David Uclés: "Aún nos quedan 20 años hasta que nos inunde un hastío colectivo hacia las pantallas"
Hasta 'La península de las casas vacías' (Siruela) nadie había tratado la Guerra Civil desde el realismo mágico.
27 abril, 2024 02:08¿Qué libro tiene entre manos?
Leer contra la nada, de Antonio Basanta, y Cuando el árbol canta, de Stratis Haviaras.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
La previsibilidad.
¿Con qué personaje cultural le gustaría tomar un café?
Con Saramago. Charlaríamos sobre el iberismo, el poder de la ficción imaginativa, la ausencia de Dios...
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Me recuerdo leyendo Industrias y andanzas de Alfanhuí, de Sánchez Ferlosio. Me hipnotizaron las escenas surrealistas y coloridas. Supongo que me marcó el camino.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Hasta hace unos meses nunca había tenido un smartphone, así que leía a diario y mucho, hasta caminando. Ahora que soy un Homo siemens siemens lo hago mucho menos, pero siempre en papel.
¿Qué acontecimiento cultural le hizo cambiar su manera de ver el mundo?
No viví la pandemia de Sida de los ochenta, pero me emocioné cuando leí sobre los movimientos populares que se alzaron contra casi todos (gobiernos, farmacéuticas, hospitales). La soledad que sufrieron tantos jóvenes moribundos es una mancha en nuestra historia reciente como sociedad, y sigue atormentándome.
¿Qué le diría a quien, ante su novela comente aquello de, “otra novela de la Guerra Civil”?
Que no es solo una novela más sobre la guerra, sino una que narra todo el conflicto y desde un terreno poco frecuentado en nuestro país
Dice que ha trabajado durante 15 años en esta novela. ¿Realmente empezó a escribir con apenas 19?
Sí. La empecé en 2009.
¿Cómo diría que está su generación en conocimientos de aquel trauma nacional?
Creo que saben más de las conquistas de los Reyes Católicos o de Napoleón que de esta guerra “reciente”.
Se asocia su estilo al realismo mágico...
Creo firmemente que el estilo del texto se acerca bastante al realismo mágico. Si bien, quizás sería más acertado decir “costumbrismo mágico”.
¿Quería escribir “una historia total” de la Guerra Civil?
No. Inicialmente quería edificar un Macondo íbero.
¿Qué sensación le ha quedado tras sumergirse en aquel aquelarre?
Mucha pena y mucho dolor.
¿Qué montaje teatral reciente le ha impactado más?
El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar, de Josep María Miró.
¿Qué tipo de música escucha y en qué soporte?
Clásica. Pongo el modo aleatorio e intento averiguar el compositor. Es la única gimnasia que hago. En Spotify.
¿Hacia dónde va el cine?
Aún nos quedan un par de décadas hasta que nos inunde un hastío colectivo hacia las pantallas. Creo que eso pasará. Y entonces el cine se romantizará y resurgirá como templo sagrado insustituible.
¿Se ha enganchado a alguna serie?
Severance. No he dejado de recomendarla.
¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
Me importa, y mucho, la crítica que es respetuosa.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
No me disgusta, pero tampoco me apasiona.
¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado?
La dedicada a los pueblos de colonización levantados durante el franquismo en el ICO. Excelente.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De Rafael Zabaleta, paisano y personaje en La península de las casas vacías.
¿Le gusta España?
Si se refiere a Iberia, sí, me gusta y magnetiza.
¿Qué medida urgente tomaría para superar la crisis del sector cultural?
Obligaría a los informativos del país a dedicar el mismo tiempo a los deportes que a la cultura.