Tras muchos años de afecto, las autoras deciden celebrar su amistad escribiendo al alimón una historia que canta a la hermandad surgida entre dos jóvenes desconocidas que aterrizan en un riguroso internado para díscolas. Aunque provienen de mundos distintos -Olvido es la carismática hija de una diva del teatro, mientras que Abril aportará un grado de normalidad a su vida-, ambas comparten la rebeldía y el desamparo. Un relato que combina con acierto dos niveles de lectura: el retrospectivo, en el que Abril reconstruye los periodos clave de su amistad, y el momento presente, centrado en los correos que intercambia con el envarado secretario de una Olvido convertida en estrella mundial. Puede que en la evolución de esta relación epistolar -que comienza en tono protocolario para terminar en verdadero aprecio-, resida el mayor encanto de la novela.