El regreso
Francisco Bejarano
2 enero, 2003 01:00No todos los poemas de El regreso están a la misma altura. Son pocos, sólo treinta, pero parece como si el autor hubiera tenido que esforzarse y recurrir a laboriosas imitaciones de sí mismo para completar el delgado volumen. "Huida a Samarcanda" nos ofrece una enésima y algo borrosa variación del relato "El gesto de la muerte". Algo de cansinos ejercicios tienen ciertos textos, como si el autor hubiera querido ejemplificar las razones de su silencio: lo que quería decir ya lo había dicho y carece de sentido el esfuerzo para decirlo de nuevo con variaciones.
Pero un puñado de poemas que pueden incorporarse a la más selecta antología de su autor hacen que El regreso no sea un regreso baldío. Y quienes gustan de la poesía de Bejarano, tan deliberadamente poco moderna, no lamentarán caídas y reiteraciones, que quizá sean sólo condición necesaria para que los altos momentos se produzcan. Ahora que la teníamos un poco olvidada, volvemos a escuchar una música antigua y un desamparo de siempre. Y a pesar de nuestra resistencia de lectores resabiados acabamos cediendo al veneno de su melancolía.