Pilar Palomero (Zaragoza, 1980) ganó el Goya a la mejor película con Las niñas (2021), una película sensible en la que recreaba su propia infancia en Zaragoza. Hace dos años ya presentó en San Sebastián su segunda película, La maternal, en la que mezclaba realidad y ficción para contar la odisea de una adolescente de clase baja que se queda embarazada y acaba en un centro en el que convive con otras chicas en su misma situación.
Su tercera película, Los destellos ha entusiasmado en el Festival de San Sebastián. Basada en un relato de Eider Rodríguez llamado Un corazón demasiado grande, es una historia sobre la generosidad y la capacidad de superar las viejas rencillas y temores para hacer lo correcto. Película de personajes, sencilla, emotiva y dotada de un halo de humanidad, trata sobre una mujer (Patricia López Arnaiz) que debe comenzar a cuidar a un exmarido del que se había distanciado (Antonio de la Torre) para evitar que su hija tenga que dejar sus estudios.
Dice Palomero: "Todo tiene que ver con cómo nació el proyecto, me lo propuso Fernando Bovaira (el productor). La película es muy fiel al relato de Eider. Nunca la sentí como un encargo, la hice muy mía, por ejemplo la rodé en Tarragona en el pueblo de mis padres. Nace de sitios en los que estoy emocionalmente vinculada. Hay mucho de intentar transmitir cosas que he vivido y he sentido. Hablo de cosas que me preocupaban que ya hablaba en mis cortometrajes, es una película sobre la vida y es un mantra que nos hemos repetido. Desde el tratamiento hasta ahora mismo. Es una película sobre buenas personas, el amor entre ellos, no el amor romántico si no como seres humanos. Una reflexión más allá del cuidado, no solo en el núcleo familiar, si no nosotros como sociedad".
Cuenta Antonio de la Torre: "Mi personaje es un espejo de los personajes de su exmujer, Isabel (Arnaiz) y su hija Madalén (Marina Guerola). La película trata de morir dignamente que significa vivir dignamente, como dice el doctor Pablo Iglesias, de cómo la muerte dignifica a la vida. He tratado de mirarme en los ojos de otras personas que sabían que se iban a morir. Esta película es muy emocionante porque le da sentido a mi oficio que es ser un instrumento para contar las vidas de otros. Es necesaria una sanidad pública que dote de medios a los enfermos terminales. Es una obligación que la gente pueda morir dignamente".
Poco a poco, en el filme vemos cómo esa mujer debe superar su incomodidad ante la presencia de un hombre con el que compartió años cruciales de su vida, pero del que vive alejada. Una relación que, además, de alguna manera, puede poner en peligro la convivencia, feliz, con su nueva pareja (Julián López). Los "destellos" del título se refiere a las imágenes rodadas con juegos de luz al "estilo Caravaggio" en el que los claroscuros, con sus destellos, parecen revelar de alguna manera lo sobrenatural en nuestra vida, o la existencia fugaz y efímera de la luz, entendida como plenitud, como algo constante pero huidizo.
"Tenía muy claro que tenía que tener un lenguaje distinto. La maternal todo era cámara en mano, dispositivo montado alrededor de las actrices. Aquí hay un trabajo de planificar mucho, voluntariamente nos hemos ido a lo clásico para encontrar algo nuevo allí en esos movimientos de cámara, en esos planos. Estoy muy unida a este lugar de Horta. Todos los cortometrajes que he dirigido los he rodado en Horta, muchas localizaciones están en esos cortometrajes. Yo ruedo mucho con mi móvil, cámara pequeñita, la gente o el lugar. Era muy importante pensar e imaginar la película desde la naturaleza misma del pueblo, los colores, los olivos, forma parte de mi memoria sentimental. Estoy muy contenta con el trabajo de fotografía", asegura Palomero.
"La película trata de morir dignamente que significa vivir dignamente", Antonio de la Torre
La directora también contó su método de trabajo, basado en hacer muchos ensayos pero también en abrir la puerta a la improvisación: "La película está contada desde el punto de vista de Isabel (Arnaiz) y vemos cómo poco a poco parece que se va acercando a ese exmarido. Todo ese viaje que hace Isabel lo veo muy difícil de hacer como persona. Ha sido muy bonito verlo crecer. Efectivamente, una parte muy bonita es cómo hemos hecho esta familia creando recuerdos, generando esa intimidad… En los ensayos es una forma de conocernos, no concibo un rodaje sin sentirme cómoda con los actores ni que ellos se sienten cómodos conmigo. Aprovecho para escribir esa última versión de guion. Hay muchas cosas que ocurren en los ensayos y que introduces".
"Avisé a todos cómo me gusta trabajar, cuando hablo de improvisación no es colocar la cámara y dejar que las cosas sucedan, hay mucho trabajo previo que hacemos muy concienzudamente, que partiéramos del guion pero que no estén actuando, lo hagan desde un lugar menos intelectual. Quería llevarlo a esta película. La libertad de que ocurran cosas. Soy feliz cuando eso ocurre", matiza Palomero.
Patricia López Arnaiz, por su parte, ha explicado: "Hay muchas maneras de abordar el trabajo pero todo viene de quién dirige y cómo entiende el cine. Algo a veces que no pasa es que no se pone en el foco en las relaciones. El personaje se genera generando a los otros personajes. Para crear el tuyo creas el vínculo, la relación, cuando se consigue hacer un buen trabajo al establecer esas relaciones. Lo demás ya son situaciones en las que metes esa constelación. Como dice Pilar, la improvisación surge cuando hay mucho trabajo previo. En este proceso de irnos conociendo los actores, íbamos generando más confianza y hay un vínculo más real. Tiene que haber una coherencia, que tu relación ya sea una cosa. Tiene que haber un ingenio para que haya ese dibujo de red".