Medea, en pie de guerra
Michael Cacoyannis y Nuria Espert abren el Festival de Mérida
4 julio, 2001 02:00Más feminista que nunca, más auténticamente griega vuelve Medea para abrir la 47 edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida. Nuria Espert se mete de nuevo en la piel de este personaje que ha marcado su carrera, y lo hace bajo la dirección de Michael Cacoyannis, director de películas como Zorba el Griego. Exilios, asesinatos y madres abandonadas hacen más contemporáneo que nunca este montaje protagonizado también por el actor José Sancho, y en el que Cacoyannis ha hecho una lectura "fresca y actual de una Medea que debe ser feminista, a tenor de los sucesos diarios que nos llegan por los medios de comunicación". El Cultural ha hablado con director y protagonista sobre la dureza de sus monólogos, sobre la gran crueldad de su argumento y sobre la técnica dramática de su autor, el eterno Eurípides.
Interés por Cacoyannis
El encuentro de estos dos talentos no es fortuito. Al interés de Espert por volver a actuar en el teatro romano de Mérida -al que no volvía desde hacía 16 años- se le une el empeño de la actriz por trabajar con Cacoyannis. "Conocía su obra en cine y éramos amigos -explica Espert-. Tenía ganas de volver a los clásicos tras nueve años, y decidí que debía ser con Medea, un papel al que tengo tanto apego. En un encuentro que tuve con Michael le planteé la posibilidad de trabajar juntos y le entusiasmó la idea de que fuera con Medea. A pesar de su conocimiento de los clásicos nunca había hecho este texto y a mí me interesaba precisamente eso: su mirada experta y a la vez fresca sobre el mito". Tras varios viajes a Atenas el deseo de Espert de volver a un personaje "que nunca abandonas por completo" y el de Cacoyannis de "aceptar el reto de abordarlo por primera vez porque Nuria me lo había pedido", surgió esta montaje que ya es una auténtica realidad.
Debilidad amorosa
El mito parece no agotarse y la actriz española ha vuelto a descubrir en él nuevos matices que no estaban presentes en sus anteriores trabajos. "Medea es débil pero hasta ahora nadie me había forzado a mostrar su debilidad amorosa, lo cual ha sido una grata sorpresa para mí. Ella siente una gran pasión amorosa que está muy acentuada en este montaje". La historia de Medea, la esposa de Jasón que asesina a sus propios hijos como venganza por el adulterio de su marido, ha sido siempre uno de los textos clásicos más codiciados por las actrices de todo el mundo. Estrenada en el año 431, su tensión dramática, la dureza de sus monólogos y la aparente crueldad de su protagonista la convierten en una obra compleja. Con ella, Eurípides rompió la linealidad temática impuesta por Sófocles e inauguró un perspectivismo a la hora de abordar los temas inusitada por entonces. El poeta no logró con esta obra ganar a Sófocles en los certámenes teatrales de su época, pero consiguió por primera vez que el público amara y comprendiera a esta heroína "que es capaz de cometer el más cruento de los asesinatos", reconoce Espert. "No la disculpo pero la amo", confiesa la actriz. Jasón le debe todo lo que es a Medea, ella es capaz de asesinar a su hermano y a sus hijos, de huir de su país, de tocar fondo por él. A Jasón lo veo como una especie de "yuppie" que la deja por una mujer más joven y por poder, por dinero".
¿Existe un tema más actual? Lo que el celuloide convierte en material taquillero y cifras multimillonarias si va acompañado de nombres salidos de la factoría Hollywood, Michael Cacoyannis los transforma en base para la reflexión sobre la situación de muchas mujeres actualmente: "Acabo de ver en la televisión que una madre en América ha asesinado a sus hijos. ¿Sabes cuántas mujeres hacen lo mismo? Desgraciadamente, a todas horas en muchos lugares del mundo. La pregunta es: ¿por qué? En muchos casos no es que sean criminales, sino que las circunstancias las obligan a ello. No lo justifico, por supuesto, pero quiero que la gente se pare a pensar por qué. Madres que abortan, que se exilian y tienen que abandonar a sus descendientes, que tienen que criarlos solas, sin la ayuda del hombre... de eso también habla Medea".
Para el director griego, conocido internacionalmente por su trayectoria como director y guionista de cine (Stella, con Melina Mercouri; Electra, con Irene Papas; Troyanas, con Katherine Hepburn y Vanessa Redgrave) y con una sólida labor como director de teatro y ópera, el texto de Eurípides no podía ser más actual. Por eso, Cacoyannis no duda en calificar de "feminista" su propuesta escénica. "Es feminista en el mejor sentido de la palabra, en el más positivo, porque trata de una mujer que ha sido pisoteada por un hombre por el que ha sido capaz de cometer las mayores atrocidades. Y es utilizada y luego abandonada a su suerte".
Cacoyannis habla pausadamente en un inglés marcado por su griego natal, y una mirada que no admite réplicas. El director griego, que a pesar de sus casi 80 años sigue teniendo una gran vitalidad y genio, no se separa de un pequeño amuleto de mano con el que juguetea mientras habla y explica que Bach, Beethoven, Shakespeare y los clásicos inspiran su trabajo. Más cercano al neorrealismo italiano, a la sencillez casi documental de formas, que a la retórica a veces vacía de los juegos formales, tampoco se separa, a la hora de trabajar, de los autores clásicos que tan bien conoce. Sobre todo en teatro. ¿La causa? "No existen actualmente buenos dramaturgos. O por lo menos, ninguno está a la altura de los clásicos. Los autores de hoy dependen de su tiempo, de las modas. ¿quién se acordará de ellos cuando pasen cien años? Calderón, Molière, Eurípides... hablan de las contradicciones de la vida de una forma total y llena de conocimiento. Lorca, Anouilh... son contemporáneos y buenos, pero no tienen la altura de Lope de Vega o Shakespeare. Hoy, a lo sumo, se escriben algunas ‘obritas’ políticas que merecen la pena... pero nada más".
El respeto por estos textos lleva a Cacoyannis a no buscar la innovación formal y a mantenerse fiel a la estructura de la obra. La revolución no está en cómo se dice sino en lo que se plantea: "En lo que se dice y en hacerlo conforme con los tiempos que corren, con la sensibilidad de la gente de hoy en día. Tengo una idea moderna del teatro, y eso se ve en mi propuesta de Medea. El teatro debe ser algo que mueva a la audiencia, que la transforme, que la lleve a una especie de catarsis. Eso sólo ocurre cuando se hace mella en las emociones del público". Esa concepción moderna de Cacoyannis no está reñida con la tradición, lo que justifica la decisión del director de mantener el coro griego en este montaje. "No entiendo que se prescinda de él. En Medea y en Las troyanas es fundamental. Son los propios coros los que animan a Medea a llevar a cabo su venganza. En Yerma el coro lo forma la gente del pueblo... Incluso hoy en día, la gente que está a tu alrededor en un café son un coro moderno".
Hablar de Medea con Cacoyannis también es hablar de arte, de talento... y de las diferencias entre el cine y el teatro, dos campos que conoce muy bien. Dos lenguajes en los que el director se implica de forma muy distinta. "Cuando hago teatro yo soy la audiencia. En el cine desaparezco, soy el director pero no estoy allí. En teatro interpreto al autor palabra por palabra, con mucho respeto. Pero en cine yo soy el autor total: digo cuándo se corta, qué se filma, cómo se monta. También soy consciente de mis limitaciones. Tengo talento para escribir en cine -de hecho lo hago siempre- pero no para teatro. ¿Acaso soy Shakespeare?".
Vuelta al cine
Una consecuencia curiosa de moverse entre dos campos creativos: a Cacoyannis el cine le da hambre de teatro y viceversa. Así ya advierte que después de esta Medea tiene pendientes tres guiones de cine -"de los que no pienso revelar nada, de momento-", el paso previo a un nuevo estreno. Según la máxima aristotélica "Sófocles representa a los hombres como deben ser y Eurípides como son". Esta Medea -en versión de Ramón Irigoyen- es buena prueba de ello. También es la prueba de una promesa: la de Nuria Espert de "volver a actuar en Mérida". Con ella, la actriz y directora cumple un viejo sueño. Y el director del Festival de Teatro Clásico de Mérida, Jorge Márquez, se apunta un tanto al inaugurar esta edición con un montaje que, muy probablemente, no defraudará.
Michael Cacoyannis nació en Limassol, Chipre, en 1922. Después de trabajar en la escena inglesa comienza, en la década de los cincuenta, una ascendente carrera cinematográfica que le convirtió en el primer director griego de reconocido prestigio internacional. La caída de Atenas (1954), Stella (1955), Zorba el griego (1964) o Up, Down and Sideways (1992) son algunos de los títulos que le han llevado a trabajar con actores como Anthony Quinn, Alan Bates o Irene Papas. Paralelamente se ha labrado una sólida carrera como director de obras teatrales de Pirandello, Wilde, Shakespare y los clásicos griegos, además de dirigir seis óperas.