan a sus chavales de ellas.
Después, hay una prueba para subir la nota. Aunque en la teoría es de carácter optativo, en la práctica es casi imprescindible para acceder a cualquier estudio universitario. En esta fase los alumnos se pueden presentar a un máximo de cuatro ejercicios, que dependen de la rama de Bachillerato escogido.
La nota de corte más alta: Matemáticas y Física
La temida nota de corte es aquella que corresponde al último admitido en una titulación y Universidad determinada durante el curso anterior. Estos son aceptados en riguroso orden de la nota obtenida como media de Bachillerato y Selectividad.
Con ello, durante los últimos años el doble grado de Matemáticas y Física ofrecido en la Universidad Complutense de Madrid para 'sólo' 25 privilegiados convierte a esta titulación en la más complicada de acceder en todo el territorio. Es necesario un 13,45 de 14 puntos posibles.
Curioso que en los tres siguientes puestos del ranking se encuentre la misma doble titulación pero en otros campus: Sevilla (13,92), Autónoma de Barcelona (13,14) y Santiago (18,08).
El ‘top cinco’ de este listado lo cierra otro doble grado. En este caso Relaciones Internacionales y Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, donde el último alumno que accedió en 2015 lo hizo con un 12,92.
El ‘alumno 10’ existe: 'sólo' 38 para encontrarlo
Pleno. En 2014 Carles Domingo Enrich fue el primero que consiguió sacar un diez en todos los exámenes obligatorios de selectividad: ningún fallo en cinco exámenes.
Una nota de media redonda que superó la que había obtenido en Bachillerato, un 9,95. Cinco centésimas para rozar la perfección absoluta porque en Filosofía sacó un 9, mientras que en el resto de materias sí logró el 10.
Los examinadores también suspenden
Cada año, los exámenes, ya sea por su contenido o por la forma de formular las preguntas, nos dejan alguna polémica sonada. Una de las últimas fue el pasado año cuando un examen de Filosofía contenía una pregunta que no se correspondía con ninguno de los textos obligatorios de la PAU.
Los alumnos se encontraron un texto de Aristóteles que no pertenecía ni al Libro II ni al X de la ‘Ética de Nicómaco’, sino que se trataba de un fragmento del Libro I. Algo que descolocó a los estudiantes y que obligó en muchos casos, según reconocieron a su salida, a elegir la otra opción planteada: Jean-Lacques Rousseau.
La cosa fue a más en 2013 cuando se llegó a repetir el examen de Matemáticas de Aragón ya que la primera pregunta, en la que se debía resolver un sistema de ecuaciones lineales, contenía una errata. Los examinadores avisaron, 20 minutos después de empezar el ejercicio, que debían cambiar el enunciado: “Donde pone 2x hay que corregir la x y sustituirla por una z”.
La sintaxis, el quebradero de cabeza de los correctores
Desde 2011, las faltas de ortografía se pagan cada vez más caras. Las universidades públicas españolas, que fijan sus criterios de evaluación para las pruebas, pueden restar hasta tres puntos y medio al alumno en su examen. Algo que no sucedía con el conocido “fallo de cortesía”, aquel primero que detectaba el corrector y que no contaba para restar nota.
Los estudiantes revisan el examen a conciencia, pues una tilde mal puesta les puede costar un 0,15 y una grafía llega a los 0,25.
No obstante, un profesor de la Universidad de Sevilla que ha estado en tribunales de Selectividad durante los últimos años asegura a este periódico que “los grandes dolores de cabeza” a la hora de corregir los exámenes tienen que ver con la sintaxis.