Un Fausto español
Reestreno de "El esclavo del demonio" de Mira de Amescua
30 mayo, 1999 02:00La compañía de la sala madrileña La Espada de Madera ha conseguido traspasar el umbral de lo alternativo y programarse en el Festival de Almagro con un raro clásico del siglo XVII: "El esclavo del demonio". La obra, que puede verse en Madrid hasta el 13 de junio, es original de Mira de Amescua y se basa en la leyenda de Fausto. El director del citado festival, Luciano García Lorenzo, escribe sobre esta peculiar producción.
En 1996 la Universidad de Granada publicó dos volúmenes dedicados a Antonio Mira de Amescua, fruto de un congreso de especialistas en teatro español del Siglo de Oro celebrado dos años antes. Con estos volúmenes se situaba modernamente al dramaturgo de aquellas tierras en el lugar que le corresponde en el devenir de nuestro teatro clásico y su pieza más representativa y, sin duda, la de mayor calidad contaba con unos cuantos trabajos que hacían justicia a "El esclavo del demonio".Esta obra, buen texto y en la mejor tradición de nuestro teatro, puede verse desde hace algunas semana en un local madrileño y su montaje propicia una serie de reflexiones de carácter sociodramático, que estimamos facilitan el entendimiento de ciertos aspectos de importancia en lo que se refiere a la presencia de los clásicos en nuestros escenarios.
Un local nada convencional
"El esclavo del demonio" se presenta en un local, el teatro Espada de Madera, situado en una de esas añejas y entrañables calles del viejo Madrid, local que ha sido adecuado para que la enseñanza del teatro y su muestra en el escenario se vea acompañada de una atmósfera que está lejos de la convencional que se puede respirar y, en muchas ocasiones, padecer en los escenarios convencionales. Una sala donde el público se sitúa alrededor de la escena, acomodado en los bancos de un coro construido "ad hoc" para ese espacio y con una entrada que nada tiene que ver con las que estamos acostumbrados. Y en la parte superior, camerinos abiertos, vestuario a la vista del público y una bienvenida que ofrece compartir conversación y copa de vino. El teatro Espada de Madera es una de esas denominadas salas alternativas, donde se ha podido y se puede ver teatro -en tantas ocasiones muy buenos y sugestivos espectáculos- y, sobre todo, donde el hecho teatral, repetimos, tiene otro carácter, tiene otro sabor, tiene otro disfrute...Una sala muy lejos de las convencionales y además con obras clásicas, en este caso con una pieza que, en principio, puede parecer lejana de este tipo de experiencias como "El esclavo del demonio".
La obra de Mira de Amescua tiene como base esencial de su desarrollo una leyenda hagiográfica portuguesa, la de Fray Gil de Satarem, el cual vendió su alma al diablo a cambio de conocer los secretos de la magia negra y que más tarde retorna de la condena eterna por la intervención de la Virgen. Es, de nuevo, la leyenda de Fausto o la de Teófilo, que ya Berceo ofreciera en sus "milagros", pero "humanizada" por Mira de Amescua, pues, amén de otras libertades temáticas, espaciales, etcétera, el protagonista vende su alma, pero lo hace por el amor a una mujer.
Amor divino y humano
Y en torno al amor, al amor divino y humano, al determinismo y a la libertad, al bien y al mal, a la luz y a la oscuridad, a la virtud y al pecado, a la vida y a la muerte, giran este texto y esta representación. Y ofrecido todo en un montaje sencillo pero denso, intenso pero eficaz, lleno de referencias a la tradición, sobre todo a esa tradición medieval en que se inserta la historia y de la cual han nacido variantes de la misma en muy diversas culturas y lenguas.
La obra no es el primer clásico que lleva a escena la compañía estable de la sala, sino que su repertorio contempla piezas de Molière, Arcipreste de Talavera y Shakespeare, combinadas con algunas obras de Lorca. Personaje esencial de la compañía es su director, Antonio Díaz-Florián, vinculado estrechamente con París. Allí fundó el taller L’Epée de Bois, en La Cartoucherie de Vincennes, sala con la que la madrileña mantiene proyectos de colaboración. "El esclavo del demonio" pasará en el mes de julio del local de la madrileña calle del Calvario a otro "emblemático y mágico" como es el Corral de comedias de Almagro. Volverá el texto de Mira a ése escenario desnudo que exige el Corral y en el cual el teatro se ofrece en su forma más pura, a través de sólo el actor y su palabra. Pasa Mira de Amescua de una sala de las llamadas alternativas a un festival como el de Almagro; del antiguo garage de un aficionado a los coches al espacio teatral clásico más hermoso de Occidente.
Luciano GARCíA LORENZO