Marion Cotillard es Juana de Arco en el Teatro Real: "Va a ser una experiencia inolvidable"
La actriz francesa protagoniza la 'antiópera' de Honegger, con escenografía de Àlex Ollé y la batuta de Juanjo Mena, que debuta en el foso del coliseo madrileño
1 junio, 2022 15:48Noticias relacionadas
La actriz francesa Marion Cotillard es el gran reclamo del doble cartel anunciado por el Teatro Real entre los días 7 y 17 de junio. La ganadora de un Oscar por su papel de Édith Piaf en el biopic La vie en rose se meterá esta vez en la piel de otra compatriota ilustre: la heroína medieval Juana de Arco, en el oratorio dramático Juana de Arco en la hoguera.
La obra forma parte de una coproducción del coliseo madrileño con la Ópera de Frankfurt, que une esta obra compuesta por Arthur Honegger (1892-1955) con libreto del escritor Paul Claudel (1868-1955) y La damoiselle élue (La doncella bienaventurada), de Claude Debussy (1862-1918), con libreto del poeta y pintor inglés Dante Gabriel Rossetti (1828-1882). El espectáculo ya pudo verse en 2017 en la ciudad alemana y ahora se estrena en Madrid.
Àlex Ollé, de La Fura dels Baus, firma la puesta en escena y el director de orquesta Juanjo Mena debuta en el foso del Teatro Real. Ambos han presentado el espectáculo este miércoles junto a Cotillard y al director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch.
También han estado presente el director general del teatro, Ignacio García-Belenguer, que ha recordado que justo hoy se cumplen dos años desde que el Teatro Real anunció su reapertura en plena pandemia, una valiente decisión que provocó la admiración de todo el mundo de la ópera.
Es la segunda vez que la actriz interpreta el papel protagonista en Juana de Arco en la hoguera. La primera fue en 2005, y mucho antes, en los años ochenta, su madre, Niseema Theillaud, también la interpretó en Orleans, la ciudad que liberó Juana y en la que Cotillard pasó su infancia. En 2016 tenía previsto interpretar de nuevo el mismo papel, pero el embarazo de su segunda hija lo impidió. "Por eso, cuando me volvieron a proponer el papel fue una gran alegría para mí", asegura.
Juana de Arco es, por tanto, un personaje muy cercano a la actriz. Y aun así, "cada vez el papel es diferente, la prosodia es diferente según cada director de orquesta", afirma Cotillard. "Cada vez descubro algo muy visceral en la obra y redescubro el ritmo, la emoción, la historia del personaje. Es una oportunidad maravillosa poder compartir este papel en Madrid, rodeada de gente con tanto talento", ha declarado la actriz.
Cotillard interpreta a Juana de Arco cuando ya está en la hoguera, y la trama se desarrolla como un flashback de sus recuerdos. La actriz no canta, sino que declama rítmicamente, aunque hay una pequeña melodía que sí interpreta con su propia voz hacia el final de la obra, según ha explicado Mena.
El oratorio de Honegger se estrenó en España en 1954 en el Liceo de Barcelona y en aquella ocasión Ingrid Bergman interpretó a Juana de Arco y Roberto Rossellini fue el director de escena. En opinión de Mena, la obra necesita la presencia de una gran actriz porque su actuación es clave como columna vertebral de la obra.
Aunque oficialmente se define como oratorio dramático, el director musical considera que "no se puede dejar de considerar como una ópera. Es una ópera enorme".
En la misma línea, Matabosch explica que fue concebida como una "antiópera", ya que quería oponerse a las convenciones de su época, los años 30, cuando estaba de moda "el tardorromanticismo, con una trascendencia inflada". Se compuso con "una voluntad transgresora", pero, como decía el musicólogo Richard Taruskin, "la contracultura de hoy será la ortodoxia de mañana". Por eso "hoy nos parece la ópera más ópera que podamos inventar. Hoy en día esto es Tosca: ópera, ópera, ópera", subraya el director artístico del Real.
Mena califica Juana de Arco en la hoguera como "una obra maestra muy compleja de gestionar", y por eso se representa poco. En lo musical, tiene influencias del jazz y "una orquestación muy rica y diversa" que incluye ondas Martenot, instrumento electrónico inventado en 1928. "Honegger abrió la puerta a formas de componer diferentes, con un gran colorido orquestal", elogia el director musical.
La historia de Juana
El caso de Juana de Arco, hoy santa y heroína de Francia, es bien conocido: la joven afirmó haber tenido visiones del arcángel Miguel, de Santa Margarita y de Catalina de Alejandría, quienes le dieron instrucciones para que ayudara a Carlos VII para liberar Francia de la dominación inglesa en la etapa final de la Guerra de los Cien Años. Después de convencerlo para liderar su ejército, liberó en pocos días la ciudad de Orleans, que llevaba años sitiada.
Después de su proeza, fue capturada por los borgoñones, aliados de los ingleses, acusada de brujería sin pruebas y condenada a morir en la hoguera en 1431. Veinticinco años después, su juicio fue revisado, todos los cargos fueron anulados y fue declarada mártir. "Nunca he entendido cómo Carlos VII, que fue coronado gracias a ella, no hizo nada para liberarla", se pregunta Ollé.
"Juana de Arco fue una persona con unas convicciones muy fuertes. Su profunda fe le dio una fuerza inconmensurable para hacer cosas extraordinarias en una época en la que las mujeres no tenían sitio en la guerra", señala Cotillard. "Todos tenemos algo que aprender de ella, hombres y mujeres".
Palabra y ritmo
Para Cotillard, "la grandeza" de Juana de Arco en la hoguera está en "la colaboración estrecha" entre sus dos creadores, Honegger y Claudel, a la hora de componer la música y el libreto, lo que permitió "que el ritmo y la prosodia estuviera específicamente orientado a los actores, con indicaciones de intensidad para cada palabra".
Con la experiencia acumulada hasta ahora, la actriz dice haber mejorado su interpretación. "Como en la poesía, la fuerza emocional está dentro del ritmo de la obra". Por su parte, Juanjo Mena ha alabado el trabajo de la actriz en los pocos ensayos que han realizado juntos hasta ahora. "Es un miembro más de la orquesta". También ha señalado: "No sé si sabe solfeo ni se lo pienso preguntar. Me da igual, porque lo ha hecho todo exactamente como indica la partitura".
Además de Cotillard, completan el elenco el actor Sébastien Dutrieux (Fray Dominique), las sopranos Sylvia Schwartz (La virgen) y Elena Copons (Marguerite), la mezzosoprano Enkelejda Shkoza (Catherine), el tenor Charles Workman (Porcus), el bajo-barítono Torben Jügens (Heraldo), el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real y los Pequeños Cantores de la JORCAM.
La importancia del coro
Tanto Ollé como Mena, Matabosch y Cotillard han alabado el trabajo del coro, que tiene "una presencia en escena impresionante" en este montaje, señala el director musical.
"Nunca había tenido un contacto tan directo con el coro", asegura Cotillard. "Cuando he interpretado esta obra otras veces, lo he tenido detrás, en las gradas. Aquí los miembros del coro se mueven, me rodean, me tocan, les miro de frente y les hablo. Se construye un diálogo muy fuerte y eso lo va a convertir en una experiencia inolvidable".
Por su parte, Ollé destaca que el coro titular del Real "hace un trabajo excepcional". "Cantar todo lo que cantan haciendo lo que les pido hacer no es fácil", afirma Ollé. "Este es de los mejores coros con los que uno puede trabajar. Les pides lo que quieras y lo hacen".
Una distopía en vaqueros
Creada por encargo de la bailarina, actriz y mecenas franco-ucraniana Ida Rubinstein (1885-1960), Juana de Arco en la hoguera se estrenó en versión de concierto en 1938. Sin embargo, las atrocidades del nazismo y la ocupación de Francia llevaron a Paul Claudel y Arthur Honegger a añadir posteriormente un prólogo que uniera más claramente la tragedia de Juana de Arco en la Guerra de los Cien Años y la brutal expansión alemana en la Segunda Guerra Mundial.
Esta segunda versión, con prólogo y 11 escenas, estrenada en 1946, es la que se verá en el Teatro Real. En ella, Juana de Arco, en la pira que la quemará, recuerda desordenadamente momentos de su vida por los que van desfilando una serie de personajes distorsionados: un juez-cerdo, un fiscal-burro, un jurado de ovejas, una masa ruidosa de hombres bestializados, pero también la virgen, santas y niños.
Frente a estos personajes "animalizados, es decir, deshumanizados", Ollé ha querido representar a Juana de Arco como un personaje con el que todo el mundo pueda identificarse. Por eso la viste "con vaqueros y camiseta". "Es una chica normal en un universo de barbarie", afirma el director de escena.
El montaje de Ollé mezcla diferentes épocas que pueden reconocerse en elementos del vestuario y la escenografía. La Edad Media en la que vivió Juana se funde con el contexto del auge del nazismo y el inicio de la Segunda Guerra Mundial —en un momento de la obra el coro arroja libros a la pira en la que arderá Juana, al estilo nazi—. También hay ecos de la actualidad. Concretamente, Ollé se inspiró en la guerra de Siria cuando ideó el montaje hace ya unos años, pero "hoy podemos colocar ahí a Ucrania y a Putin", asegura el director de escena.
Todo ello mezclado se proyecta hacia un "futuro próximo" distópico en el que transcurre la acción. La reflexión que hay detrás de esta fusión de contextos históricos es: "¿No somos capaces de aprender? ¿De verdad la humanidad no va a cambiar nunca?", explica Ollé.
En compañía de Debussy
Por la reducida duración de Juana de Arco en la hoguera, Ollé recibió el encargo de unirla a otra obra, y la elegida fue La demoiselle élue (La doncella bienaventurada), de Debussy, que se presenta como preludio al oratorio de Honegger. "Las dos obras encajan perfectamente porque sus dos protagonistas están en la transición entre la vida y la muerte, entre el cuerpo y el alma", señala el director de escena.
Interpretada por la soprano Camilla Tilling y la mezzosoprano Enkelejda Shkosa, la obra de Debussy está protagonizada por una mujer que ha muerto y pide a Dios que la reúna lo antes posible con su amante.
Debussy también tuvo una intención transgresora al concebir esta obra. "Fue en la época en la que estaba haciendo sus primeros pinitos en Roma, pero le ponían en cuestión su identidad y su genio y pretendían que hiciera algo más basado en la tradición", explica Mena. "Pero Debussy era una persona única que creó un mundo de colores e imágenes que nadie se esperaba. Después de su muerte, no hubo continuidad en su maestría, sino apertura de puertas", señala el director de orquesta.