De izquierda a derecha, Manuel Moya, Alfredo Noval, Irene Serrano y Rebeca Matellán en 'Los dos hidalgos de Verona'. Foto: CNTC

De izquierda a derecha, Manuel Moya, Alfredo Noval, Irene Serrano y Rebeca Matellán en 'Los dos hidalgos de Verona'. Foto: CNTC

Teatro

El amor en la amistad según Shakespeare: Declan Donnellan estrena 'Los dos hidalgos de Verona'

El regista británico trae este viernes al Palacio Valdés de Avilés una de las primeras comedias del bardo inglés. Al Teatro de la Comedia de Madrid llega el 10 de abril.

Más información: Marina Otero sobre 'Kill me': "Es importante hablar sobre la salud mental porque el mundo está enfermo"

Publicada

En enero de este mismo año, Declan Donnellan (Manchester, 1953) trajo a España, de la mano de la compañía rumana del Teatro Nacional Marin Sorescu, su última versión — y ya van tres— de Hamlet. Ahora, tan solo dos meses después, vuelve a nuestro país con un nuevo montaje de una obra shakespeariana, armado con la Compañía Nacional de Teatro Clásico y La Zona.

Esta vez , sin embargo, no se trata de una de las tragedias que encumbraron al bardo inglés, sino de Los dos hidalgos de Verona, una de sus primeras comedias, que estrena hoy en el Palacio Valdés de Avilés y recalará en La Comedia el 10 de abril. Se trata de una obra, que, apunta Donnellan a El Cultural, “aunque fue escrita por un hombre joven, ya muestra reflejados los temas que luego se convertirán
en motivos recurrentes de Shakespeare: la traición, el autoengaño...”.

Pero para el regista británico, que ha invertido buena parte de su carrera en llevar a escena los textos de Shakespeare, en lo que sobre todo incide Los dos hidalgos de Verona es en la visión del amor como algo alejado de lo pasional: “Para Shakespeare, a partir de entonces el amor consistirá en prestar atención a la otra persona, no sentir una gran emoción ardiente. Lo importante, por encima de todo, es el cuidado”.

En Los dos hidalgos de Verona, el bardo de Stratford-upon-Avon nos presenta la historia de dos jóvenes amigos, Valentín y Proteo. El primero decide viajar a la corte del duque de Milán, donde quiere continuar con su formación. Proteo, por su parte, declina la oferta de su amigo de acompañarle, ocupado en sus amoríos con Julia.

No obstante, el padre de Proteo concluirá que el joven debe dejar a un lado los asuntos de la pasión y seguir la misma senda que su compañero, con lo que lo envía también a Milán. Allí, ambos se enamorarán de Silvia, la hija del duque, lo que dará paso a una insana competición amorosa. Julia, por su parte, seguirá a su amor hasta Milán, donde se disfrazará de paje para averiguar las intenciones del joven.

“Shakespeare es brillante al sugerir que puede que haya sentimientos en nosotros que no conocemos”. Declan Donnellan

Según Donnellan, en la obra se entrelazan las distintas formas de amar, “que nada tienen que ver con querer tener sexo con otra persona”. Valentín y Proteo, dice, “se aman, como también aman a Silvia y a Julia”. Shakespeare, continúa el director británico, “es brillante al sugerir que puede que haya sentimientos en nosotros que no conocemos. Relata esas extrañas acciones que hacemos sin saber muy bien por qué . La obra trata de la capacidad de ver al otro y del dolor del amor”.

Donnellan mantiene a su lado, como es tradición, a su inseparable Nick Ormerod como escenógrafo. Nos da una última sorpresa cuando habla de mecánica cuántica para explicar su forma de aproximarse a la historia de Valentín y Proteo: “En el sentido de que el proceso de montar una obra es una experiencia granular en la que un pequeño momento lleva a otro”. Y también “por el asunto de las relaciones. No hay una verdadera esencia del ser. Descubrimos lo que somos por nuestra conexión con el resto del mundo, y así es también cómo se construyen los personajes en esta obra”.