"El autor es un muchacho de 24 años, callado, introvertido, que se gana la vida como escribiente en los servicios administrativos de los Hospitales Civiles de Lisboa, tras haber trabajado durante más de un año como aprendiz de cerrajería mecánica en los talleres de esos hospitales". Así se presentaba el propio José Saramago (Azinhaga, 1922-Tías, Lanzarote, 2010) en un texto que hoy funciona como prólogo de la que fue su primera novela, La viuda, publicada en 1947 en Lisboa e inédita hasta hoy en español, que la editorial Alfaguara publica como punta de lanza de la celebración del centenario del nacimiento del escritor.
Esta primera novela de un Saramago que entonces contaba sólo con 24 años tuvo una historia azarosa. Deseoso de hacerse un hueco en la escena literaria, el joven escritor "no firmó contrato alguno, y no recibió ni un sólo escudo por su novela", relata su viuda y traductora de buena parte de su obra, Pilar del Río. "Para colmo, al director de la editorial Minerva no le gustó el título original, y decidió cambiarlo por Terra do pecado, que es como se conoce en Portugal".
Un ejemplar de la primera edición de la novela lo mostró ayer Del Río en la rueda de presentación del libro y de la serie de eventos que conmemorarán el centenario. Apareció, cuidadosamente envuelto en un papel, en el cajón de una cómoda de una antigua casa que iba a ser derribada en el Alentejo. En las primeras páginas aparecen las dedicatorias de varias amigas. El libro lo descubrió un hombre que se lo entregó a una psiquiatra, la que compartían él y la viuda del escritor.
"Realmente, a juzgar por lo visto, el futuro no tendría mucho que ofrecer al autor de La viuda", remata con ironía en este prólogo un Saramago que ante esta primera humillación mantuvo la entereza, feliz de ver su obra en las librerías. Sin embargo, el punto de inflexión que le llevaría a abandonar la escritura durante años sería su segunda novela, Claraboya, escrita hacia 1953 y que no sería publicada hasta 2011. "Cuando envió esta novela a las editoriales, ni siquiera obtuvo respuesta", explica Del Río, "así que entendió que el problema era que no tenía nada que decir y dejó de escribir durante dos décadas".
La última pieza del puzle
Novela de corte clásico, ajena al estilo tan personal que Saramago cultivaría a partir de Levantado del suelo, ya de 1980, La viuda relata al estilo de la narrativa decimonónica —muy afecta a este tipo de novelas, como demuestran La Regenta, Doña Perfecta, Eugenia Grandet, Madame Bovary, Anna Karenina...— las peripecias de María Leonor, una mujer todavía joven y agraciada, que tras la muerte de su marido se ve dividida entre el duelo que marcan las convenciones sociales y el deseo. Es en el tono filosófico que acompaña a esta historia íntima donde esta novela primeriza conecta con el resto de la obra de Saramago.
"Esta obra, que sirve para recordar el mundo de dónde venimos, ante el que José destila una profunda ironía, no hubiera visto la luz de no ser por Carlos Reis, gran amigo del escritor y comisario de los actos del centenario", explica Del Río, que se dice emocionada porque por fin la obra completa del Nobel pueda ser leída. "Él lo convenció de reeditar esta novela que era inencontrable, aunque sólo fuera con fines académicos, para poner a disposición de los estudiosos de su obra todas las piezas del puzle".
"José no quería hacerlo, decía que era una obra de juventud sin nada del estilo Saramago, y pensaba que podía desconcertar y confundir a los lectores. Era una cuestión de humildad", remacha la viuda. "Hizo lo mismo con Claraboya, que le recordaba una época muy dura y cuyo lanzamiento siempre vio como una operación comercial. Por eso sólo permitió que se publicara póstumamente".
"Estas dos novelas, escritas por un joven desconocido que daba sus primeros pasos hacia el Nobel, forman parte del laborioso trayecto vital y literario de Saramago y es justo que estén a disposición de los lectores", tercia Reis, catedrático de la Universidad de Coímbra y el mayor experto mundial en Eça de Queirós. "Hay escritores que rechazan la obra publicada, otros la reescriben constantemente. Saramago simplemente decía que el que estaba en sus libros era él hace 20, 30 o 40 años, y siempre se negó a tocar ni una coma".
Mantener vivo el desasosiego
La recuperación de esta novela, que también en Portugal recobrará su título original en lo que Del Río considera "un acto de justicia", sirve de jugoso aperitivo a la recuperación de la obra completa del Nobel, que Alfaguara lanzará en tres fechas. El 27 de enero verán la luz obras emblemáticas como Ensayo sobre la ceguera, El Evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la lucidez, Memorial del convento o la Poesía completa del escritor; el 17 de marzo será el turno de Caín, El año de la muerte de Ricardo Reis, La caverna o La balsa de piedra, así como de un álbum fotográfico que repasará la vida y obra de Saramago; y, finalmente, el 16 de junio se reeditarán los Cuadernos de Lanzarote y Las pequeñas memorias junto a su Teatro completo y una espectacular edición ricamente ilustrada de Viaje a Portugal, cuyos itinerarios son hoy un gran atractivo turístico en el país luso.
Pero más allá de todo este despliegue editorial, 2022 será un año cuajado de eventos en torno a Saramago, de los que Reis ha desvelado unas cuantas pinceladas. Entre muchos, unas Conferencias del Nobel a cargo de Alberto Manguel que se celebrarán en Portugal y contarán con autores de todo el mundo, exposiciones como La Oficina de José Saramago, que acogerá la Biblioteca Nacional de Portugal y que casi seguro viajará también a España.
"'Vivo en el desasosiego y escribo para desasosegarme', decía siempre Saramago, y este lema resonará en todas las actividades de un programa que tendrá presencia en multitud de países del mundo", asegura Reis sobre un programa que completarán lecturas dramatizadas y académicas, debates, un espectáculo de luz y sonido, otros de danza, exposiciones, películas adaptadas, una ópera, conciertos... Y como desvela Del Río, "en su tierra natal, Azinhaga, se plantarán cien olivos bautizados con los nombres de un centenar de personajes de sus obras".
Además, centrándonos en España, el próximo 2 de noviembre se inaugurará en Lanzarote, lugar de residencia del Nobel durante años, una exposición con fotos de Daniel Mordzinski y se celebrará en la isla un recitar de José Luis Gómez con textos del propio Saramago, Machado, Azaña y Unamuno, que vivió exiliado en la vecina Fuerteventura.