Los criterios ESG (medio ambiente, sociedad y gobernanza, por sus siglas en inglés; en español, ASG) son la herramienta para asegurar la responsabilidad social corporativa (RSC) y, cada vez más, requisito a cumplir por todos los agentes del sector de la construcción.
Por ello, a partir de ahora, y al igual que el resto de los sectores de la economía, los arquitectos, constructores, promotores y otros profesionales del ámbito de la construcción deberán alinear sus proyectos con los criterios de sostenibilidad actualmente existentes en Europa.
Es cierto que aún deben desarrollarse mejores indicadores homogéneos para auditar la parte social y la de buen gobierno, mientras que los indicadores para la parte ambiental están más avanzados. Pero urge cumplir con las tres partes si queremos construir de manera sostenible. Y no basta con decir que se están haciendo las cosas bien, sino que hay que demostrarlo con datos y hechos.
En este sentido, desde la Plataforma Passivhaus hemos reiterado y defendido ante la Administración pública que un edificio con certificación Passivhaus permite un ahorro energético de hasta el 90% frente al de uno convencional. Además, evita defectos o patologías que propician la formación de condensaciones o mohos, alcanzando excelentes niveles de confort térmico y acústico, así como una altísima calidad del aire interior. Clave todo ello para, no solo garantizar una vida saludable, sino promover el bienestar de todos los ciudadanos.
La solución es simple, se basa en aprovechar al máximo el sol y la orientación del inmueble para captar la mayor energía posible.
A partir de ahí, basta aplicar de forma coordinada y simultánea cinco principios básicos en la construcción del edificio: utilizar altos niveles de aislamiento térmico; cuidar su diseño y ejecución, eliminando los puentes térmicos y dando continuidad al aislamiento a lo largo de todo el edificio; incluir puertas y ventanas de altas prestaciones térmicas (triple acristalamiento, bajas transmitancias y correcta instalación); garantizar la hermeticidad a la entrada de aire no deseado; y recurrir a una ventilación mecánica con recuperación de calor de alto rendimiento.
Esto último posibilita ventilar recuperando entre el 80 y el 90% de la energía que está dentro del propio inmueble. Estos beneficios permiten reducir significativamente la factura energética y pagar, aproximadamente, 1,5 euros por metro cuadrado al año. Es decir, que para una vivienda de 100 m² ronda los 150 € anuales.
Desde nuestro punto de vista, una construcción sostenible y certificada bajo el estándar Passivhaus contribuye al cumplimiento de los criterios ESG. En cuanto al criterio medioambiental, estas construcciones garantizan las pautas de consumo y de producción sostenible, fomentando el uso de una energía asequible, segura, limpia y moderna para todos.
Además, garantizan la toma de medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Pero también protegen, restauran y promueven la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres, como es el caso de los bosques, y combaten la desertificación y detienen y revierten la degradación de la tierra, a la vez que ayudan a frenar la pérdida de diversidad biológica.
Por su parte, una construcción certificada bajo el estándar Passivhaus también cumple con el criterio social al garantizar una vida saludable y promover el bienestar de todas las personas a todas las edades; reduce las desigualdades entre países y también entre regiones dentro de ellos; consigue que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
En términos de gobierno corporativo, la construcción Passivhaus puede proporcionar una ventaja competitiva a las empresas que buscan posicionarse como líderes en sostenibilidad. Al construir edificios Passivhaus, las empresas pueden demostrar su compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad social corporativa. Esto puede atraer a inversores y clientes que valoran la sostenibilidad y pueden mejorar la reputación de la empresa en general.
En este sentido, cabe mencionar que cada vez son mayores los requisitos de ESG incluidos en ofertas de la Administración para evitar que las empresas que dañen a la sociedad, el medioambiente y la gobernanza obtengan contrato público alguno. Una tendencia que desde la Plataforma Passivhaus aplaudimos, porque es importante optar a los contratos con la máxima transparencia y cumpliendo con los requisitos que demanda la sociedad y el planeta.
En conclusión, la construcción Passivhaus se alinea plenamente con los criterios ESG. Al reducir el consumo de energía, mejorar la calidad del aire interior y demostrar un compromiso con la sostenibilidad, Passivhaus puede ser una herramienta valiosa para las empresas que buscan cumplir con los criterios ESG y mejorar su posición en el mercado.
***Arturo Andrés Jiménez es presidente de la Plataforma Passivhaus.