Ensayo

Pensar en España

Manuel Hidalgo

29 junio, 2018 02:00

Manuel Hidalgo. Foto: Carlos García Pozo

Confluencias. Madrid, 2018. 216 páginas. 18 €

Desde el Desastre del 98, a los españoles se nos achaca una persistente obsesión por reflexionar sobre nuestro país de forma fatalista, un pensamiento que finalmente deriva en lamento por las oportunidades perdidas. De ahí esa pulsión derrotista que ha extendido el lugar común de que España es excepcional, pero a peor, respecto a otras naciones con más autoestima y menos problemas relacionados con su razón de ser. La idea de España, su proyecto de futuro, está de capa caída tras la crisis económica y el embate nacionalista, y no son pocos los que han vuelto a tendencias similares a las noventayochistas.

No ha sido el caso del periodista y escritor Manuel Hidalgo (Pamplona, 1953), que con ánimo clarificador y sin abdicar de su labor intelectual de pensar en su país y reflexionar sobre su situación y sus perspectivas, entrevistó entre febrero de 2016 y junio de 2017 a diecinueve pensadores destacados de la vida cultural española. Su propósito era que arrojaran algo de luz en un momento complicado para España. Unas conversaciones y entrevistas cortas anexas que se publicaron en esas fechas en El Mundo, y que ahora rescata con prólogo de Iñaki Gabilondo la editorial Confluencias.

La pléyade de escritores que pasan por el tamiz de la conversación con Hidalgo es heterogénea, pero todos destacan por su veteranía en el oficio de pensar y escribir, también los más jóvenes, como Javier Gomá. Entre los más conocidos por su posicionamiento inequívoco destacan Fernando Savater, Jon Juaristi, Carmen Iglesias o Javier Marías, con más presencia mediática continua. Entre los académicos y escritores, los escogidos por Hidalgo también son conocidos por obras importantes sobre historia de España o ensayos que han tenido los años recientes de nuestro país como tema central, como es el caso de José Álvarez Junco. Su Mater Dolorosa (Taurus, 2010) se convirtió pronto en un clásico de la historiografía de la construcción nacional española durante el XIX. O el de Muñoz Molina, autor de Todo lo que era sólido (Seix Barral, 2013), uno de los libros más lúcidos sobre los pies de barro de la España del pelotazo.

Es de agradecer este ejercicio de reflexión sobre España sin los catastrofismos habituales

En el reinado de la indignación mediática por lo insustancial, es de agradecer este ejercicio de reflexión sobre España sin los catastrofismos habituales. Y aunque la lista es heterogénea en su procedencia, oficios y estilos, hay algunas coincidencias en el análisis general de nuestros males que dibujan un diagnóstico bien interesante. España tiene una historia cultural de las más reseñables del mundo, es una democracia a la altura de las más reputadas de Occidente, es envidiada mundialmente por el éxito de una Transición política que ahora -expresan los entrevistados- generaciones más jóvenes tachan injustamente de "apaño" franquista. Son estos críticos con el Régimen del 78 quienes, creyéndose a la vanguardia, han heredado lo peor del noventayochismo.

Esta reivindicación del pasado reciente está lejos, en cambio, de cualquier ejercicio de nostalgia o nacionalismo. Antes al contrario, la preocupación esencial de entrevistador y entrevistados es la de reflexionar sobre un proyecto de futuro integrador para España. Caído el faro europeo tras la crisis, se echa en falta esa idea orteguiana de "una comunidad de anhelos y propósitos" cuyo propósito no es estar juntos "sino para hacer algo juntos". Ante esta carencia, han vuelto particularismos nacionalistas, hasta el punto de provocar una crisis de identidad existencial en la que nos preguntamos cómo hemos llegado hasta aquí.

Este libro es una buena forma de entenderlo, y también de encontrar modos de salir de ella. De ahí que Azaña y los proyectos secularistas y de reforma educativa también tengan presencia destacada en estas páginas de agradable lectura pero muy nutrido en reflexiones e ideas. Sólo hay una mujer, pero cabe alegrarse de que este libro enjundioso y grato pueda tener, así, una segunda parte.