El disparatado festival en el que luchadores de sumo aterrorizan a bebés hasta hacerlos llorar
El 'Nakizumō' se celebra cada cuarto domingo de abril en santuarios y templos de Japón: se cree que el llanto del bebé indica buena salud.
28 abril, 2024 13:48Este 28 de abril, el llanto de los bebés se ha escuchado en numerosos santuarios y templos de todo Japón. Es un día especial: el Nakizumō —o Naki Sumo— un festival en que luchadores de sumo hacen llorar a los infantes sobre el dohyō (el ring). Este ritual centenario se celebra cada cuarto domingo de abril desde hacer más de 400 años para traer buena salud a los infantes.
Frente a frente, los luchadores de sumo con los bebés en brazos se encargan de aterrorizar a los recién nacidos para que lloren antes o griten más alto. No todos lloran, por lo que los atletas deben echar mano de sus artimañas para conseguirlo. Entre otras tácticas, hacen muecas y cantan "naki, naki" (llora, llora, en japonés), y sacuden a los niños.
Mientras tanto, el juez emula a los luchadores de sumo y el resto del personal porta las tradicionales máscaras de oni (demonio). Cada templo tiene sus propias normas, pero lo normal es que el primer bebé que llora o el más ruidoso sea declarado vencedor, señalado por un árbitro con un abanico de madera.
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Shigemi Fuji, presidente de la Federación de Turismo de Asakusa, en declaraciones a la agencia de noticias AFP el año pasado, que algunas personas podrían pensar que es terrible que hagan llorar a los bebés. No obstante, añadió, "en Japón creemos que los bebés que lloran con fuerza también crecen sanos. Este tipo de sucesos tienen lugar en muchos lugares de Japón".
El festival del Nakizumō se celebra en todo Japón. En Tokio, tiene lugar en el templo Sensoji de Asakusa y en el santuario Yukigaya Hachiman de la ciudad de Ota. En Nagoya, en el santuario de Shirayama (Nisshin), mientras que en la ciudad de Chofu (Tokio) se celebra en el santuario de Kokuryo. Otros lugares son la zona Aobadai de Yokohama, en el santuario Kotori Maekawa, y el santuario Shirahata de Fujisawa.
"Los bebés que lloran, crecen"
Los orígenes de esta extraña práctica se remontan cientos de años atrás a un simple proverbio que dice: "Naku ko wa sodatsu", o el niño que llora, crece. La otra razón que subyace a este festival es la creencia de que, de alguna manera, los lamentos desgarradores ahuyentan a los demonios cercanos que, de otro modo, te harían daño.
Aunque no se ha demostrado que alguna de estas afirmaciones funcione, eso no ha impedido que cientos de padres se congreguen cada año para que los luchadores de sumo hagan llorar a sus hijos en público.
Durante el festival se celebran ceremonias como oraciones por el bienestar de los bebés, combates y las primeras posturas de sumo de los bebés. Los padres también pueden participar en actos como tocar tambores para estimular el crecimiento de sus bebés y recibir huellas de manos.